Madrid, Asturias, Cataluña y Región de Murcia son las autonomías con mayor segregación escolar

Así lo concluye la federación de enseñanza de CC OO en un estudio monográfico sobre este problema, en el que subraya que la alta segregación escolar no solo gripa el ascensor social que es o debería ser la escuela democrática sino que debilita el sistema educativo de ese país, que logra peores resultados en las pruebas internacionales como PISA, por lo que consideran «urgente» que ministerio y consejerías adopten soluciones.

El exceso de centros socialmente desequilibrados, según destacan todos los expertos internacionales, alimenta el fracaso y el abandono escolar, amplía las diferencias de calidad y de recursos docentes entre las escuelas y, en definitiva, pervierte el objetivo de la educación, ya que perpetúa las desigualdades sociales y la exclusión social.

España tiene un nivel medio, tirando a medio-bajo, de segregación escolar en su apartado más condicionante, el que filtra y separa a los alumnos por su situación socioeconómica, por pertenecer a una familia favorecida o no. La media de colegios e institutos españoles discriminan por estatus menos que en Francia o en Italia, pero mucho más que los países nórdicos o que Portugal. España está actualmente en un índice de segregación socioeconómica del 0,36 (cuando 1 es el máximo y 0 el mínimo), después de una importante mejora en los últimos seis años, cuando se tocaron máximos de discriminación (sobre 0,44 en 2015).

Pero los promedios nacionales ocultan buena parte del problema, porque lo que hay son enormes diferencias entre territorios. El ejemplo más claro es la Comunidad de Madrid, con la mayor proporción de institutos elitistas y 'centros gueto' de toda España, con unas tasas de separación (entre 0,42 y 0,45) que casi doblan a las de las autonomías menos segregadoras y que la sitúan en la cabeza europea en discriminación educativa, solo superada por países como Rumanía, Eslovaquia o Bulgaria.

En esta comunidad coinciden muchos de los factores que, según CC OO, disparan la segregación, como la libertad prácticamente absoluta de elección de centro, que siempre favorece a los alumnos con más recursos mediante un distrito único educativo y la ausencia de criterios correctores de acceso para superar la dinámica de barrios ricos y pobres, o una escuela concertada, con sus polémicas cuotas, que junto a un potente sector privado suman casi la mitad de los centros de esta comunidad.

Junto a Madrid, aunque con índices de separación de alumnos más bajos, destacan Asturias, Cataluña y Murcia, además de Ceuta y Melilla, como los territorios con mayor segregación socioeconómica. Cataluña y Asturias destacan por tener demasiados colegios con concentración de alumnos desfavorecidos y Murcia por albergar muchos centros elitistas.

El reverso de Madrid se puede decir que es Cantabria. Esta autonomía tiene las tasas más bajas de segregación socioeconómica del alumnado y es el territorio europeo con menos discriminación educativa de los estudiantes por su estatus, incluso está por delante de la modélica Finlandia. Le siguen en este ranking positivo las dos Castillas, la Rioja y Navarra, todas ellas con mejor dato que Noruega.

La segunda gran clase de segregación escolar tras el estatus es la que separa por origen, la que filtra la entrada de inmigrantes en algunos centros y la concentra en otros. España, con un 0,19, tiene una tasa alta de discriminación, en el tercio superior de la Unión Europa, que además ha crecido en los últimos años. En este apartado hay dos autonomías españolas claramente segregadoras. Son Cataluña y el País Vasco, con un índice de 0,24 que las coloca en la cúspide europea, solo por detrás de Austria, Reino Unido y Bélgica. Navarra y Madrid, también están por encima de la media europea. Los territorios cuyos colegios menos arrinconan a los inmigrantes son Ceuta, Asturias, Extremadura, Castilla y León, La Rioja y Cantabria, todos con un índices inferiores a la mitad de la media española.

Los expertos de CC OO proponen 75 medidas concretas para poner fin a la segregación, con una de ellas como central: la apuesta decidida por una red pública mayoritaria y de calidad y el incremento de la inversión educativa al 7% del PIB. Piden la eliminación del distrito escolar único, zonas escolares con una composición social y de centros heterogénea y primar el acceso al centro más cercano al domicilio al tiempo que se aumentan los puntos para la admisión en base a la situación socioeconómica vulnerable.

Creen importante ampliar la educación gratuita de 0 a 3 años en los barrios más pobres, evitar la adscripción de centros de infantil y primaria con muchos niños desfavorecidos a institutos similares (y al revés) o hacer discriminación positiva de recursos, profesorado y programas de refuerzo para los institutos con exceso de vulnerables.

Otro de los puntos centrales es terminar con las supuestas cuotas voluntarias de los colegios concertados y garantizar la auténtica voluntariedad de las actividades y servicios extraescolares, que entienden que en su mayoría deberían ser gratuitos y si no becados para las familias con menos disponibilidad económica. En este punto consideran indispensable una inspección de los centros real y la imposición de sanciones a quien burle la ley y los conciertos.