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Todo comenzó cuando Ernesto Rodríguez Vega (Santander, 1980) se fue a vivir a la zona de la S-20 y advirtió «el taponamiento que ... se genera cuando hay partidos de fútbol, eventos en el Palacio de Deportes...». Sucede también durante todo el verano, con la afluencia a las playas, entre vehículos particulares y autobuses aparcados en línea desde la rotonda de los Campos de Sport hasta cubrir el Parque de Las Llamas y El Sardinero por completo.
¿Cómo descongestionar la zona? La pregunta prendió la mecha y hoy, este ingeniero, miembro del colegio de Caminos, Canales y Puertos de Cantabria, ha puesto sobre la mesa un proyecto que alumbra una posible solución: ¿por qué no recuperar este transporte que siempre hubo en Santander, por qué no usarlo con las necesidades que hoy se plantean en la capital cántabra? Mientras la ciudad da luz verde al proyecto de reabrir el antiguo túnel de Tetuán y las viejas vías de tren sobreviven en el paseo marítimo, el vial de la S-20 tiene en el pasado la solución para un posible futuro.
La propuesta es convertir la mediana de esta vía en el trazado de un tranvía, y que «sirva de lanzadera para convertir las plazas de aparcamiento existentes en el corredor S-20 en un aparcamiento disuasorio». El objetivo es evitar el colapso de la zona de El Sardinero y alrededores, tanto en temporada estival como en eventos puntuales. «El tren tranvía permitiría utilizar los aparcamientos más alejados porque actuaría como un vehículo lanzadera facilitando la llegada a Escenario Santander, las universidades, el Palacio de Deportes, los Campos de Sport de El Sardinero y las playas», dice Rodríguez Vega.
Las propias plazas de estacionamiento existentes a ambos lados de la S-20 son «suficientes» para convertirse en un aparcamiento disuasorio que evite la concentración de vehículos en una misma zona. De esta manera, los coches aparcarían a lo largo de la vía, y sería el tranvía el que acercaría hasta el punto de interés (Sardinero y alrededores) a los usuarios, sin necesidad de llevar hasta allí el coche.
Licenciado en Obra Civil por la UC y en Ingeniería de Caminos por la Universidad Alfonso X de Madrid, este ingeniero propone un trazado inicial desde el Palacio de Deportes hasta la Bajada de Polio «ante el coste elevado de la infraestructura». Posteriormente, el plan avanza con el fin de alcanzar todo el trazado, es decir, casi cuatro kilómetros en total hasta la rotonda de La Albericia. Dicho trazado, por tanto, tendría «cinco paradas (una por cada rotonda) y varios apeaderos entre ellas».
Para evaluar el coste de esta iniciativa, basta con mirar la inversión de Bilbao cuando estrenó en 2002 su tranvía: la construcción de 2,5 kilómetros de trazado supuso una inversión de 42 millones de euros, pero el coste por kilómetro que maneja Rodríguez Valle para Santander es inferior: «Para conocer el coste habría que hacer un anteproyecto, pero aproximadamente puede rondar los 15 millones por los cuatro kilómetros de trayecto», dice.
Este proyecto se desarrolla en un entorno íntegramente urbano y discurriría por el eje de la mediana de la S-20 desde el Intercambiador del Sardinero hasta la glorieta de enlace a la Autovía de Torrelavega. Este primer trayecto recogería todas las plazas de estacionamiento actualmente en desuso a lo largo de este corredor. En futuras fases, podría ampliar su trazado, dice el ingeniero, «abriendo la posibilidad de llegar hasta el Complejo Municipal de La Albericia y el Pctcan».
¿Hasta qué punto este proyecto puede retomar el pasado de movilidad por raíles que tiene la capital? «Efectivamente, cuando comencé con el proyecto, mi idea era un tranvía clásico que circulase a poca velocidad como los antiguos de esta ciudad», dice Rodríguez. El primer tranvía que hubo en Santander, el Tranvía de la Costa, o Tranvía de Gandarillas, «fue el precursor del primer tranvía tirado por locomotora a vapor que operó en la ciudad». Era 1877. Luego llegó el tranvía 'urbano', en torno al año 1883 y que iba desde Puertochico hasta Maliaño.
Según recoge la historia del transporte de la ciudad, a través de la historia del TUS (Transportes Urbanos de Santander), el tercer tranvía se conocía como el de Pombo o el 'tren del túnel' y se inauguró en 1892. El trayecto que cubría salía desde El Sardinero, frente al Casino, continuaba por la Cañía y atravesaba el túnel de Tetuán a Puertochico, desde donde seguía por Peña Herbosa, Daoíz y Velarde, «para desembocar en el Martillo» hasta llegar a la esquina del Muelle (hoy el Banco Santander)».
Por su parte, el primer tranvía eléctrico empezó a operar en Santander 1908 y el trayecto que hacía iba de Puertochico a Peñacastillo. «Los eléctricos siguieron circulando por las principales calles hasta que, en 1951, fueron sustituidos por los trolebuses, de neumáticos y sin carriles, evidente ventaja para una ciudad que comenzaba a crecer. El 15 de noviembre de 1953 entra en cocheras el último tranvía del servicio de Miranda».
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