La turborrotonda de los atascos

Valdecilla recibe de media a unas 2.500 personas cada día solo en el área de consultas y pruebas diagnósticas (sin contar las urgencias o las visitas a pacientes hospitalizados), lo que se traducen en una gran afluencia de coches que estacionan en el aparcamiento subterráneo de la zona sur, cuyo acceso es a través de la turborrotonda. En su día ya se creó un carril único para los vehículos que entraban a este estacionamiento, pero esto ha provocado que las largas colas que se forman por su saturación obstaculicen uno de los carriles. Por la mañana –cuando se concentran las citas médicas– la media de tiempo de espera para poder aparcar puede llegar a los veinte minutos. El problema es que las plazas no llegan a 500, los vehículos salen a cuentagotas y todos lo hacen por la calle Jerónimo Sainz de la Maza (única vía de salida), que de nuevo les lleva a la rotonda.

«Venimos asiduamente a Valdecilla y siempre es la misma historia. Es desesperante», cuenta Pedro Solera. María Antonia Sánchez confiesa que «a veces dan ganas de dar la vuelta, pero ya no se puede». Otros buscan alternativas. «Yo ya vengo preparada. Me trae mi marido y me deja en la puerta, porque si tengo que aparcar tengo claro que llegaré tarde a la cita», explica Marisol Rábago. Miguel Hernández, de Camargo, asegura que le compensa más acudir en taxi.

Además, la gran cantidad de coches que accede a la ciudad desde la zona de La Marga hace que los vehículos que bajan desde Cuatro Caminos tengan que esperar con paciencia para poder acceder a la glorieta. La retención puede llegar a ocupar toda la bajada de Jerónimo Sainz de la Maza. Por no hablar de aquellos que todavía no tienen claro el mecanismo de la turborrotonda y tienen que cambiar de carril a última hora porque se han equivocado.

Ante este problema, el Ayuntamiento explica que abordará «este y otros temas en una próxima reunión de la Mesa de Movilidad ya que se trata de una de las vías de acceso a la ciudad y por la que circulan miles de vehículos cada día». Pero no especifican la fecha. «No se puede olvidar que la obra futura del Gobierno central en las nacionales 611 y 623 tendrán también incidencia sobre esta rotonda, así que es un tema que se está abordando también en el trazado de esas actuaciones ya que implica a varias instituciones», añaden desde el Consistorio.

El colapso de las cuatro calles que desembocan en la glorieta supone un problema para las ambulancias. Bernardo Mato, conductor del transporte sanitario del SCS, señala que las ambulancias del servicio programado, que trasladan a pacientes para tratamiento o consultas, se quedan atascadas; y las de urgencia «también lo tienen muy complicado» para llegar con la agilidad que requieren. «Me cuesta creer que no se pueda solucionar este tema. No digo que sea una tarea fácil, pero algo se podrá hacer. Es una problemática que ya hemos asumido todos y se ha dejado estar».

Los usuarios piden soluciones al Ayuntamiento, como mayor presencia policial. «Igual tienen que poner a un agente a determinadas horas para que regule el tráfico», sugiere Mato. Alberto García, que vive en El Alisal y todos los días pasa por la turborrotonda para ir a trabajar, se queja de que, «si no hay un accidente, por allí no pasa ningún policía». «Los Agentes de Movilidad parece que están más a recaudar dinero que a controlar el tráfico», añade. A él también le sorprende que en otras glorietas, como la del Embarcadero o en la zona de El Corte Inglés, sí haya más control policial.