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Solo un año después de que el diario sensacionalista 'The Sun' agotara su tirada matinal poniendo los pelos de punta a miles de británicos que ... a diario hacen las maletas buscando el sol de Tenerife, los tabloides ingleses más amarillistas han vuelto a hacerlo. Apenas doce meses después de anunciar que una supuesta «erupción volcánica masiva» iba a llevarse por delante la isla, el pasado fin de semana 'The Sun', al igual que el 'Express', 'Daily Mail' y 'Newsweek', abrían sus portadas con titulares del tipo: «Alerta volcánica en Tenerife: conmoción por los 270 terremotos que amenazan las vacaciones preferidas por los británicos en las Islas Canarias», aderezadas con imágenes del Kilauea, el volcán hawaiano que lleva días escupiendo lava.
Esta nueva 'ofensiva', además de obligar a los expertos a desmentir cualquier tipo de riesgo inminente, ha despertado la indignación del sector hotelero de una isla que cada año acoge a dos millones de británicos. «Ante este tipo de situaciones solo nos queda plantearnos dos opciones: o son idiotas, que no lo creo, o son demasiado listos». Jorge Marichal, presidente de Ashotel, la Asociación Hotelera y Extrahotelera de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro, requirió ayer a los responsables políticos canarios el inicio de una investigación al respecto y, en caso de que proceda, arbitrar una acción civil. «Estamos cansados de ver cómo, cada inicio de temporada, nos vienen con una historia de este tipo que no solo siembra dudas entre los británicos que están pensado en visitar la isla, sino entre los propios canarios. Que lo hagan a sabiendas de que están publicando algo falso nos hace sospechar que las informaciones obedecen a intereses concretos, pero son solo sospechas porque, si tuviéramos alguna certeza, el asunto ya estaría en los juzgados del Reino Unido», afirma Marichal alineándose con quienes no descartan que algún lobby, interesado en desviar a los millones de turistas británicos que cada año acuden a la isla hacia otros destinos como Grecia, Turquía o Egipto, esté amparando este tipo de actuaciones.
Frente a ellos, otros, como el consejero de Turismo de Canarias, creen que detrás de todo este despropósito no hay más que el deseo de vender periódicos, aunque para ello tengan que distorsionar la realidad hasta límites insospechados. «Siempre que tienen oportunidad de tergiversar cualquier información lo hacen con el único objetivo de vender periódicos. Luego la historia va perdiendo fuelle, pero nunca rectifican», lamenta Alberto Bernabé, titular del departamento, haciendo hincapié en que en ese empeño, además de perjudicar los intereses de Tenerife, lesionan los de los miles de británicos que están en la isla o tienen previsto un viaje inminente. «Es normal pensar en términos de conspiración judeo-masónica capitaneada por mercados competidores, pero creemos que estamos ante algo mucho más simple: saben que allí interesa cualquier noticia relacionada con Canarias y no tienen ningún problema en manipular la verdad si eso les lleva a vender más».
La realidad es que la situación se repite periódicamente. Es posible que alguien lo haya olvidado, pero además de la «erupción volcánica masiva» de hace un año, no hace tanto que varios tabloides británicos se empeñaron en asegurar que una masa de tierra de 53 por 31 kilómetros se desprendería de la isla de La Palma y provocaría olas de hasta cien metros de altura en el Atlántico que, desplazándose a 800 kilómetros por hora, destruiría todo lo que encontraran a su paso. Nadie sabe de dónde sacaron la historia.
Fenómenos geológicos al margen, el hecho es que, de un tiempo a estar parte, los súbditos de Isabel II, a pesar de seguir siendo los turistas más numerosos en Canarias, parecen estar algo menos interesados en viajar al archipiélago. Según María Guardiet, directora del departamento de Investigación de la empresa pública Promotur, varias razones explican este enfriamiento de su pasión por la isla de la eterna primavera, más allá de que un periódico determinado decida inventarse una alerta sísmica o la inminente llegada de un tsunami. Una de ellas está en la quiebra, el año pasado, de Monarch Airlines, una aerolínea británica con base en Luton que solo en 2016 había traído a más de medio millón de británicos a las islas y casi 300.000 a Tenerife. El resto de las compañías aéreas, pendientes de qué va pasar con el 'Brexit', aún no han dado un paso al frente y cubierto el espacio que ocupaba Monarch. «Otro motivo de peso -apunta Guardiet- es que con la devaluación de la libra ahora les resulta bastante más caro venir a Canarias».
La prueba de que el asunto no solo preocupa en el archipiélago está en los llamamientos que la patronal británica del negocio turístico lleva meses haciendo al Gobierno de Theresa May. La ABTA (siglas de la asociación de agentes británicos de viajes) ha demandado al Ejecutivo de Reino Unido que trate de mantener la capacidad de viajar libremente por el Viejo Continente y conserve la exención de visados entre el Reino Unido y la Unión Europea tras su salida. En su opinión, las futuras restricciones en las conexiones aéreas podrían traducirse en precios más altos y un menor número de rutas para elegir.
Eso sí, la ABTA no entra a valorar qué puede estar detrás de ese empeño de algunos medios británicos en animar el inicio de cada temporada con alguna amenaza de catástrofe inminente en las Islas Canarias. «Como asociación, esas son cuestiones que no podemos entrar a comentar», se excusa Muireann Kirby, responsable de comunicación de la patronal. El hecho es que sus afiliados son los primeros afectados por estas explosiones de amarillismo. Hace solo dos días, Nadin, uno de los recepcionistas del Hotel Monopol de Tenerife, no podía creer lo que oía cuando, al descolgar el teléfono, oyó a un operador británico preguntarle si era cierto que el Teide había entrado en erupción. «En los doce años que lleva trabajando aquí jamás le había ocurrido nada parecido», dice Kirby. «Según le contó, sus clientes estaban preocupados y llamaba para asegurarse». Y los pobres vulcanógrafos, desgañitándose para que no cunda el pánico...
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Ana del Castillo
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