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El Parlamento de Cantabria abre sus puertas un año más para dar cabida a las voces que claman contra la explotación sexual y el tráfico de mujeres, niñas y niños. Hoy se celebra su día mundial y en el acto organizado por Asociación Nueva Vida ... se ha leído un manifiesto en el que, una vez más, se pone de relieve las injusticias y las nuevas formas de explotación y prostitución. Tanto los representantes institucionales como las asociaciones invitadas coincidieron en destacar el peligro que supone internet, un nuevo medio para multiplicar la trata de personas y con ello, la prostitución. También se desveló que el año pasado se identificaron en Cantabria 96 personas en riesgo de explotación sexual, según datos de Nueva Vida.
El gerente de Nueva Vida, Julio David García, comenzó leyendo el manifiesto hablando sobre el «horizonte complejo en el que se han convertido la trata y la explotación sexual». Y para entenderlo, afirmó que hay que integrar internet dentro de su descripción, ya que de lo contrario «correríamos el riesgo de quedarnos atrás, de no comprender la magnitud de aquello a lo que nos enfrentamos, y, sobre todo, perderíamos la oportunidad de proteger a nuestros jóvenes, es decir, nuestro futuro».
También indicó que «estamos reunidos para, en parte, poder hablar de educación. De una educación para la que necesitamos contar con ustedes, poderes públicos, que hoy nos escuchan. Una educación personal y afectiva que nos permita proteger a nuestros jóvenes —y no tanto— y ayudarles a construirse como personas. Una educación que no admite más dilación». Ya que existen todavía «miles de personas que son esclavizadas sexualmente, siendo esta la forma más común de explotación en la actualidad (59%), seguida del trabajo forzado (34%)».
Volviendo la vista atrás, García recordó que «la globalización de los años noventa nos trajo un tipo de trata y de explotación sexual reconocible a la vista. Lo que cambió fue, sobre todo, la procedencia de las mujeres». Venían de otros países y su meta «era y es huir de la pobreza, vender el cuerpo», con el fin de «sostener a las generaciones que se encuentran al otro lado del océano, a miles de kilómetros de aquí». De esta manera «intentar cortar el eslabón de la pobreza y no transmitirlo a quienes vienen detrás de nosotros es algo que querríamos todos, ¿no?».
Y así alzo la voz y reiteró hasta tres veces: «La pobreza es el caldo de cultivo de la explotación. Lo era y lo sigue siendo». Sin embargo, «a esta forma más tradicional de explotación, más física, si se quiere, se ha sumado la que se canaliza a través de internet. No podemos ser ingenuos. La red ha multiplicado de una forma difícilmente calculable las ventanas de oportunidad de explotadores, agresores y tratantes», que utilizan los mensajes privados «como canal preferente de captación».
Agregó que «internet ha dinamitado el paradigma de la trata, la explotación sexual o el abuso». Y por ello se dirigió a los políticos presentes (la presidenta del Parlamento, María José González Revuelta; la delegada del Gobierno en Cantabira, Ainoa Quiñones; la consejera de Inclusión Social, Begoña Gómez del Río; el coronel jefe de la de la Guardia Civil, Antonio Orantos; y el comandante César Vázquez, además de diputados de los diferentes partidos políticos y concejales de Santander) para decirles que «necesitamos una ley que regule el acceso a la pornografía, que proteja a nuestros menores con controles efectivos de edad, por ejemplo».
La asociación volverá a desarrollar una campaña de concienciación, desde este lunes y hasta el domingo 24, en el Parlamento y el Ayuntamiento, para «seguir poniendo el foco en la existencia de demanda», es decir, «en el consumidor de prostitución que ha de saber qué es lo que hay realmente detrás de esa 'oferta': violencia contra la mujer, consumo forzado de drogas, exclusión social, enfermedades, en definitiva, explotación sexual».
Por su parte, la delegada del Gobierno indicó que la explotación sexual «es una realidad de muchas mujeres en nuestro país y en Cantabria, encerradas en cárceles a las que llamamos prostíbulos, asfixiadas ante una realidad de la que no son capaces de salir solas y que lejos de encontrar auxilio en el resto de la sociedad, lo que muchas veces encuentran, la mayoría de las veces, es indiferencia, rechazo o discriminación y encuentran en organizaciones como Nueva Vida una mano aliada dispuesta a ayudarlas».
La presidenta de la Cámara quiso dejar claro que «el Parlamento es una caja de resonancia para este tipo de mensajes» e hizo hincapié en la necesidad de «dejar de mirar hacia otro lado». Finalmente, la consejera se unió al mensaje de la necesidad de llamar la atención sobre el peligro que entraña internet para este tipo de prácticas, que acaban con los sueños y vidas de mujeres y niños.
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