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J.V. Muñoz-Lacuna
Martes, 20 de septiembre 2016, 19:59
Enrique Ortega tenía 59 años cuando en la primavera de 2012 ingresó en el hospital 'Gutiérrez Ortega' de Valdepeñas (Ciudad Real) para someterse a una eventroplastia por eventración periumbilical bajo anestesia. Ya en el quirófano, el cirujano decidió sustituir la anestesia general prevista por una ... epidural. Sin embargo, el pinchazo le originó un daño neurológico al tocar una raíz nerviosa que le ha dejado graves secuelas: impotencia sexual, síndrome de cola de caballo, problemas para orinar y grandes dificultades para moverse pues necesita muletas para trayectos cortos y una silla de ruedas para trayectos largos.
Cuatro años después ha conseguido que los tribunales obliguen al Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM) a indemnizarle con 370.000 euros por mala praxis con graves secuelas. En concreto, la sentencia indica que el anestesista debió haberle retirado la aguja cuando el paciente se quejó de dolor.
Me han fastidiado la vida, además de haberme jubilado la jubilación porque me han truncado la vida que tenía por delante, ha explicado Enrique Ortega este martes al dar a conocer esta sentencia.
Enrique puso su caso en manos de la asociación 'El Defensor del Paciente', que destaca la cuantía de la indemnización, una de las mayores en España en casos de mala praxis, ha destacado su abogado, Francisco Javier Fernández Bravo, aunque esto no cura al paciente ni le evitará los fuertes dolores constantes que siente.
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