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Fernando Miñana
Madrid
Miércoles, 1 de agosto 2018, 07:30
Los restos de Francisco Franco reposan en el opulento Valle de los Caídos desde hace 43 años. Pero tiene los días contados y parece ser que nadie quiere el muerto. En Ferrol, donde el alcalde regaló un panteón al Generalísimo en 1967, se han apresurado ... a aprobar en un pleno que no quieren que llegue hasta ahí, al cementerio de Catabois, la memoria del dictador. Es más, también van a exhumar los restos de sus cuatro familiares enterrados y, si nadie se hace cargo de ellos, acabarán en una fosa común. ¿Dónde terminó la osamenta de otros dictadores? Aquí van algunos casos.
Anastasio Somoza Nicaragua
Anastasio Somoza, asesinado durante una fiesta de cinco disparos, recibió un funeral digno de un Papa. Murió ocho días después y fue enterrado, dos días más tarde, en el Cementerio General de Managua, en la cripta de la Guardia Nacional. Cuando su hijo huyó a Miami dejó correr el bulo de que se había llevado los restos de su padre para que no profanaran su tumba, pero en 2002 un nieto de Somoza reveló que toda aquella historia era un embuste. Un historiador entró entonces en la cripta y comprobó que estaba repleta de basura y que apestaba a orines de los trabajadores. Tirados en el suelo, entre escombros, estaban los huesos, el cráneo y un trozo del ataúd. Su hijo, Anastasio Somoza Debayle, también dictador, fue asesinado en la avenida Generalísimo Franco de Asunción (Paraguay) y enterrado en Miami en una cripta.
Rafael Leónidas Trujillo República Dominicana
Rafael Leónidas Trujillo fue el déspota de los tres entierros. En los años 50, durante la dictadura que impuso en la República Dominicana entre 1930 y 1961, mandó construir un mausoleo con doce nichos en San Cristóbal, su ciudad natal, que no llegaría a aprovechar eternamente. Ante la presión popular, la familia del tirano tuvo que huir del país y decidió llevarse los restos del difunto para depositarlos en el cementerio Père Lachaise de París, famoso por acoger las tumbas de gente tan conocida como Chopin, Modigliani, Apollinaire, Proust, Moliere, Maria Callas, Oscar Wilde o Jim Morrison. Su hijo decidió años después marcharse de Francia para disfrutar de la fortuna de su padre cerca de Franco y exhumó los restos de 'Chapitas' para enterrarlo definitivamente en el cementerio de la colonia militar de Mingorrubio, en El Pardo, cerca de Madrid. Aquello es territorio del Generalísimo, y allí también recibieron sepultura su esposa, Carmen Polo, o el almirante Carrero Blanco, asesinado por ETA.
Augusto Pinochet Chile
Augusto Pinochet falleció con 91 años y 400 querellas en contra por diferentes violaciones de los derechos humanos. Fue enterrado sin honores en un multitudinario funeral al que acudió parte del Ejército y la ministra de Defensa. Su cuerpo fue incinerado y entregaron las cenizas a la familia, que les dio sepultura en la capilla privada de su quinta Los Bolos, en Valparaíso.
Jorge Rafael Videla Argentina
Jorge Videla tuvo un final repleto de justicia poética para uno de los dictadores más sanguinarios: murió en el váter de una celda hace cinco años. Durante mucho tiempo se desconocía dónde habían acabado sus restos mortales, pero finalmente se supo que estaba en un cementerio privado del gran Buenos Aires bajo una lápida falsa en la que pone 'Familia Olmos'. Sus allegados intentaron enterrarlo en su ciudad natal, en Mercedes, pero los ciudadanos protestaron y lo evitaron.
Iósif Stalin Unión Soviética
Stalin falleció en 1953. Asistió tal multitud a su funeral que murieron varias personas por aplastamiento. En un primer momento, su cuerpo fue embalsamado y ubicado en el mausoleo de Lenin. En 1961, con la 'desestalinización', el Partido Comunista de la Unión Soviética decidió extraerlo del mausoleo y enterrarlo cerca de la muralla del Kremlin. Después se erigió un monumento sobre su tumba.
Nicolae Ceaucescu Rumanía
Nicolae Ceaucescu fue ejecutado en 1989. Su cadáver fue enterrado en el cementerio civil de Ghencea, en Bucarest. Sus hijos no tenían del todo claro que estuviera allí y exigieron una prueba de ADN, que se realizó tras exhumar sus restos veinte años después de su muerte. El jefe del Instituto de Medicina Legal confirmó que, efectivamente, allí se encontraba el dictador comunista.
Mao Tse-Tung China
Mao Tse-Tung murió en 1973 y en seis meses exactos se levantó un imponente mausoleo para lucirlo ante ciudadanos y turistas en el centro de la plaza de Tiananmen, en Pekín. El dictador comunista quería ser incinerado, pero su sucesor decidió que no, que era mejor erigir un símbolo, construido con materiales traídos de todos los rincones del país –incluidas algunas rocas del Everest– y con la ayuda de 700.000 personas, en el lugar donde se encontraba la puerta de China, la entrada sur de la Ciudad Imperial durante las dinastías Ming y Qing. Las partes visibles están en una atmósfera seca y las ocultas, cubiertas y empapadas de un líquido. Por la noche, se introduce el cuerpo en un contenedor con temperaturas bajas y constantes. Una vez al año se humedecen las manos y el rostro.
Kim Jong-Il Corea del Norte
Kim Jong-Il murió el 17 de diciembre de 2011. Su cuerpo fue expuesto a la ciudadanía durante once días de luto nacional dentro de una urna de cristal en el Palacio Memorial de Kumsusan, ahora conocido como Palacio del Sol de Kumsusan, en Pionyang, la capital del país. En ese inmenso mausoleo reposa también su padre, Kim Il-Sung, su antecesor, el 'Gran Líder'. Ambos están embalsamados y en sarcófagos transparentes. Alrededor del palacio hay cien hectáreas de jardín botánico con mil tipos de árboles y arbustos diferentes.
Antonio de Oliveira Salazar Portugal
No tuvo un final grandilocuente, pues murió al caer de una silla, pero su país no ha denostado su memoria como le sucedió a otros contemporáneos como Franco, Hitler o Mussolini. Sus compatriotas le eligieron en 2010, según una encuesta de la televisión pública RTP, como el personaje nacional más popular de todos los tiempos. El que fuera líder de Portugal entre 1932 y 1968 recibió sepultura en la parroquia de Vimieiro, en Santa Comba Dao, donde puede encontrarse una modesta tumba al lado de las de sus padres. Esta localidad intenta promocionarse como la tierra de Salazar y hasta estudia reponer su estatua.
Los lugartenientes de Adolf Hitler quemaron con gasolina sus restos y los de Eva Braun tras su suicidio y los enterraron apresuradamente, pero los soviéticos identificaron los cadáveres por las piezas dentales y, tras quemar de nuevo sus restos, lanzaron las cenizas al río Biederitz en 1970. Además, la tumba de sus padres, en Austria, fue retirada en 2013 porque llevaba camino de convertirse en un santuario neonazi.
El cuerpo de Benito Mussolini fue enterrado en una tumba con el número 384. Pero lo robaron y estuvo dos semanas en el maletero de un coche, luego fue entregado a un sacerdote, escondido debajo de un altar, después en un armario y, en 1957 fue entregado a su familia, que sepultó los restos en el cementerio de San Cassiano.
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