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Uno de los debates más intensos que dejó el Pleno del Ayuntamiento de Santander del pasado jueves tuvo como protagonista a la vidriera con simbología franquista que corona el patio central de la antigua sede del Banco de España, en proceso para convertirse en ... Centro Asociado del Museo Nacional Reina Sofía, vinculado al Archivo Lafuente.
El equipo de gobierno formado por PP y Ciudadanos estuvo a punto de perder la mayoría absoluta que le aportaba Vox que hubiese impedido la modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que permite iniciar las intervenciones para que pueda instalarse en el histórico edificio la futura pinacoteca. Lo que iba a ser un mero trámite se convirtió en un encendido debate. Y todo por culpa de esta cristalera que dibuja el águila de San Juan convertida en icono de la bandera del régimen dictatorial de Francisco Franco.
La vidriera que cubre el patio de operaciones es obra de la prestigiosa casa Mauméjean Hermanos y luce imponente desde la inauguración de la sede del Banco de España en la capital cántabra, el 21 de abril de 1929 bajo el reinado de Alfonso XIII, pero el escudo central objeto de la polémica fue sustituido hacia 1950 por el correspondiente a la época franquista. Un proceso similar al que se desarrolló de forma paralela en otros edificios del banco de distintas ciudades españolas, como Madrid, Alicante o Ferrol, entre otras.
retirada
El proyecto para crear la futura sede asociada del Reina Sofía la va a sustituir por un forjado para ampliar la superficie expositiva. Pero el concejal de Vox, Guillermo Pérez-Cosío, no estaba por la labor. Aunque había adelantado que en el Pleno votaría sí a la modificación de la ordenación urbanística, tras releer el proyecto pensó en abstenerse por la pérdida de esa vidriera, «preciosa» en su opinión y «que tiene gran valor, más allá de su simbolismo». Incluso llegó a considerar una «barbaridad» su eliminación dado el trabajo artístico que había entrañado su elaboración. «Tirarla a la basura es lo que hacen los talibanes en Irán, destruir monumentos», defendió antes de pedir «guardarla». Con un «por favor» como súplica final.
El concejal del PP César Díaz echó un capote a Pérez-Cosío indicando que los informes sobre la reforma del inmueble «ponen en valor» la cristalera que preside el lucernario y asegurando que, a pesar de que se vaya a retirar durante las obras de acondicionamiento, «no se va a tirar a la basura». «No se está planteando destruirla, sino reconocer su valor al margen de su simbología», señaló al respecto el responsable de Fomento y primer teniente de alcalde. Incluso el Plan Director de Turismo recoge la obligación de «proteger y velar» por la conservación de este elemento arquitectónico. Díaz no concretó más detalles sobre el futuro uso de que se dará a la vidriera, pero sí se comprometió a que será estudiado por el equipo de Gobierno: «Habrá que ver su destino último».
historia
Con estas explicaciones, Pérez-Cosío reconsideró su voto y volvió al sí inicial que permitió que la modificación del PGOU saliera adelante con el voto favorable de PP, Cs y Vox y la abstención de PSOE, PRC y UxS.
La decisión del Ayuntamiento ha levantado el rechazo de distintos colectivos y particulares porque entienden que esta puesta en valor de un distintivo «claramente preconstitucional» atenta contra la Ley de Memoria Histórica. El cierre de la sede del Banco de España, fuera de servicio desde julio de 2011, le ha permitido 'sobrevivir' mientras otros símbolos franquistas eran retirados de calles, plazas y edificios.
visión municipal
Desde 'Desmemoriados', asociación destinada a la recuperación de la memoria colectiva de Cantabria, no entienden que la retirada de la vidriera con el escudo franquista haya despertado una defensa de este tipo por parte del consistorio ni que se haya generado la actual polémica. Primero, porque consideran que «no tiene ningún valor artístico» ni «aporta nada» y que, en caso de que lo tuviera, no se puede disociar de su «marcada» simbología. Y después, porque recuerdan que es algo que ya se ha hecho en otros edificios públicos «sin tanto alboroto». Y ponen como ejemplo la cercana sede de la Delegación de Hacienda, «donde en los años 80 se eliminó un escudo franquista similar del lucernario, que fue sustituido por un símbolo constitucional».
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