Las vallas del puerto, de cuatro metros de altura, impactan en el frente marítimo

Este muro contra los ilegales tendrá una longitud de alrededor de dos kilómetros, desde la terminal de los ferris hasta el Barrio Pesquero. Mientras que en esta última zona la valla queda oculta al paseante porque discurre detrás de las casas de los pescadores, en pleno centro de la ciudad esta verja metálica no deja de causar impacto. Discurre desde la Estación Marítima por todo el paseo recién reformado por el Ayuntamiento y por el que pasean decenas de personas cada día.

En los próximos días, en el puente de la Constitución, Santander inaugura la zona reformada entre el Centro Botín y la Estación Marítima en un espacio de terreno cedido por el Puerto. Y, entonces, cientos de ciudadanos se sentarán en las nuevas zonas de descanso a pocos metros de la mar con la gran valla ante su cara. Para impedir el acceso de los inmigrantes ilegales hacia Inglaterra o Irlanda, la Autoridad Portuaria ha tomado otras medidas, como talar las dos grandes palmeras junto a la Estación Marítima; así se impide que los ilegales trepen por ellas hasta el tejado del edificio y, desde aquí, saltaran a la zona portuaria reservada.

El Ayuntamiento está en desacuerdo con cómo se ha realizado la valla que impide el salto. El equipo de gobierno municipal propuso al Puerto correr con parte de los gastos para situar una valla menos agresiva, pero igual de efectiva, realizada en cristal, si bien su propuesta no fue aceptada. La cerca está homologada por Puertos del Estado, que ha establecido las características de cómo debe ser la valla, difícil de escalar con objetivo es impedir el salto.

El Puerto califica de «insostenible» la situación ante los numerosos saltos de ilegales, como entidad responsable de garantizar la seguridad en su espacio. Además, Brittany Ferries es multada cada vez que se localiza un polizón en sus buques una vez en tierras británicas.