Un cántabro al mando de la fragata Almirante Juan de Borbón

Los interesados en adentrarse en el buque español accederán por una escalera que conecta la superficie con la cubierta de vuelo, una zona dedicada al aterrizaje y despegue de aeronaves. Al llegar al interior del barco, el recorrido está balizado. Se empieza por el pasillo de estribor, largo y estrecho, en el que se pueden ver desde las tuberías y los cables de los techos hasta las condecoraciones y cuadros que decoran las paredes. Allí se encuentran múltiples salas, como el gimnasio, la enfermería y las zonas de esparcimiento con las que cuentan los marineros durante estas misiones.

Para subir al puente de mando hay que ascender un par de niveles –el barco cuenta con siete– y trepar por dos estrechas escaleras que culminan en la sala desde donde se gobierna la nave y en la que puede uno asomarse también a los alerones. Un área singular. Allí se pueden observar los diferentes radares, consolas de control de la navegación y los pilotos de velocidad y automático, una de las atracciones más llamativas para los más curiosos.

Al regreso al pasillo principal se llegará hasta el castillo de proa, un espacio sorprendente y en el que seguro se tomarán muchas instantáneas. Sobre todo, del arma de artillería de 5 pulgadas o del lanzador vertical de misiles con 48 celdas.

Además, se pueden encontrar los molinillos del ancla y una de las principales curiosidades, el alavante de proa. Según su color, tendrá un significado marítimo. En el caso de esta fragata española es azul porque ha cruzado la línea del círculo polar ártico. Si fuese rojo, sería por haber atravesado la línea imaginaria del Ecuador.

El cántabro Joaquín Ruiz, contralmirante, se muestra satisfecho porque se pueda visitar el barco en su tierra y anima a que todo el mundo se acerque al puerto estos dos días. «Es un buque magnífico, nos gustaría que viniera muchísima gente. Esperamos que se sientan a gusto y se lleven una visión amplia de sus capacidades».

La fragata cuenta con cientos de compartimientos para asegurar así la supervivencia en caso de daños de combate. «Podría pasar hasta un mes navegando siempre que se pudiera recargar el combustible. La enseñamos menos de lo que nos gustaría: este es el primer puerto en seis meses en el que permitimos visitas, pero siempre que podemos nos gusta que los españoles puedan conocerlo, porque está pagado por todos y no solamente pertenece a la Armada». Además, es «uno de los mejores buques de combate de Europa».

El contralmirante destaca el orgullo por representar a la Armada ante todos los países en los que han estado: «Es una satisfacción muy grande volver a territorio nacional. Además, hacerlo en Santander, que es un grandísimo puerto, antes de hacer nuestro regreso definitivo a Ferrol, que es nuestra base».

El horario para visitar el barco, hoy y mañana, será de 10.00 a 14.00 horas y de 16.00 a 20.00. El acceso se realizará por la entrada peatonal al Puerto junto a la Biblioteca Central.

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