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Explosicion del Museo de Ciencias.

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Explosicion del Museo de Ciencias. Science Museum Group

Un paseo que espanta y cura

El Museo de la Ciencia en Londres crea las mayores galerías dedicadas a la historia de la medicina

Iñigo Gurruchaga

Londres

Jueves, 14 de noviembre 2019, 20:47

En sus nuevas galerías dedicadas a la medicina, las más grandes del mundo según los directivos del Museo de la Ciencia en Londres, la historia comienza con la anatomía. No solo los instrumentos son truculentos. Como no había suficientes cadáveres de asesinos disponible para que los rudimentarios cirujanos de principios del XIX cuartearan cuerpos legalmente, la imaginación humana se puso a trabajar.

Los 'resurreccionistas' eran ladrones de muertos recién enterrados, que se vendían cuanto más frescos más caros. Llevaron la lógica del negocio a su natural conclusión y, siguiendo el ejemplo pionero de dos irlandeses de Edimburgo, una banda de resurreccionistas comenzó a matar gente en Londres para proveer de material científico a los anatomistas de King's College.

La inocencia se recupera con el estetoscopio de Laënnec, un tubo de madera que el médico francés ponía incluso en el pecho de los difuntos, para oír el ruido de su enfermedad. Portentosos electrocardiógrafos que parecen muebles raros de una sala de estar, horrorosos tornos para la trepanación, la muestra de moho Penicillium que envió el doctor Flemming a uno de sus colaboradores,.

A la colección de objetos que tenía el Museo de la Ciencia se sumó en los años setenta la de Henry Wellcome, el magnate farmacéutico nacido en Estados Unidos y naturalizado británico. A su muerte, donó todo el capital de su empresa a la fundación que lleva su nombre. Es una fuente importante de financiación de la investigación sobre salud y medicina. Y era un gran coleccionista.

El inventario resultante suma 140.000 objetos y se exponen 3.000 en unas galerías amplias y luminosas de la primera planta de uno de los grandes museos de la capital británica, destino cotidiano de decenas de estudiantes de primaria y lugar de turismo ilustrado o de refugio del mal tiempo para visitantes de un barrio que incluye también el de Historia Natural o el Victoria & Albert, dedicado a las artes decorativas.

La perspectiva de la exposición es amplia. La camisa de fuerza de los manicomios coexiste con la psicoterapia de Sigmund Freud, definida como «instrumentos y métodos basados en hablar y escuchar». También con figuras de la virgen de Lourdes, del Ganesh hinduista, de las 18 máscaras como 18 demonios que forman parte de la danza 'tovil' para el exorcismo de la enfermedad, entre los singaleses de Sri Lanka.

Las galerías avanzan hacia el final de la historia mostrando cómo las sociedades modernas se ocupan de las infecciones, de la viruela erradicada, de la polio, la malaria, de la sanidad urbana que evite el cólera. O de indagar en la estructura de las proteínas o la manera de paliar el dolor de las mujeres cuando dan a luz.

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