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El fiscal Ignacio Stampa presenta hoy, a las 19.00 horas, en la Librería Gil de Santander, su libro 'El Complot. La verdad sobre el caso del fiscal Stampa', del que La Esfera ha publicado dos ediciones, junto a María Sarabia, catedrática de la ... Universidad de Alcalá, y Carlos Yáñez, fiscal decano de Torrelavega. Stampa fue el «involuntario» protagonista de un conjunto de hechos de repercusión mediática durante su intervención como fiscal anticorrupción en el llamado caso Tándem o caso Villarejo, del que finalmente fue apartado.
-Antes de nada le informo de que esta conversación va a ser grabada, como hacía Villarejo, pero simplemente con la intención de recoger sus palabras fielmente.
-Lo entiendo, yo también la voy a grabar por recomendación de mi abogado para que no haya malentendidos.
-¿Qué le hicieron para que acabase fuera del caso Villarejo?
-Villarejo y otros investigados iniciaron una campaña mediática de desprestigio utilizando a algunos compañeros suyos y se nos acusó a los dos fiscales del caso de revelación de secretos e incluso a mí de tener una relación con la abogada de Podemos para darle una falsa credibilidad. La fiscal Dolores Delgado, amiga de Villarejo, utilizó esta campaña para justificar que mi compañero y yo no podíamos seguir con el caso. Es decir, sobre las base de los bulos aprovecharon para romper la pareja de fiscales y manipular una investigación penal en mi contra, que acabó archivándose. Cuando lo descubrí empecé a plantear recursos contencioso-administrativos porque es una barbaridad.
-¿Se ha planteado emprender acciones penales contra ellos?
-No, pero esa posibilidad está ahí.
-Ahora que lleva tiempo fuera del caso, ¿está satisfecho con el resultado que está dando su legado?
-Sí. Las cuatro sentencias que se han dictado hasta ahora son condenatorias e incluso la que se ha anulado parcialmente ha sido porque se han estimado los recursos de las acusaciones, no de las defensas, con lo que se sigue validando todo el trabajo de la Fiscalía.
- En la presentación de este libro dice que cuenta la verdad de una historia para ponerle fin. ¿Cree que lo conseguirá?
-Sí,con esta campaña de promoción espero conseguirlo, porque todo lo que cuento es la verdad y está documentada. Después de tres meses y medio nadie ha podido rectificarme un línea. De hecho el libro está validado jurídicamente por la Fiscalía General del Estado, con lo que no cae en ninguna infracción ni incorrección.
-¿Han intentado que su obra no viera la luz?
-No, porque no se enteraron. Tampoco creo que lo hubieran tratado de impedir.
-¿Y ha recibido alguna llamada incómoda tras su publicación?
-Ninguna.
-¿Cuál es el precio que ha tenido que pagar por revelarse frente a sus superiores?
-De momento ninguno, y no temo ninguna querella porque no pueden hacer nada; lo que cuento es todo correcto. Villarejo sí me puso un denuncia por el libro porque consideró que me metía con la fiscal general y que revelaba información, pero la propia Fiscalía ha dicho que ejerzo mi derecho de defensa y de libertad de expresión y que no hay revelación de nada.
- Después de lo que ha vivido en sus carnes, ¿por qué tendríamos que creer en la Fiscalía?
-Porque los 2.800 fiscales que trabajamos todos los día vamos a nuestro puesto de trabajo intentándolo hacer lo mejor posible. Eso no quiere decir que en la cúpula haya cierta contaminación y cada vez una mayor politización. El problema es que la autonomía individual de los fiscales está desapareciendo paulativamente. Y no solo por el hecho que el Gobierno nombre al fiscal general del Estado, sino porque cada vez hay un mayor intervencionismo de estos fiscales generales. Muchos fiscales reciben una determinada instrucción y no quieren desagradar al jefe. Yo como no aspiro a nada, no tengo problema en decir las cosas como son.
-¿Hasta qué punto cree que está politizada la Justicia en este país?
-Cada vez vemos más nombramientos discrecionales que se hacen en la cúpula del Ministerio Fiscal y cuál es la orientación política o proximidad ideológica que pueden tener con el fiscal general de turno para que sean nombrados. Por otro lado, a la hora de renovar el CGPJ, los políticos nos intentan convencer de que lo que pretenden es despolitizar la justicia, y eso los ciudadanos no se lo creen.
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