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Oviedo
Jueves, 7 de abril 2022, 08:34
La ficha policial de Igor P., el moldavo de 32 años detenido como presunto autor del homicidio de Erika Yunga, la niña de 14 a la que, supuestamente, mató anteayer tras asestarle varias puñaladas en las escaleras del rellano del primer piso del número 69 ... de la calle Vázquez de Mella, cuando esta volvía del instituto hacia su domicilio, aparecía en blanco hasta el mismo martes. Según informaron en exclusiva al diario EL COMERCIO fuentes del caso, al presunto asesino de Vallobín no le constan antecedentes policiales en España. No obstante, sí había sido denunciado, aunque no llegaron a detenerle, por un supuesto caso de acoso sexual a varias jóvenes. A la adolescente ecuatoriana atrozmente asesinada, tal y como adelantó ayer este diario, también la acosaba. Ahora, la Policía le imputa un delito de asesinato.
Al menos, así lo explicaban fuentes de la investigación a raíz de las primeras averiguaciones. El hombre, un «desequilibrado» y vecino del inmueble desde hacía apenas veinte días, «estaba obsesionado con ella», «tenía fijación», advertían. Desde entonces se encuentra en la UCI del HUCA, donde fue operado de urgencia por las heridas autoinfligidas al asestarse una veintena de puñaladas tras cometer el brutal crimen.
El caso se mantiene cerrado bajo secreto de sumario. Aun así, la delegada del Gobierno en Asturias, Delia Losa, arrojó ayer algo de luz sobre el asunto. Si bien comenzó mostrando su «más absoluta condena ante un hecho tan abominable» y admitiendo que el asesinato de la pequeña Erika se trata de «un desgarro enorme en el alma», profundizó ligeramente en los pormenores de las pesquisas en curso.
En sus palabras, «las investigaciones van con una celeridad suprema porque la Policía Nacional tiene un empeño especial en que este crimen se resuelva lo más pronto posible». Así, anticipó la delegada del Gobierno, «yo creo que ya hay pruebas suficientes para que la investigación no se vea entorpecida». Eso, y que «más pronto que tarde vamos a tener el resultado final que permita que este vil asesino pague su culpa», concluyó Losa.
Junto a ella, el presidente del Gobierno del Principado de Asturias, Adrián Barbón, durante su presencia en el homenaje convocado en la plaza del Ayuntamiento, condenó con vehemencia «un hecho que nos ha dejado en 'shock'». «Espero que la investigación vaya a todo ritmo y, desde luego, que se enjuicie al culpable y que la condena sea la mayor posible. Es un día negro para Asturias», lamentó el líder socialista.
La crónica de uno de los sucesos más atroces que se recuerdan en la ciudad arrancó hace dos días a las dos y cuarto de la tarde. Fue el momento en el que Erika Yunga salió de sus clases en el IES de La Ería acompañada de varias amigas. Aunque apenas la separaban siete u ocho minutos a pie de su domicilio, se entretuvo con ellas en el parque y no llegó a su portal hasta pasadas las tres. Allí, timbró al telefonillo de la cuarta planta, donde la esperaban su padre y su hermano mayor, pero jamás llegó.
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COVADONGA DEL NERO / SUSANA NEIRA
En el rellano del edificio que da al ascensor y a la escalera la esperaba Igor P., armado con arma blanca. Por causas que los agentes se encuentran aún investigando, la apuñaló allí mismo y, después, la arrastró hasta su piso, el 1º E, un apartamento de 53 metros cuadrados donde el después detenido terminó atrincherándose en el baño. La adolescente, víctima de múltiples heridas, mostraba «marcas defensivas», advirtieron las mismas fuentes del caso. La Policía cree que opuso resistencia.
Mientras ocurría eso, en el cuarto piso su familia comenzaba a inquietarse por la tardanza de la menor. Su padre, René, envió al hermano de esta a buscarla. Lo que encontró fue una escena escalofriante: la cazadora de Erika tirada en el suelo y un gran reguero de sangre con marcas de arrastre que llegaba hasta la puerta del acusado. Un amplio operativo de la Policía Nacional y de emergencias llegó a los pocos minutos. Eran las 15.27 horas.
Una vez allí, y tras no lograr acceder por la puerta del apartamento, consiguieron adentrarse en la vivienda a través de una ventana por el patio trasero. Hallaron a los dos tendidos, al presunto homicida cubierto de sangre tras las lesiones que se había causado y en estado grave en el baño; y a la joven, apenas con un hilo de vida.
Pese a sus intentos, no pudieron salvarla. La niña falleció allí mismo. A él le leyeron sus derechos y se lo llevó una UVI móvil sin que pudiese siquiera declarar por qué lo había hecho.
El presunto autor del crimen de Erika se asestó hasta veinte puñaladas. Llegó a las Urgencias del HUCA anteayer en estado grave con cortes profundos de arma blanca en el cuello, tórax y una mano, y también otras más superficiales en la cara. Estas últimas, tal y como aventuraron fuentes sanitarias, pudieron haber aparecido cuando la niña trató de defenderse. Fue operado de inmediato y necesitó varias transfusiones de sangre. Terminó sedado en una camilla.
Ayer, su estado había dejado de revestir la gravedad del primer día y, ya desde por la mañana, comenzaba a mejorar lentamente. Aún deberá permanecer hospitalizado, custodiado en todo momento por agentes de la Policía Nacional, que aguardan a que pueda hablar para tomarle declaración. Sí le volvieron a leer sus derechos durante la jornada.
Al parecer, y tras realizarle la prueba pertinente, dio positivo en coronavirus.
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