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Resulta curioso que la reunión que organizó ayer la Asociación de Vecinos del Ensanche (las calles del alrededor de Cañadío), bajo el título '¿Cansados de soportar tanto ruido?', se celebrara a menos de 100 metros de la plaza Cañadío, en el centro parroquial Santa Lucía, ... próximo a uno de los «puntos negros» de Santander donde, de jueves a domingo, «se impide descansar a los vecinos». Así lo expresó Isabel López, presidenta de la asociación y encargada de explicar a los cerca de cuarenta vecinos afectados que acudieron al encuentro la situación «real» en la que se encuentra la ordenanza del ruido y los «pequeños» avances extraídos de las reuniones con el Ayuntamiento de Santander. Todo esto, en una cita en la que el enfado se apoderó de muchos de los presentes al entender que la Administración les ha «dejado de lado» en beneficio del sector hostelero. Por eso, lo tienen muy claro y no pararán «hasta que el nivel del ruido cumpla la ley y hasta que el Ensanche se declare Zona Acústica Saturada (ZAS)».
Los asistentes, de edades muy diversas, escucharon atentamente la presentación que prepararon desde la junta directiva de la asociación del Ensanche (la presidenta, junto a la portavoz, Ana Gómez, y el secretario, Alfredo Shallcrass), en la que se hizo un repaso por la legislación que debería regir ante un problema que «vulnera» sus derechos. También se explicó detalladamente la base de datos recabada por parte del Ayuntamiento sobre los decibelios en zonas de ocio nocturno de la ciudad. Un baile de cifras –la primera información data de 2016– incluido en el mapa estratégico de ese mismo año y que corrobora que en puntos como el Río de la Pila y la plaza Cañadío se superan los decibelios permitidos, especialmente durante el periodo de la noche, comprendido entre las 23.00 y las 07.00 horas. En concreto, en Cañadío, los decibelios en ese tramo del día superan en 21 lo permitido por ley. «Esto a pesar de que no estamos de acuerdo ni en las zonas en las que colocaron los sensores ni a la altura a la que lo hicieron, todo para que las cifras cuadren mejor», explicó López. «Ese mapa se envió a Europa, donde se establecía que en los lugares en los que los datos se desviaran se debía actuar y así cumplir con la legalidad.
Hasta 2023 esos datos se guardaron en un cajón y ese año se volvieron a hacer mediciones que volvían a constatar lo que ya sabíamos, y es que no se cumplen los decibelios», añadió la presidenta vecinal, que además lamentó que desde el equipo de gobierno del PP no solo no se ha actuado, «es que todo lo que se ha hecho es negativo, como seguir dando licencias». Eso sí, quiso dejar claro que esto no es una cuestión de «partidos políticos».
En lo que va de año, la Asociación de Vecinos del Ensanche se ha reunido hasta en tres ocasiones con los representantes políticos a los que les compete este problema. «Detectamos cierta concienciación pero la Administración avanza demasiado lenta». En esos encuentros, los portavoces de los residentes en el Ensanche han transmitido al Ayuntamiento sus prioridades: participar en la modificación de la ordenanza de terrazas –un compromiso de la alcaldesa, Gema Igual–; que se instalen sensores de clase uno que permitan conocer el nivel de ruido en todo momento; que no se concedan más licencias de apertura en zonas ya saturadas; que se haga un seguimiento de la caducidad de esas licencias; que se implante la Policía de barrio de jueves a domingo –una promesa de 2022, según los vecinos–; limitar el horario de actividades y terrazas; que no se permita hacer botellón y que, si se hace, sea penalizado con multas, además de campañas activas de concienciación a la ciudadanía.
Por último, su «gran reto» es que no solo se declare Cañadío como ZAS, sino que se haga lo propio con los siguientes puntos de la ciudad: plaza Pombo, calle Daoiz y Velarde, Peña Herbosa, plaza del Cuadro, el Río de la Pila, el Pasadizo Zorrilla, el paseo de Menéndez Pelayo (al inicio, donde se encuentran los bares), las calles del Sol, del Medio y Arrabal y puntos «conflictivos» en los que hay discotecas en el entorno del Ensanche. «Y si no lo hacen, que sea porque un estudio dice que no se superan los límites legales», advierten.
Finalmente, los vecinos que acudieron al encuentro, entre ellos el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento, Daniel Fernández, propusieron ideas para que se tengan en cuenta en la próxima reunión con el equipo de gobierno, en enero de 2025. Incluso plantearon acciones legales si se sigue incumpliendo la ley. «Llevamos así más de cuarenta años. Estamos desamparados», comentó una de las participantes.
Ha pasado un mes desde que el Ayuntamiento de Santander convocó a la Asociación de Vecinos del Ensanche a una nueva reunión en la que, según se explicó entonces, la ciudad daría este año los primeros pasos para endurecer la ordenanza del ruido. Fue en esa misma reunión en la que el equipo de gobierno del PP transmitió a los portavoces vecinales su «compromiso» de no celebrar «más eventos como sesiones o conciertos al aire libre en la plaza Cañadío». Así lo detalló ayer Isabel López, presidenta de la asociación del Ensanche, durante la reunión que organizó con el resto de afectados. Una noticia que recibieron como un «avance», ya que no entienden por qué una zona residencial pasa a ser considerada «zona de ocio», pero que, creen, debería extenderse a otros puntos de Santander donde también se realizan actividades «muy molestas para los vecinos».
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