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Las autonomías disconformes con la Lomloe, la reforma educativa aprobada en 2020 con la oposición de PP, Ciudadanos y Vox, no podrán buscar lagunas legales o atajos para minimizar o burlar los nuevos criterios de evaluación, promoción y titulación que la norma dispone para la ... ESO y que descartan el número de suspensos como el elemento clave a la hora de tomar estas decisiones.
La Lomloe, y el real decreto de evaluación que la desarrolla, establecen que la repetición debe ser algo excepcional -una sola vez en la etapa- y que pasarán de curso todos los alumnos que tengan una o dos asignaturas suspensas -ahora son un máximo de tres-, pero también quienes, con independencia del número de cates, se estime que pueden seguir con éxito por tener expectativas favorables de recuperación. De igual manera, obtendrán el título de ESO los alumnos que terminen cuarto y hayan adquirido, a juicio del equipo docente, las competencias básicas y alcanzado los objetivos de la etapa, sin fijar para ello tope alguno de suspensos. Desaparecen los exámenes de recuperación de junio o septiembre y en ambos casos la decisión queda en manos de sus profesores, que la tomarán de forma colegiada.
El real decreto de currículo de ESO, aprobado hoy por el Consejo de Ministros, introduce un blindaje para evitar que, como ya anunciaron diferentes dirigentes del PP, haya autonomías que traten de eludir los puntos de la Lomloe que rechazan. Impide que comunidades como Madrid, que ya había anunciado ese deseo, puedan fijar número máximo alguno de suspensos para permitir pasar de curso o titularse.
El texto autoriza a las consejerías a establecer pautas que orienten a los profesores a la hora de decidir si un alumno ha adquirido o no las competencias clave para promocionar o ha logrado los objetivos para titularse en la etapa, pero «siempre que dichos criterios no impliquen la fijación del número ni la tipología de las materias no superadas». Madrid, por ejemplo, no podrá topar suspensos, pero sí, como tiene intención, exigir un acuerdo de dos tercios de los profesores para decidir la promoción o la titulación.
Este real decreto establece la organización y el currículo básico que tendrá la ESO desde septiembre próximo, que será cuando, primero en los cursos impares y un año después en los pares, se empiecen a aplicar los nuevos contenidos y materias de la Lomloe. Es el compendio de enseñanzas mínimas, igual para toda España, que ocupará el 50% de horario lectivo en las autonomías con lengua propia y el 60% en el resto. El tiempo de clase restante deberá ser completado y decidido por las propias comunidades y, en la parte que les permitan, por los centros educativos.
Entre las novedades del documento está que las actas académicas ya no tendrán que reflejar con calificaciones numéricas el aprovechamiento del estudiante en las diferentes asignaturas. No habrá más cuatros u ochos, pero sí se mantienen los conceptos de suspenso, aprobado, bien, notable o sobresaliente. Es exactamente el mismo cambio que el Gobierno ya se introdujo a primeros de mes en el nuevo currículo de Primaria. De hecho, educación solo tiene intención de mantener las notas numéricas en Bachillerato, por ser necesarias para las medias de selectividad.
El texto deja en manos de cada autonomía decidir en cuál de los cuatro cursos de ESO se impartirá a los alumnos de forma obligatoria la asignatura de Educación en Valores Cívicos y Éticos. El ministerio, que sí que fija en el documento el contenido básico de la nueva materia, ha preferido que sea cada comunidad la que determine cuándo la imparte.
Como ya adelantó la Lomloe, en cuarto curso de ESO desaparecen los itinerarios establecidos desde 2013 por la Lomce del PP, que separaban y daban títulos dispares a los alumnos que luego solo podrían cursar uno de los tipos de Bachillerato o de FP. Con la Lomloe todos los alumnos de cuarto tendrán las mismas asignaturas comunes -Educación Física, Geografía e Historia, Lengua Castellana y Literatura, Lengua Extranjera y Matemáticas- y luego deberán escoger de una lista de diez materias, que se puede aumentar con trabajos monográficos o servicios comunitarios, tres optativas. No obstante, cursen lo que cursen, todos lograrán el mismo título y todos podrán elegir en qué estudios continuarán con independencia del bloque de optativas que hayan estudiado.
Una de las nuevas asignaturas, Tecnología y Digitalización, obligada en los tres primeros cursos y optativa en cuarto, tiene entre sus cometidos preparar a los estudiantes contra varios de los males que golpean hoy a muchos de estos adolescentes, como el ciberacoso, la sextorsión, la adicción tecnológica, los peligros del juego 'online o el acceso a contenidos de riesgo como el porno.
El decreto también desvela qué ocurrirá con los alumnos de la ESO que decidan no dar clase de Religión, una asignatura que desde el ejercicio 2022-23 pasa a ser voluntaria, que no tendrá otra alternativa para quien no la curse (como antes sí ocurría ahora con Ética) y que dejará de contar para la nota media y las becas. Los estudiantes que no elijan la hora semanal de Religión seguirán en el centro recibiendo «atención educativa», consistente en actividades que mejoren su autoestima, autonomía, responsabilidad y que les hagan reflexionar, pero que no supongan avanzar en materias troncales. Algunas opciones son los cineforos, debates, proyectos interdisciplinares o los trabajos colaborativos.
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