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Un trozo de confeti dorado recordaba este martes en Hernán Cortés lo que había pasado en esa misma calle apenas 48 horas antes. Aunque a simple vista la calle estaba bastante limpia, los pequeños detalles revelaban que la zona había sido escenario de una ... fiesta: colillas en los alcorques de los árboles, los cascos de botellas en las esquinas de los edificios y alguna lata de cerveza abandonada en las mesas de terrazas sin recoger. Para rematar la limpieza, una barrendera retiraba pasadas las diez de la mañana los últimos indicios de la 'tardebuena'. No solo ella: desde los comercios de la zona también había más de uno adecentando la entrada a su local, tanto con la escoba como con el cubo de la fregona. Y si la cita no fuera ya lo suficientemente molesta para aquellos que viven en pleno Peña Herbosa, cada año se lamentan más vecinos, pues la celebración no deja de expandirse por las calles del entorno: Cañadío, Pombo, Hernán Cortés, Lope de Vega, el Río de la Pila...
La 'tardebuena' hace años que se convirtió en el evento más multitudinario de las fiestas de Navidad en Santander. A la hora del vermú del día 24, cada vez más calles del centro se colapsan con las miles de personas que se juntan en ellas, ya sea para consumir en sus bares o para hacer botellón. Y frente a tanta alegría están las caras largas de los vecinos. «La gente piensa que somos unos aguafiestas y lo que nos molesta no es solo el ruido, es mucho más. No podemos ni salir del portal, la gente se agolpa contra las puertas y para pasar tienes que saltar los cascos de las botellas que dejan en el suelo», explica Martín Cobo. «Además, cada año hay más gente y llenan más calles. No sé cómo acabará esto», advierte.
«No podemos ni salir del portal, la gente se agolpa contra las puertas y para pasar tienes que saltar los cascos de las botellas que dejan en el suelo»
«Mi madre directamente viene a pasar el día a mi casa desde primera hora porque le da miedo salir del portal cuando la calle está abarrotada»
«Mi perro se asusta con tanta gente y ruido y me cuesta sacarlo del portal. Además, lo tengo que llevar en brazos porque está todo lleno de botellas rotas»
«Vivo en Casimiro Sainz y ya en el portal me encontré bolsas, latas y colillas. Recorrí el centro y en la mayoría de calles vi el mismo panorama»
«Es normal que se hagan más eventos de ocio que en otros momentos del año, pero un botellón gigante en todas las calles me parece excesivo»
La tarea se complica para la gente más mayor o para aquellos que tienen que salir a pasear a sus perros. «Mi madre directamente viene a pasar el día a mi casa desde primera hora porque le da miedo salir del portal al mediodía, cuando la calle está abarrotada. Teme que la empujen sin darse cuenta y caerse», narra María del Mar Fernández, que este 24 de diciembre fue a recogerla a las diez de la mañana «aprovechando que todavía no había gente». En su caso vive en el epicentro de la fiesta, en Peña Herbosa, pero la situación no es más fácil para Fernando Rivera, que reside en Lope de Vega. «No hubiera salido de casa si no fuera porque tengo que pasear a mi perro, y es un infierno. Lo primero es que se asusta con tanta gente y tanto ruido y ya me cuesta sacarlo del portal. Y lo segundo es que lo saco en brazos hasta llegar a una zona más tranquila porque está todo lleno de botellas rotas y, si va andando por el suelo, lo más fácil es que se corte».
A Ricardo Prieto le gusta darse un paseo de buena mañana y el día de Navidad no es una excepción. Lo que sí lo es es la cantidad de basura que se encuentra durante todo el recorrido. «Vivo en Casimiro Sainz y ya en el portal me encontré bolsas de plástico, latas y colillas. Me recorrí todo el centro, hasta el Ayuntamiento, y en la mayoría de calles me topé con el mismo panorama. No me parecía bien que se hiciera botellón en Peña Herbosa, pero por lo menos era una calle y era más fácil de controlar. Ahora es toda la ciudad y cualquier día habrá una desgracia porque la Policía no puede estar en todas partes para vigilar a miles de personas que están bajo los efectos del alcohol y también de las drogas».
El Río de la Pila es una de las calles preferidas para salir de fiesta de noche en Santander, «pero normalmente está vacía durante el día», explica Carmen Somavilla, que reside en ella. Sin embargo, la 'tardebuena' no perdonó a ninguna zona céntrica de la ciudad y, para animar el mediodía, el grupo The Chulos dio un concierto que congregó a cientos de personas en esta calle. «Entiendo que estamos en una época festiva y es normal que se hagan más eventos de ocio que en otros momentos del año, pero que haya un botellón gigante en todas las calles del centro me parece excesivo, creo que la alcaldesa y la Policía tendrían que replantearse esta actividad», apunta.
Ahora, con la vista puesta en Nochevieja, esperan algo igual «o peor». «Por lo general sale más gente la última noche del año, así que me temo que se juntará lo del mediodía con lo de la noche. Y una vez más no nos quejaremos solo del ruido, que será lo de menos comparado con cómo estarán las calles cuando nos levantemos por la mañana», augura Prieto, que tampoco perdonará su paseo de Año Nuevo.
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