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La decisión tomada desde el Ayuntamiento de impedir el botellón en Peña Herbosa la pasada 'tardebuena' sigue trayendo cola entre comerciantes y vecinos de la zona. «Es absurdo cerrar unas calles y dejar otras abiertas. Tonterías que se hacen aquí». Así de contundente se ... mostraba Margarita Modino, vecina de la calle Daoiz y Velarde, y que vivió las consecuencias del traslado de jóvenes desde Peña Herbosa hasta el portal de su casa. «Fue horrible, no sé con qué intención tomaron esta decisión. Desde la esquina del Cortés hasta mi portal tardé más de veinte minutos, parecía que no íbamos a poder llegar entre tanta gente».
Aunque el mensaje de los agentes desplazados en la zona hacia los jóvenes fue bastante claro desde el mediodía: «Este año, botellón en el centro, no». La realidad es que con el paso de las horas resultó imposible parar lo inevitable y eso se tradujo en que las calles colindantes -Lope de Vega, Daoiz y Velarde y Hernán Cortés- recibieran el mayor grueso de personas que habrían estado de normal en el interior de Peña Herbosa o Bonifaz. Una decisión que la Policía Local -allí presente- justificaba con que se querían evitar las quejas vecinales «ante la gente haciendo pis o dejando basura por las calles».
Otro de los vecinos afectados, Juan Gutiérrez de la Concha, propietario de una vivienda en Daoiz y Velarde, representaba el «hartazgo» que viven ante este tipo de situaciones año tras año. «Cada vez va a peor, yo en esta ocasión no podía salir ni a la calle porque estaba copado de gente la puerta de mi portal», expresaba con cabreo. «El año pasado tuve que llevar a mi perro porque se cortó la pata con uno de los cristales del suelo. No comprendo porque tenemos que soportar estas cosas, no puedo salir con mis hijas a la calle porque te ves como los que están bebiendo aquí son capaces de empujar a una niña de ocho años».
Margarita Modino
Vecina afectada
Juan Gutiérrez de la Concha
Vecino afectado
Lorena Pérez
Vecina afectada
En esa misma línea, se mostraba Lorena Pérez, vecina de una de las calles más afectadas por el traslado del botellón. «Protegieron Peña Herbosa, pero el resto de calles se quedaron a su suerte durante el día. Es verdad que tenías la sensación de ver muchos agentes por la calle, pero en el caso de Daoiz y Velarde se llenó de muchos restos como cristales. Las personas mayores o las que van acompañadas de un perro tienen que llevar mucho cuidado si salen a la calle», subrayaba. «No voy a decir que daba miedo, pero te ves en situaciones incómodas. Mi madre vive a dos minutos y desde aquí hasta su casa tardé como media hora», puntualizaba.
Desde la corporación municipal aseguran que «el objetivo del dispositivo era asegurar la circulación de peatones y vehículos». Para ello acordaron con la Delegación del Gobierno «contar con una presencia policial que disuadiera de la generación de altercados o graves incidentes y que, en caso de que los hubiera habido, se hubiera podido actuar con celeridad». La Policía Local fue la encargada de montar un dispositivo -en esa zona concreta de la ciudad- con 25 agentes desde por la mañana hasta la hora de la cena. De cara a Nochevieja, está prevista una reunión entre ambos cuerpos policiales para valorar las actuaciones llevadas a cabo durante Nochebuena y tomar decisiones al respecto.
La decisión de impedir el acceso con bebidas alcohólicas a los principales puntos de la 'tardebuena' en Santander también ha tenido partidarios y detractores entre los hosteleros que ocupan la calle de Peña Herbosa.
Eduardo Lamadrid, presidente de la Asociación de Hostelería, aseguraba que no ha recibido «quejas» de los hosteleros por la medida adoptada. «Entendemos que es positiva. Nosotros nunca estamos a favor del botellón. De hecho, se nos culpabiliza a los hosteleros de la gente que hay en la calle, cuando nosotros no lo controlamos y no es justo», concretaba. «Entendemos la medida que ha tomado el Ayuntamiento, lo único que creemos es que tiene que seguir con esas actuaciones en las calles aledañas. Si conseguimos que la gente salga de Peña Herbosa y se vaya a la calle de al lado no solucionamos el problema. Si se permite el botellón también perjudica al hostelero porque no se puede dar el servicio en las mismas condiciones que el resto de días».
Eduardo Lamadrid
Asociación de Hostelería
Juan Blanco
Propietario de La Pirula
Ángeles Alonso
Trabajadora A Banda Arroz
En el caso de Juan Carlos Martínez, propietario del Restaurante Matices, aseguraba que «mejoró el ambiente y hubo incluso más ingresos que otros años». Y es que recuerda que «antes de la pandemia no se hacía botellón, si esta medida se mantiene en el tiempo lo acabaremos notando en los ingresos».
Con una mirada más crítica se mostraba Ángeles Alonso, empleada del restaurante A Banda Arroz. «Es inusual el despliegue policial que vivimos en Peña Herbosa durante la jornada», relataba. «El botellón si no es aquí va a ser en otro lado, como acabó pasando. Lo normal es que se les acabe la bebida, entren a por algo de cervezas. Es una pérdida económica para varios negocios de esta calle, que han visto como se trasladan esas ventas a otros lugares».
Juan Blanco, propietario de La Pirula, agradeció el «mejor ambiente» que se vivió en la calle. «Nosotros nunca hemos participado en el tema del botellón. Es una realidad que se podía estar mucho mejor que en otras navidades y el beneficio que hemos obtenido es el mismo que en anteriores años», destacaba.
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