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O. BELATEGUI
Viernes, 26 de agosto 2022, 10:32
El investigador de la Universidad de Alicante Fernando Maestre se hacía ayer una pregunta en su cuenta de Twitter: «¿Cómo es posible que una sandía cultivada en España sea más barata en Leipzig que en Alicante?». Como prueba, el científico adjuntaba el folleto de una ... cadena de supermercados alemana, en el que el precio de la fruta veraniega por excelencia era de 0,77 euros el kilo. El pasado mes de junio, algunos establecimientos llegaron a venderla por precios superiores a los 3 euros en España. Este viernes en Santander, la sandía premium -sin pepitas- está a 1,79 euros el kilo en Carrefour, lo mismo que en Lupa la sandía negra.
La sequía y la inflación han provocado que la popular cucurbitácea, una de las mejores maneras de hidratarse en estos días de altas temperaturas, se convierta en un producto de lujo. A comienzos del verano, grupos de agricultores de Murcia se organizaron en patrullas nocturnas para evitar el robo de sandías. Trataban así de asegurar una recolección que en muchos casos apenas les proporciona 25 céntimos por kilo. «Ahora se ha puesto de moda que salen por las noches y nos hacen un destrozo bestial. Los vecinos hemos decidido juntarnos y organizarnos en coches a hacer de Guardia Civil», contaba en televisión Plácido Pérez, presidente de COAC Lorca. Según los precios medios nacionales que actualiza semanalmente el Ministerio de Agricultura, los cien kilos de sandía han pasado de 42,27 a 51,53 euros.
A finales de julio, agentes de la Guardia Civil de Sanlúcar la Mayor (Sevilla) detuvieron a 12 personas como autores de delitos de robo con fuerza y con intimidación y hurto, que supuestamente se llevaron en lo que va de temporada más de 2.500 kilos de sandías. No se descarta que la cifra del botín sea superior, ya que que muchos de los perjudicados no presentaron denuncia.
El mundo del delito se ha abonado al cultivo de grandes sandías e, incluso, ha proliferado el 'trapicheo' de estas grandes frutas en la frontera entre Marruecos y España, a la altura de Melilla. Dado el encarecimiento de estos artículos populares, sale muy a cuenta entrar en territorio magrebí, comprar una sandía gigante -las hay de hasta casi veinte kilos de peso- y venderla al otro lado. Negocio redondo. Por apenas 38 céntimos el kilo en Portugal, se le puede sacar chispas en España y llegar en una jornada como la de ayer a un precio de 38 euros.
Los agricultores sufren el continuo robo de estas piezas cultivadas al aire libre sin vallados, muchas veces al borde de un camino, para después ser vendidas en furgonetas a pie de carretera. Siempre ha habido hurtos, pero este verano el problema se ha desbordado. El tradicional concurso de la sandía y el melón más gordos de Villanueva de la Serena (Badajoz), que se celebró ayer, también es víctima de la sequía. Antonio González, un vecino que en 2019 se llevó el primer premio con un ejemplar de 99,6 kilos, reconoce que este año no iba a correr la misma suerte. «No tengo sandías que se puedan aproximar ni de lejos a ese peso, puede que no lleguen a 20 kilos», declaraba al diario 'Hoy'.
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