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PASCUAL PEREA
Jueves, 21 de septiembre 2017, 07:18
El mar es su tumba desde hace un siglo. Un submarino alemán hundido durante la I Guerra Mundial ha sido localizado frente a la costa de Bélgica, con los cuerpos de sus 23 tripulantes aún levitando allí donde les sorprendió la muerte. La ... embarcación, del tipo UB-2, ha aparecido recostada sobre la banda de estribor en el lecho marino, a 27 metros de profundidad, en aguas próximas a la ciudad de Ostende, aunque su localización exacta se mantiene en secreto para evitar que sea expoliado por los cazadores de tesoros.
Hasta ahora se habían recuperado los restos de otros sumergibles alemanes de esa época en el Mar del Norte, pero este es el que se encuentra en mejor estado: aunque una parte de la proa ha desaparecido, el resto de la nave no muestra daños visibles y hasta los torpedos permanecen estibados en sus tubos de lanzamiento. Las escotillas cerradas indican que su tripulación no pudo escapar al naufragio.
Las imágenes tomadas del pecio impiden identificarlo por el momento, dado el frondoso manto de algas y moluscos que lo tapiza, pero los expertos creen que puede tratarse del U-Boot 27, el 29 o el 32, ya que los tres fueron hundidos en la zona en 1916 y 1917. Por el momento se desconoce la causa del desastre. Se baraja la hipótesis de que fuera sorprendido por algún barco de guerra o avión británico que lo echara a pique -estos buques eran prácticamente indetectables en inmersión, pero si eran avistados en superficie se volvían muy vulnerables durante el lapso que tardaban en sumergirse, de medio a un minuto-, a cañonazos o con cargas de profundidad. Sin embargo, los daños que muestra en la proa sustentan la hipótesis más probable de que el submarino chocó con una mina anclada al fondo del mar con un cable y suspendida entre dos aguas.
El Gobierno belga ha informado al alemán del hallazgo y ha iniciado un proceso para identificar la embarcación y a los marinos y proteger el hallazgo.
A lo largo de la I Guerra Mundial, la flota alemana con base en los puertos de Flandes contaba con 19 submarinos, dedicados principalmente a hostigar en el Atlántico a los convoyes de suministros que navegaban rumbo a Gran Bretaña, sembrar de minas las rutas de los mercantes que transportaban materias primas, alimentos a granel y armamento a las islas y obstaculizar el envío de tropas y pertrechos desde Inglaterra al frente de batalla. Pagaron un alto precio por esta misión: quince fueron hundidos, y los restos de once de ellos han ido apareciendo en el Mar del Norte.
La industria militar alemana, sin embargo, fue capaz de reponer las bajas causadas por el enemigo. Entre los años 1915 y 1916 fueron construidos 30 sumergibles similares al hallado ahora. El U-Boot 2, una versión mayor y más perfeccionada de los primeros prototipos, tenía una eslora de 27 metros y una manga de seis, desplazaba 270 toneladas y era capaz de sumergirse hasta una profundidad máxima de 50 metros. Su motor eléctrico tenía mayor potencia que el de su predecesor y sus baterías le brindaban una mayor autonomía en inmersión.
La I Guerra Mundial puso a prueba la eficacia de los submarinos en el frente naval, aunque ya se habían estrenado como arma mucho antes, en la Guerra Civil estadounidense, cobrándose su primera víctima en 1864, cuando el sumergible confederado 'Hunley' hundió a la corbeta yanqui 'USS Housatonic' en el puerto de Charleston, Carolina del Sur. Su papel sería mucho más trascendental en la II Guerra Mundial. La Alemania de Hitler apostó decididamente por ellos para enfrentarse a la poderosa Royal Navy y estrangular las vías comerciales marítimas del mundo entero. El régimen nazi construyó 1.170 unidades, 863 de las cuales intervinieron en acciones de guerra. Merodeando por los mares agrupados en 'manadas de lobos', fueron la pesadilla de los marinos aliados y pusieron contra las cuerdas a Gran Bretaña, a la sazón el mayor imperio de los mares. Lograron hundir más de 2.800 buques, mandando al fondo cerca de 15 millones de toneladas. Por su parte, los alemanes perdieron en acción 630 submarinos, las tres cuartas partes de su flota operativa. De los 40.000 hombres asignados a las U-Bootwaffen, sólo sobrevivieron 12.000: el 70% de estos hombres hallaron la muerte en el mar. La mayoría, como los 23 tripulantes del U-Boot aparecido hace unos días, descansan aún en el fondo del océano.
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