Premio BBVA para los descubridores del mecanismo del crecimiento celular

La Fundación BBVA concedió hoy el Premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Biología y Biomedicina al bioquímico Michael Hall y al biólogo David Sabatini, por descubrir el mecanismo molecular que es el principal regulador del crecimiento de las células animales y que «juega un papel central en la fisiología del organismo, el metabolismo, el cáncer y el envejecimiento», según destacó el jurado.

Este hallazgo científico de enorme trascendencia, al que ambos investigadores estadounidenses llegaron hace casi dos décadas con un trabajo independiente, pero complementario, ha permitido ya diseñar tratamientos para la lucha contra enfermedades como el cáncer, la diabetes o las dolencias cardiovasculares y ha abierto un prometedor campo de investigación para desarrollar terapias que prevengan o ralenticen el envejecimiento humano y, sobre todo, que permitan combatir enfermedades vinculadas al envejecimiento como el Alzheimer o el Parkinson.

Ambos científicos demostraron -primero Hall en células de levadura y después Sabatini en mamíferos- que existe una proteína, a la que denominaron 'mTOR', que es la que controla el crecimiento celular. «Es la que nos hace crecer cuando comemos», resumió de forma sencilla Hall, a través de una videoconferencia desde el Centro de Ciencias de la Vida Molecular de la Universidad de Basilea (Suiza).

Sabatini, que conectó desde el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), fue aún más gráfico. Describió a 'mTOR' como un interruptor que, cuando hay nutrientes, «permite que el cuerpo construya materiales (crezca), o al contrario». De esta forma, cuando un fármaco es capaz de actuar sobre esta diana molecular, como ocurre con la rapamicina, es capaz de desconectar el interruptor, de inhibir el crecimiento celular, lo que es clave para combatir numerosas enfermedades, como por ejemplo el cáncer, que se debe al crecimiento de células que no deberían de estar creciendo.

La rapamicina se utiliza ya con éxito contra muchos cánceres -«hasta el 60% de los tumores se deben a algún tipo de mecanismo que enciende el interruptor de la vía 'mTOR'», aclara Sabatini-, pero también contra el rechazo de órganos en trasplantados, la diabetes, o en las dolencias coronarias, al tiempo que hay grandes indicios de su posible uso a corto y medio plazo contra la epilepsia, contra enfermedades neurológicas asociadas al envejecimiento, e incluso contra la obesidad, una de las mayores epidemias de las sociedades desarrolladas.

Hall aseguró que, de hecho, el principal reto a partir de su investigación básica es desarrollar fármacos que «con 'mTOR' como diana» lleguen a utilizarse en la práctica clínica. Se mostró optimista porque dijo que hay toda una familia de nuevos inhibidores de esta proteína, una segunda generación de la rapamicina, que ya está en ensayos clínicos.

La otra pata de sus investigaciones es la que ha demostrado en ratones que bloquear a 'mTOR' con rapamicina equivale al acto de comer menos, porque «engañas a las células, que responden como su hubiese menos nutrientes, y eso hace que prolonguen su longevidad». «Esto ha generado mucho interés por su potencial para frenar el envejecimiento», explicó Hall, quien, no obstante, avisó que «hay que investigar mucho antes de plantearse una terapia contra el envejecimiento basada en los hallazgos en animales».

Lo que sí consideraron un campo de investigación clínica «muy prometedor» es el uso de inhibidores de 'mTOR' para prevenir y reducir los daños de enfermedades asociadas a la edad. La idea principal, no obstante, destacó Sabatini, es «vivir mejor, no más tiempo» y pronosticó que en la próxima década sus hallazgos pueden ayudar a alumbrar terapias eficaces contra algunas patologías del envejecimiento.