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-¿Qué radiografía realizaría de la Universidad española a día de hoy?
-Estoy convencido de que la Universidad española en su conjunto tiene un buen nivel y el sistema universitario español está a la altura de los de los países de nuestro entorno, esto ... se prueba con la gran capacidad que demuestran nuestros estudiantes y profesionales cuando están en otros países y con la valoración que muchos de nuestros estudios tienen a nivel internacional. Y esto en un entorno donde se ha tratado de trivializar el hecho universitario, reduciendo los presupuestos, sin prioridad ninguna en la agenda de los gobiernos. Esto no es óbice para que desde la Universidad seamos conscientes de que hay que responder a todos los retos de esta sociedad en cambio y se reclame con insistencia una nueva ley de Universidades y un pacto político por la enseñanza y la investigación.
-¿Es la Universidad suficientemente autocrítica?
-La crítica en la universidad es nuestro caldo de cultivo, creo que hay pocas profesiones donde deba estarse permanentemente sometido a la evaluación y a la controversia como en la universidad. La ciencia avanza gracias a la confrontación de ideas y al convencimiento del interlocutor. Dicho esto, es cierto que para que la crítica trascienda y se traduzca en hechos, se necesita que cada persona con responsabilidades las asuma y muchas veces estas quedan diluidas por actitudes corporativas o de intereses (yo diría que como en otras tantas instituciones y colectivos) y contra esto evidentemente hay que actuar.
-¿Cree que la Universidad y los trabajos que realiza para las instituciones (como el último caso del Metrotus) son objeto de críticas abusivas o injustas o entran dentro de lo razonable?
-Todo acto de trascendencia pública sea del entorno universitario o no, puede y debe estar sometido a críticas y opiniones, pero siempre con conocimiento y sin falsedades o difamación. Los trabajos universitarios los hacen grupos de investigación y son de su competencia y responsabilidad pero estos siempre deberían quedarse a un nivel de propuestas técnicas o científicas, su aplicación corresponde a los gobernantes y no es bueno mezclar estos conceptos, por parte de unos y de otros. Proyectos que técnicamente pueden ser impecables, pueden resultar inadecuados si no se tienen en cuenta circunstancias especiales que trascienden lo estrictamente técnico.
-¿Cuáles cree que son las claves y mejoras que deben guiar la Nueva Ley de Universidades que los rectores han solicitado al ministro Pedro Duque?.
-Creo que hay que profundizar en lo que es la autonomía universitaria, con absoluta exigencia de calidad y rendimiento de cuentas. Otro tema fundamental es la selección de profesorado, la carrera académica y la dedicación a las tres funciones universitarias, (docencia, investigación y transferencia) y por supuesto el gobierno universitario, competencias y responsabilidades.
-¿En qué medida los casos de Carmen Montón, Pablo Casado y Cristina Cifuentes, o el cuestionamiento de la tesis de Pedro Sánchez, han puesto en peligro la credibilidad, el prestigio y la imagen de la universidad española?
-Es indudable que estos casos han producido un daño muy importante y han puesto el sistema universitario a los pies de los caballos, las sospechas se extienden como una mancha de aceite, contribuyendo aún más a la trivialización del trabajo universitario. Parece que se ha levantado la veda. Bien es verdad que este caso está muy focalizado en lo que parece ser un «cáncer» concreto de corrupción y favores que había que extirpar con todo el peso de la ley. Pero solamente el hecho de que esto se haya podido producir debe hacernos reflexionar a todos respecto a la vigilancia de comportamientos o situaciones que aunque puedan ser legales distan de ser un modelo de comportamiento universitario exigible al menos en las universidades públicas.
-¿No cree que es necesario modificar los mecanismos de control dentro de la universidad para evitar casos así? ¿Introducir quizás mecanismos más eficientes?
-Yo diría que los mecanismos de control, económico o académico actuales son extremadamente exhaustivos y pueden convertirse en ineficaces y, lo que es peor, pueden tener el efecto contrario del que se pretende pues se centran más en cuestiones de procedimientos o detalles que en la consecución de objetivos. Todo el mundo sabía o sabe cómo presentar inicialmente una nueva titulación en la ANECA para que se aceptada, pero falta la verificación «in situ» de que se reúnen las condiciones que se describían. Yo sería partidario de una acreditación total para Centros o Universidades, con duras sanciones si no se cumple con el nivel de calidad necesario. En todo caso los casos de corrupción o malas prácticas deben ser detectables si cada, ministro, rector, vicerrectores, decanos, directores de departamentos y profesores en general asume la responsabilidad que les corresponde, como ya hemos indicado.
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