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El 12 de octubre no es solo una fecha señalada por ser el Día de la Hispanidad o el Día del Pilar. También se ... celebra el Día de los Cuidados Paliativos, una disciplina que ayuda a mucha gente. Pero, ¿qué significa exactamente? Su propio nombre lo indica, consiste en cuidar tanto del paciente como de sus familiares durante y después de la enfermedad, aportándoles mejor calidad de vida y acompañándoles emocionalmente. La única unidad de hospitalización en cuidados paliativos de Cantabria se ubica en el Hospital Santa Clotilde, en Santander, aunque el resto de hospitales también cuentan con equipos de atención a domicilio y cuidados paliativos. Esta ayuda resulta «indispensable» para transitar las emociones, ponerle palabras a los sentimientos y hacer frente a la sensación de soledad que muchas personas experimentan tras una pérdida. Cantabria tiene un fuerte compromiso con los cuidados paliativos. De hecho, hace quince años fue la comunidad pionera en poner en marcha el programa para la Atención Integral a Personas con Enfermedades Avanzadas de la Fundación «la Caixa». Desde entonces, en Cantabria se ha atendido a 5.538 pacientes y 6.244 familiares.
Ana Julia Daroca es la psicóloga al frente de la unidad de cuidados paliativos de Santa Clotilde e insiste en la importancia de ofrecer asistencia psicológica a personas que padecen enfermedades terminales. «En esta sociedad preparamos mucho a las personas cuando alguien va a nacer. Se cuida la espera, la ilusión y los preparativos y se acompaña en todo el proceso. Sin embargo, la sociedad no despierta ni hace todas esas cosas a la hora de morir. En los últimos momentos de vida hay muchísimas cosas por hacer. Yo siempre digo que cuando no podemos alargar la vida, podemos ensancharla», explica.
La asistencia psicológica se ofrece a todos los pacientes que ya no tienen posibilidad de tratamiento activo y llegan a la unidad de cuidados intensivos. «El 99,9% acepta esa ayuda y yo siempre digo que es una acto de generosidad que tienen ellos conmigo, en vez de al revés», confiesa Daroca. La psicóloga asegura que al final de la vida todavía hay muchas cosas por hacer. «Tenemos una idea equivocada. Hay muchas cosas que aun podemos hacer, incluso hay momentos para la risa y para disfrutar. La terapia siempre la centramos en dar las gracias, perdonar a los demás, perdonarse a sí mismo y despedirse», explica. Es por eso que, para ser psicólogo en cuidados paliativos hay que tener « mucha sensibilidad con el dolor ajeno, mucho respeto y, sobre todo, es fundamental acompañar los tiempos y las necesidades de cada persona. Hay pacientes que en un momento dado no quieren saber lo que ocurre y hay que respetarlo», insiste.
Los cuidados paliativos no se aplican solo a los pacientes. También se les ofrece a los familiares, que muchas veces presentan gran malestar emocional y sobrecarga del cuidador. «Las familias llegan en una situación de gran desgaste y tienen muchos sentimientos encontrados en estas situaciones. Se realiza el acompañamiento en el tiempo que permanecen con nosotros y después de que el paciente haya fallecido», explica la psicóloga. «Los cuidados paliativos mejoran y salvan vidas a enfermos y familiares».
Bien lo sabe Asunción González: «Ha sido una ayuda para seguir viviendo». Su madre, Trini, falleció hace un año y estuvo ingresada en Santa Clotilde, donde recibió cuidados paliativos. «No podía más. Trabajaba todo el día y eso, sumado a una caída aparatosa que tuve y la muerte reciente de mi hermano, me producía mucho agobio porque cuidaba a mi madre yo sola. Me ofrecieron los cuidados paliativos a mí también y no dudé. Es lo mejor que pude hacer», cuenta. A día de hoy, un año después de la muerte de su madre, Asun continúa recibiendo asistencia psicológica de la mano de Ana Julia Daroca. «Que se te muera una madre es muy duro. Da igual la edad que se tenga, el duelo hay que pasarlo igual», confiesa. «Ana me está salvando. Se compromete conmigo y me trata con mucha delicadeza y cariño. Ha habido días muy difíciles porque piensas que podrías haber hecho algo más, pero te enseñan a que no se acaba todo aquí. Hay que seguir porque hay mucha gente por la que luchar, como mis dos hijos y mi nieto precioso», dice emocionada.
A escala nacional, el acceso a este tipo de cuidados está lejos de ser equitativo, dado que faltan recursos económicos. Entre 300.000 y 370.000 personas precisan cada año atención paliativa, de las cuales 135.000 presentan necesidades complejas que requieren la intervención de un equipo específico. En el conjunto del país, solo un 40% de los pacientes que necesitan cuidados paliativos especializados los reciben.
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Ana del Castillo
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