El vacunódromo recupera la normalidad aunque vuelven las colas

Poco después Josefina, acompañada por su hija, reconocía estar «contenta» con el funcionamiento tras recibir el segundo pinchazo. Un momento que recibió con especial ilusión porque ya está inmunizada y eso supone «poder ver a los nietos» sin tanto miedo e incluso «darles un abrazo», añadía emocionada. Además de la organización, más de uno destacó la atención recibida por parte de los profesionales de la Unidad de Vigilancia Epidemiológica e Intervención de Liencres, encargados de administrar las dosis. «Es comodísimo y el personal es un encanto», señalaba María Josefa Lanuza a las puertas del Palacio.

Pasadas las 11.15 horas había tal tranquilidad en el entorno de la instalación que algún despistado preguntó en la entrada si estaba cerrado. Sin embargo, por la tarde, la cola de gente delataba la actividad que había dentro. Volvía la espera que, para los recién llegados, se antojaba larga.

No obstante, quienes salían no hablaban de haber estado mucho rato de pie. «Tenía miedo a lo de ayer (por el miércoles)», reconocía Carmen tras pasar por el punto de vacunación y salir con la primera dosis de Pfizer puesta. «Mi cita era a las 15.50, he llegado antes, pero me han vacunado puntual», explicaba. A su lado, su amiga Montse asentía con la cabeza. «Es más la sensación que da al ver la gente fuera». A ellas les tocó esperar apenas un cuarto de hora.

Y esa diferencia, según la hora del día, entre la calma o toparse con una fila puede depender del número de citaciones confirmadas. Por la mañana, en la ronda de segundas dosis de Moderna, la agenda del Servicio Cántabro de Salud incluía a 389 personas. A lo largo de la tarde estaban previstos 840 pinchazos de Pfizer.

Eso por un lado, pero hay otros aspectos que provocan que se generen colas. «La gente acude acompañada y normalmente va antes de la hora que le corresponde», explica Celia Gómez, gerente del SCS. Y eso hace «imposible» que no toque esperar. Por eso, aunque entiende que haya quien prefiere adelantarse, pide que, en la medida de lo posible, haya «puntualidad» con las citas. Es la manera de evitar que se junten tantas personas a la vez. Lo mismo ocurrió cuando arrancaron los 'coroautos', donde se toman las muestras para PCR.

En todo caso, las filas de este jueves nada tienen que ver con las imágenes del miércoles. Ese día sí hubo aglomeraciones que se debieron a un «error humano», explica Gómez. El robot JANO encargado de la citación masiva –capaz de realizar hasta 200 llamadas de forma simultánea– «funciona perfectamente», añade la gerente. Antes de incorporar el software nuevo a la campaña de vacunación regional, el SCS contaba con una planificación y ya había dado citas de segundas dosis para este miércoles. Pero al no cargarse ese fichero al robot, JANO dio citas en los horarios cerrados, lo que hizo que se «solaparan» las primeras dosis con las segundas. Un error que se tradujo en aglomeraciones ajenas a un fallo informático o relacionadas con este sistema de lenguaje, que está obteniendo un «porcentaje de citas confirmadas alto».