20 años en la cárcel
La australiana indultada tras la muerte de sus cuatro hijos: «Es una victoria para la ciencia»Secciones
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20 años en la cárcel
La australiana indultada tras la muerte de sus cuatro hijos: «Es una victoria para la ciencia»«Hoy es una victoria para la ciencia y especialmente para la verdad». Esas han sido las primeras palabras pronunciadas a su salida de prisión por Kathleen Folbigg, la mujer australiana que se ha pasado veinte años en la cárcel acusada de un crimen que ... no cometió: el asesinato de sus cuatro hijos. Una destacada inmunóloga española, la gaditana Carola García de Vinuesa, al frente de un equipo científico internacional, ha logrado demostrar su inocencia. Dos de las criaturas murieron a causa de una mutación genética, la tercera por un trastorno asociado al mismo problema de salud. El magistrado que ha revisado el caso ha entendido, por fin, que la muerte del cuarto niño pudo deberse a las mismas causas.
No sólo fueron los jueces. También la opinión pública australiana condenó injustamente a la mujer en 2003. Veinte años más tarde, el mundo entero celebra su liberación. «Durante las dos décadas que he estado en prisión siempre he pensado en mis hijos. He llorado por ellos, les he echado de menos y les he querido terriblemente», ha afirmado la mujer, de 50 años. «Siempre pensaré en ellos.
La investigadora española que ha dirigido el trabajo internacional está considerada en Australia como una eminencia científica. Hasta el punto de que llegó a ser condecorada por el Ministerio de Ciencia, que le concedió su máximo reconocimiento, el Premio al Científico del Año. «No es perdón, sino evidencia científica», ha proclamado García de Vinuesa. «Porque no fueron crímenes, sino muertes naturales».
El indulto ha permitido a la mujer recuperar la libertad perdida, pero, de momento, no anula las condenas. Eso significa que el menor delito podría devolverla a prisión porque se aplicaría lo que en Derecho se considera un agravante por reincidencia. La amnistía, en cambio, una figura similar pero diferente, sí anula los antecedentes penales.
Los cuatro niños de Folbigg murieron siendo aún bebés, cuando tenían entre 19 días y 18 meses. Ni la opinión pública ni, lo que es peor, la Fiscalía creyeron en la mujer, que se hartó en defender su inocencia. Sus familiares y amigos más íntimos la creyeron y se movilizaron a favor de su libertad. «Mi eterna gratitud –ha dicho ahora Kathleen Folbigg– a mi familia y especialmente a mi mejor amiga, Tracy Chapman (nada que ver con la cantante) y a toda su familia. Sin ellos no habría sobrevivido a este calvario».
Si tiene que resultar duro ser encarcelado por un delito no cometido, muchísimo más cuando se trata de una acusación tan grave como haber matado a tus hijos. García de Vinuesa la creyó también y, apoyada por un grupo científico internacional, que incluyó a dos premios Nobel, se propuso demostrar su inocencia.
Lo logró. «No fueron asesinados, sino que murieron a causa de una arritmia cardiaca», explicó la experta, que después de veinte años de trabajo en Australia ha sido fichada por el prestigioso Instituto Francis Crick de Londres, que se dedica a la investigación biomédica. «Fueron muertes naturales». Las crías murieron a causa de una mutación en una proteína llamada calmodulina, capaz de provocar arritmias cardiacas tan severas como para desencadenar una muerte. El de las hijas de Folbigg no fue el primer caso descrito en la literatura internacional. Muy probablemente tampoco será el último. «La evidencia era tan aplastante que no dudaba que saldría de prisión», ha dicho la española.
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