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La velocidad se ha reducido en Santander un 10% desde la entrada en vigor de los nuevos límites
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Con un mes de vigencia, los datos de la Universidad revelan un comportamiento muy desigual según las zonas de la ciudadHace justo un mes que entraron en vigor los nuevos límites. Esa norma general que dice que en las zonas con dos carriles por ... sentido de circulación se puede ir, como máximo, a 40 kilómetros por hora, y en las de un sólo carril, a 30 (sólo por la S-20 se pueden alcanzar los 50). Pues bien, la velocidad real de los vehículos que circulan por Santander en ese tiempo se ha reducido un 10% de media con respecto a la que se contabilizaba antes de la aplicación de los nuevos topes. De forma muy desigual, eso sí. En el tramo más céntrico la reducción es muy poco considerable, pero sí se palpa en las calles con vías largas que se alejan de esa zona.
Hay un ejemplo evidente. De contraste. En algunos puntos de la avenida de Los Castros -dos carriles, límite a 40- la caída alcanza casi un 15%, mientras que en el Paseo de Pereda no pasa de un 3,5%. Los datos son del laboratorio de Movilidad Sostenible e Ingeniería Ferroviaria de la Universidad de Cantabria (UC), que dirige José Luis Moura. Allí, sobre la gran pantalla que preside la sala, un mapa de la ciudad muestra más de trescientos puntos de medición. Las espiras. «Miden los flujos de tráfico y cuentan con indicadores para detectar la congestión», explica Borja Alonso, uno de los profesionales del laboratorio. Con eso, unido a la medición de la velocidad de los autobuses municipales, se obtiene una estimación de forma indirecta. Un dato que sirve, sobre todo, para observar tendencias, más allá de que el porcentaje sea absolutamente preciso. Es, en todo caso, el más fiable que se puede obtener, ya que contiene información desde 2012, con datos al minuto en cada espira y teniendo en cuenta un cómputo global de la circulación en Santander (con las diferencias entre tráfico diurno o nocturno).
La media es ese 10% de caída en la velocidad, lo que supone, además, que ha ido bajando en mayor medida con el paso de los días teniendo en cuenta que en las primeras jornadas -según publicó este periódico utilizando la misma fuente- la reducción fue del 7%. Por zonas, esa tendencia deja claros los contrastes. En la calle Castilla o Marqués de la Hermida, como en el Paseo de Pereda, se circula algo más despacio, pero poco menos. Si la velocidad media anterior era -es un ejemplo- de 50 kilómetros por hora, ahora ronda los 48. Y baja todavía menos en un punto como Cervantes, que al ser semipeatonal tiene un límite marcado de 20 por hora. La bajada es casi insignificante (no llega ni al 1%). Pero en Los Castros, General Dávila o la S-20, la reducción de la velocidad es bastante más significativa. Basándose en la misma operación anterior, si antes la media era de 60 kilómetros por hora -vuelve a ser un ejemplo para hacerse una idea-, ahora aquí está cerca de los 50.
El miedo a las posibles multas está, muy posiblemente, detrás de esta tendencia. Ya se advirtió de que las sanciones por exceso de velocidad podrían llegar hasta los 600 euros y los seis puntos. O que se detectarían a través de radares móviles. El pasado lunes, la Policía Local de Santander notificó que durante la semana anterior «estableció varios dispositivos policiales». En concreto, siete controles (Los Castros, calle La Torre, S-20, Ernest Lluch y Antonio López) en los que se inspeccionaron 1.460 vehículos, «formulándose ocho denuncias por exceso de velocidad».
Túnel de Tetuán
En el túnel de Tetuán el límite está fijado en 30 kilómetros por hora, pero los conductores rara vez atraviesan el paso respetando el límite. En este punto, el laboratorio de la Universidad de Cantabria sí que cuenta con un sistema que mide directamente la velocidad. Es a través de las cámaras. Así, pueden comparar los registros de un día antes del establecimiento de los nuevos límites y los de ayer mismo. Dicho y hecho. El primer dato es de 57,3 kilómetros por hora y el más reciente, de 55,4. O sea, un 3,4% menos y unas cifras que se mantienen muy por encima del límite. Los investigadores cuentan aquí con sistemas que les permiten medir los vehículos que pasan (también bicicletas o peatones por las aceras), pero también sistemas que reflejan las trayectorias. «Es lo más puntero en lo que estamos trabajando. Ahora estamos con ello y es muy útil, por ejemplo, para hacer estudios en las rotondas», destaca Moura mientras en la pantalla se detectan esas trayectorias en Los Delfines.
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Ana del Castillo
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