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«La vela te enseña a confiar en ti mismo»
Jorge Angulo | Director de la Escuela de Vela del Real Club Marítimo ·
El empeño de este canario es convertir la entidad en un referente mundial y ya cuenta con casi un centenar de alumnosSecciones
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Jorge Angulo | Director de la Escuela de Vela del Real Club Marítimo ·
El empeño de este canario es convertir la entidad en un referente mundial y ya cuenta con casi un centenar de alumnosJorge Angulo (Las Palmas de Gran Canaria, 1976) cuenta con la suerte de que su gran afición es también su trabajo. «Disfruto mucho. Lo ... doy todo», confiesa el director de la Escuela del Real Club Marítimo de Santander. Tanto, que no hay casi días libres en su calendario y cuando así es, «me alejo del mar. Disfruto mucho con la bicicleta. No hay ruta de montaña que no conozca». Vive en Santander con su familia, «porque no se me ocurre otro lugar mejor».
–¿Qué supone para usted la Escuela de Vela del Real Club Marítimo de Santander?
–Es mi vida. Mi proyecto absoluto. Invierto todas mis energías para colocar a la escuela como punto de referencia, no solo nacional, sino internacional. Reconozco que tengo mucha suerte por el apoyo y confianza que recibo de la directiva del Club Marítimo, lo cual facilita el trabajo. También está la ilusión que muestran cada día los alumnos. Su fuerza es mi motor. No me cojo ni un día libre, pero compensa al ver cómo disfrutan de ello. ¡Hay días que no se quieren ir!
–¿Cuál es su estrategia para convertir a la escuela en un número uno?
–Mi primer año (llegué en noviembre de 2018) lo centré en conseguir un equipo de trabajo con el perfil que yo quería, además de renovar material y la infraestructura de la escuela. Después, me fijé la meta de aumentar el número de alumnos. Cuando yo llegué había 34, entre los diez y los diecisiete años y ahora hay, solo en la clase óptimis, 68. En total estamos sobre los 90. Simultáneamente, hemos trabajado en mejorar el nivel de la flota, metiendo más horas de entrenamiento. Ya se van viendo los buenos resultados.
–Su vida profesional siempre ha estado relacionada con el mar y la vela. ¿Cómo empezó esa afición? ¿Cómo fue evolucionando hasta llegar hasta aquí?
–A mi hermano lo mandaron a un campamento de verano de vela y me enviaron con él, para acompañarle, y desde entonces, no he parado. Al año (con once), ya estaba en un campeonato de España de óptimis. Seguí compitiendo hasta alcanzar el nivel mundial, pero me ofrecieron mi primer trabajo en la Escuela de Vela del Real Club Náutico de Gran Canaria y ahí descubrí otra pasión: la de ayudar a otros a triunfar y a disfrutar de la vela. Así evolucioné hasta convertirme en entrenador de distintas categorías, pero un día recibí la llamada de Jane Abascal, de la Real Federación Española de Vela, para que fuera entrenador de la clase 470, que iba a competir en las Olimpiadas de Pekín 2008. Quedamos quintos. Rozamos la medalla de plata. Continué para las Olimpiadas de Londres y Río de Janeiro. Para la campaña de Japón me solicitaron que fuera el team manager y responsable del área de logística del equipo olímpico. En el año 2018 llegó mi punto de inflexión personal y profesional. La vida del mundo de la vela puede ser muy duro y necesitaba un cambio, pasar más tiempo con mi familia, en un lugar fijo.
afición
–Hace dieciséis años que estableció Santander como su residencia, pudiendo escoger cualquier otra ciudad del mundo que mirara al mar. ¿Cuáles fueron los motivos de esta elección?
–La primera vez que vine a Santander fue en 2005, con el equipo olímpico. La ciudad me atrapó, pero además se había convertido en la base de entrenamiento olímpico nacional. Cuando paré, en 2018, lo que tenía claro es que quería continuar en Santander. Me parece una ciudad perfecta para vivir, cómoda y estupenda para criar niños, por su seguridad, con una estupendas condiciones para navegar. El único 'pero'... ¡los días de lluvia! (risas).
–Cuando un chico entra en su escuela de vela, se crea un vínculo con la naturaleza y la pertenencia a un equipo muy especial. ¿Es la vela algo más que un deporte?
–Es una forma de vida, una filosofía. Desde que empiezas a amar la vela, tu vida gira en torno a unos principios muy nobles, con prioridad por la comida sana, el ejercicio físico. Aparte de que aprendes a ser un poco meteorólogo (risas), ya que tienes que entender de vientos. y, por supuesto, respetas mucho el entorno. Te mides continuamente a ti mismo y se aprende a confiar en uno mismo.
economía
–El CEAR acoge a regatistas de todo el mundo, como punto de entrenamiento. ¿Cree que en Santander se conoce lo suficiente lo que aporta la vela económicamente y como altavoz hacia el exterior para situar la ciudad en el mundo?
–Cuando tuvo lugar el Mundial de Vela 2014 en Santander, no recuerdo otro recibimiento igual en ningún lugar del mundo. Todos los participantes nos quedamos sorprendidos con el recibimiento de la ciudad. Así que respondiendo a tu pregunta, creo que los santanderinos respetan este deporte y saben lo que aporta a la ciudad. En cuanto al tema económico, un ejemplo: solo en el mes de junio han pasado por Santander unas 600 personas, que han movido a sus familias y a personal de intendencia, por los entrenamientos para las olimpiadas.
–¿La escuela es solo para los más jóvenes? ¿Se puede empezar con 40 años?
–En el club estamos muy focalizados en los jóvenes, pero en verano también hay cursillos para adultos.
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Ana del Castillo
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