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Veladores de árboles en riesgo de desplome
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El equipo especial de vigilancia del arbolado revisa el estado de cada ejemplar con medios técnicos avanzadosS i pasa por una calle y observa una brigada colocando sensores a un árbol, similar a cuando alguien se hace una ecografía, no se ... extrañe. Se trata del equipo especial de riesgo de arbolado que actúa en Santander desde hace más de una década controlando cada ejemplar plantado en la ciudad, con especial seguimiento sobre aquellos árboles de gran porte y longevidad, ubicados en zonas de mucha afluencia de gente.
«De los 33.600 árboles que hay en Santander, los conocemos a todos. Pero son los que alcanzan grandes alturas y que acumulan muchos años, sobre los que llevamos un control exhaustivo. Y más si el árbol está situado cerca de un parque infantil», explica Daniel García, quien lleva 23 años dedicado a esta labor, que ahora realiza desde el departamento de arboricultura de Legamo Infraestructura verde.
Junto a García están Juan Ruiz y Alejandro Santamaría, integrantes de una brigada especial compuesta por un total de 10 personas. En concreto, en esta salida a la que les acompañó El Diario Montañés utilizaron el tomógrafo sónico, un sistema tecnológico para examinar por dentro el estado de uno de los plátanos de la Avenida de Oviedo, tras haber detectado la aparición de un hongo en su tronco que podría secarlo.
A través de este equipamiento de inspección arbórea se analiza el árbol mediante ondas sónicas, que permite apreciar lo que el ojo no alcanza a ver a simple vista. Se trata de un instrumento no invasivo para la detección de fallos estructurales y cavidades en arbolado mediante el cual se obtiene una gráfica detallada en 3D que retrata la salud del árbol. Los sensores atraviesan la corteza y con las mediciones que se introducen en el programa informático, la gráfica permite sacar conclusiones sobre la expectativa de vida del ejemplar.
«Es como hacerle una ecografía al árbol, como si lo diseccionásemos para ver cuánto ha afectado el hongo y de qué manera se ha extendido. En el caso de hoy, la conclusión es que este árbol no presenta riesgo de estabilidad», continuó García.
La brigada actúa con una serie de criterios, entre los que prima la longevidad del árbol, su altura y su ubicación, realizando un control más intenso sobre las zonas de gran afluencia de gente.
«Las revisiones son muy importantes y, más, cuando el ejemplar está cerca de un parque infantil», añadió Santamaría. «Desde fuera no se aprecia la situación real del árbol y si tiene riesgo de desplomarse una noche de tormenta».
La evaluación que realiza este equipo especial determina si el fallo es inminente, si ha empezado a producirse o se espera que en un futuro cercano, incluso con ausencia de viento o cargas especiales, llegue a desplomares. Los informes detallan si el desplome es algo improbable, algo probable o muy probable, bajo condiciones climáticas normales.
En Santander, las zonas que más están bajo su lupa son: la Alameda de Oviedo, la calle Menéndez Pelayo, Duque de Santo Mouro y Mesones. También son susceptibles de seguimiento intensivo el entorno del Palacio de la Magdalena y Cabo Mayor.
El equipo especial facilita informes al Ayuntamiento de Santander tras realizar inspecciones anuales y mapear la ciudad. Las revisiones pasan a ser trimestrales cuando se trata de árboles que presentan peligro de estabilidad. «En Mataleñas hay algunos chopos viejos que tenemos que controlar muy a menudo y también castaños de Indias. Siempre actuamos bajo nuestros parámetros de longevidad, ubicación y tamaño», añadió Ruiz.
«La nueva tecnología nos permite obtener un diagnóstico del árbol muy preciso sin intervenir con cortes. También contamos con el instrumento Airspace, de aire comprimido, que sirve para levantar tierra y descubrir las raíces, conocer su profundidad y dirección», continuó Ruiz. «Mientras que otros métodos manuales pueden provocar que se corte la raíz principal del árbol al excavar», apuntó Ruiz.
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