Los vecinos de Santander no quieren viviendas nuevas y demandan más carriles bici y peatonales
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Las mesas de participación ciudadana para el Plan General han terminado, pero se pueden aportar más ideas a través de la webMás barrios renovados, menos vivienda nueva y mejores conexiones a pie y en bicicleta. Los santanderinos han hablado y esas son sus principales propuestas para diseñar el futuro de la ciudad. Con las mesas vecinales de participación ciudadana para la posterior elaboración del nuevo ... Plan General (PGS) finalizadas, empiezan a surgir las primeras conclusiones. Eso no quiere decir que el proceso de consulta haya terminado. La página web estará abierta dos meses más (www.participapgs.es), la exposición del Colegio de Arquitectos sigue disponible, se celebrarán este mes varios paseos urbanos y en septiembre arrancarán las mesas sectoriales con público y entidades específicas. También quedan pendientes las mesas infanto-juveniles, que pretenden incluir a los menores de edad para que también definan qué ciudad quieren en el futuro.
Durante las últimas semanas, las mesas vecinales se han repartido por diferentes puntos de Santander. La primera tuvo lugar en el centro y en ella se pudieron aportar ideas generales sobre el futuro del municipio. Las siguientes se desarrollaron en algunas zonas más periféricas donde aún queda espacio disponible para expandir la ciudad y decidir cómo: Castilla-Hermida y el Barrio Pesquero, Cueto y Monte, San Román y Peñacastillo, El Alisal y Nueva Montaña. Pero si hay algo que tienen claro todos los vecinos es que Santander ya tiene suficientes viviendas disponibles y que no hace falta construir más. De hecho, una de las principales peticiones es que se renueven aquellas que estén en mal estado para revitalizar algunos barrios, como el Cabildo de Arriba o algunas zonas de Castilla-Hermida y General Dávila.
Mesa general de Santander
Medio Ambiente: Revegetación de la ciudad y espacios verdes.
Conexiones: Mejor comunicación con otros municipios.
Transporte público: Más frecuencias de autobús, aparcamientos disuasorios y más facilidades para la bicicleta.
Vivienda: Regeneración de barrios degradados y reutilización de viviendas vacías.
Suelo: No más grandes superficies comerciales.
Inclusivo: Facilidad para personas con movilidad reducida.
Tráfico: Menos tráfico para minimizar la contaminación.
Innovación: Tecnología eficiente al servicio del ciudadano
Regeneración: Conservación de barrios antiguos de la ciudad como el Cabildo de Arriba.
Castilla-Hermida y B. Pesquero
Territorio: Recuperar espacios urbanos a costa del industrial.
Reordenación: Ganar espacio público tras la liberación del espacio ferroviario.
Patrimonio: Conservar la memoria de la ciudad portuaria.
Cueto y Monte
Vertidos: Resolver los escombros ilegales que se acumulan.
Cultivos: Impulso de huertos y actividades agrícolas.
Transporte público: Reordenación y conexión con carriles bici del centro.
Educación: Necesidad de nuevos equipamientos educativos.
Vivienda: Incentivar la renovación de casas tradicionales.
Sostenible: Fomento de instalación de energías renovables.
Internet: Mejora de la fibra óptica en la zona de Monte.
San Román de la Llanilla
Urbanismo: Mantener el carácter rural de la localidad.
Conexión: Más itinerarios y uniones entre las zonas verdes.
A pie: Más conexión peatonal con equipamientos deportivos y educativos del pueblo.
Bicicleta: Más carriles que conecten con la red existente.
Comercio: Incentivos para abrir negocios y hostelería.
Peñacastillo, El Alisal y Nueva Montaña
Movilidad: Más conexiones peatonales con el centro.
Deporte: Más equipamientos deportivos y educativos.
Espacios verdes: Planificar La Remonta como un solo espacio.
Naturaleza: Recuperar las marismas de Nueva Montaña y la peña de Peñacastillo.
Precisamente, esta disyuntiva entre levantar nuevas viviendas o reformar las que ya existen fue el principal punto de conflicto político en la elaboración del PGOU de 2012, anulado después. En aquella ocasión prevaleció el modelo expansivo y constructor del PP, que gobernaba con mayoría absoluta. Ahora, con Ciudadanos al mando de las competencias de urbanismo que entonces gestionaba César Díaz, habrá que ver si el futuro Plan se parece al de 2012 o si realmente tiene en cuenta la voluntad que han expresado los vecinos en las mesas de participación.
La movilidad también ha sido uno de los temas más relevantes de estas reuniones. Además de demandar más facilidades para las bicicletas y más frecuencias de transporte público, se ha hecho hincapié en la necesidad de crear aparcamientos disuasorios en la entrada de la ciudad para reducir el tráfico rodado. Eso sí, se pide también que esos estacionamientos estén bien comunicados para que sea cómodo dejar el coche y trasladarse hasta el centro. En las zonas periféricas, se destaca que existen carreteras y autovías para conectar con el núcleo de Santander pero les gustaría contar con más calles por las que ir a pie o en bicicleta.
El futuro del espacio que se libere tras la reordenación ferroviaria es otro de los temas que más interés suscitan y de los más comentados en la mesa celebrada en Castilla-Hermida. La mayoría de las propuestas coinciden en convertir ese área en una zona verde. Algunos, incluso, proponen alargarla hasta unirla con el parque de La Remonta. En el caso de construir, los vecinos optan por instalar nuevos equipamientos que den servicio a las calles de alrededor.
En las mesas de la zona norte de la ciudad -Cueto, Monte y San Román-, donde las tradiciones agrícolas y los espacios naturales se combinan con los desarrollos urbanísticos más recientes, los vecinos se decantan porque el crecimiento respete los espacios naturales, dando prioridad a viviendas que se integren en el entorno y no a «grandes edificios de siete pisos». Unos intereses diferentes a los de la zona oeste -Peñacastillo, El Alisal y Nueva Montaña-, donde destacan peticiones como la conexión con el resto de la ciudad a través de calles y accesos peatonales, la posibilidad de planificar como un único espacio La Remonta, la creación de espacios de trabajo compartido de innovación y la demanda de renovar y mejorar las zonas de marisma.
La participación ciudadana previa a la redacción de un Plan General no es nueva, aunque ha estado parada durante varias décadas. «En los 80 era relativamente habitual contar con las reclamaciones de los barrios para diseñar el futuro de las ciudades, pero durante los últimos veinte años ha estado más aparcado. Ahora, tras la crisis inmobiliaria, la percepción está volviendo a cambiar», explica el arquitecto y urbanista Javier Martínez, uno de los encargados de desarrollar las dinámicas de participación.
Más de 800 personas han participado ya en este proceso público. La mayoría, a través de la página web, los paseos por los barrios y en las cuatro mesas vecinales desarrolladas en julio. Martínez expone que igual se hace alguna más «porque varios barrios están interesados en ello». «Estamos muy contentos en cuanto a la participación que están teniendo las actividades, sobre todo por la calidad de las propuestas, se están aportando cosas muy interesantes. En otros procesos, mucha gente se enfoca en lo que les afecta directamente. pero aquí se están dando ideas valiosas para toda la ciudad».
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