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Faltan sólo algunos detalles: trasladar el archivo, colocar el mobiliario e instalar los sistemas de climatización. Por lo demás, las obras de las Dependencias Capitulares de la Catedral ya están terminadas y a la espera de concluir el papeleo necesario para poder inaugurarlas, previsto para después del verano. Esta rehabilitación, que forma parte de la quinta fase del Plan Director, abrirá al público un espacio que se construyó sobre lo que quedaba del cerro de Somorrostro tras el incendio de Santander y cuyo acceso estaba restringido. Tras las obras, más de 1.500 metros cuadrados se liberarán para albergar áreas expositivas, zonas de investigación y salas de documentación. También se podrá visitar el refugio antiaéreo que se localizó bajo el edificio, pendiente de adecuarse para permitir su acceso.
Donde antes había tres plantas, ahora hay seis. Para desarrollar este proyecto, se vació el edificio de las Dependencias Capitulares y se excavaron casi ocho metros de profundidad hasta alcanzar la cota de la calle Juan Plaza. Con todo el espacio ganado, se duplicaron los pisos y también se mejoró la accesibilidad, ya que se han instalado ascensores a pie de calle que permiten subir hasta el Claustro y el resto de la Catedral sin utilizar las escaleras. «La intención del proyecto es revitalizar un espacio que estaba en desuso, abrirlo al público y que sea un elemento más del Anillo Cultural», enumera el arquitecto del proyecto, David Arce.
La entrada por la calle Juan Plaza, que antes no existía, da a una nueva planta donde se encuentra el acceso al refugio antiaéreo denominado 'Frontón de Cristo'. Aunque al inicio de las obras no se contaba con encontrarlo, tras el hallazgo se modificó el proyecto para incluirlo y que pueda abrirse al público. Aunque ya está prácticamente liberado –tras la guerra civil se rellenó–, falta acondicionarlo para que pueda recibir visitas, una intervención que está pendiente de trámites.
Una planta por encima está la que será una gran sala de exposiciones, que también podrá acoger actos y conferencias y que contará con un aforo de casi 200 personas. Es el corazón del proyecto y será el espacio al que más uso le puedan dar los visitantes. Cuenta con un amplio tragaluz que por el día deja pasar la luz natural y por la noche la de los focos que iluminan el muro del siglo X ubicado justo al lado. «En este espacio podrán realizarse actividades culturales y divulgativas, al margen de las estrictamente de culto, que hasta ahora eran inviables por carecer de un espacio adecuado», expone Arce.
La siguiente planta –la segunda desde la calle Juan Plaza y la baja desde el Claustro– tiene salas de investigación que contarán con escritorios, ordenadores y librerías, habitaciones que albergarán documentación y despachos para los archivistas. Es en este punto donde se une lo nuevo y lo antiguo. A través de una puerta, se conectan las nuevas Dependencias Capitulares y el Claustro, por lo que las personas que no pueden acceder fácilmente a la Catedral por la entrada de siempre, precedida de escaleras, pueden llegar hasta ahí por los ascensores del nuevo edificio. Por encima de estas plantas, habrá espacios similares de investigación y archivo. Sólo la planta más alta estará cerrada al público.
Esta quinta fase del Plan Director de la Catedral no sólo incluye la remodelación de las Dependencias Capitulares, sino que también comprende la recuperación de los restos del Castillo de San Felipe. De esta antigua fortaleza sólo sobrevive un muro, que aunque se creía que flanqueaba la entrada a la ciudad desde el siglo XII, la intervención de los arqueólogos Javier Marcos y Lino Mantecón ha permitido averiguar que lo hacía desde el siglo X, 200 años antes de lo pensado.
Con la rehabilitación de las Dependencias Capitulares y el muro del Castillo, se logran también otros objetivos. Como valora Arce, esta actuación permite «recuperar para la ciudad de Santander una parte importante de su historia más antigua». Esta renovación del edificio también permitirá acoger los Archivos Diocesano y Catedralicio en un mismo espacio, con instalaciones de control ambiental y de protección frente al fuego de última generación adecuadas al valor de la documentación que contienen y que se abrirá al público.
Además de la parte que queda a disposición del público –un 80% del edificio–, también se ha dotado a la Catedral de espacios de almacenaje de los que carecía y que son necesarios para guardar material y muebles que se utilizan en los eventos. El inmueble también se ha tenido que poner al día con las normativas de seguridad necesarias para poder abrirlo al público, por lo que han incorporado nuevas medidas de evacuación para todo el conjunto en caso de incendio.
Las obras del Plan Director de la Catedral están subvencionadas al 75% por el Ministerio de Transporte gracias al 1,5% Cultural, lo que corresponde con un total de 1.520.454 euros. El 25% restante, lo aportan a partes iguales el Obispado y el Ayuntamiento de Santander.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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