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Iván posa ante su taller con la carrocería de un Alfa Romeo Spider Veloce de 1983 que está restaurando. R. C.
Un mecánico que ha trabajado para Ferrari y Rolls-Royce se instala en un pueblo de Teruel y revoluciona a sus 70 vecinos

Un mecánico que ha trabajado para Ferrari y Rolls-Royce se instala en un pueblo de Teruel y revoluciona a sus 70 vecinos

Iván Fernández ha montado un taller de restauración de coches clásicos y deportivos en Visiedo. «Nos ha dado vidica», asegura la regidora

Sábado, 15 de junio 2024, 00:12

Iván Fernández y su mujer Eva, ambos de 53 años, desembarcaron hace diez meses en Visiedo (Teruel), dejando atrás el glamur de Marbella «y su saturación turística» para abrazar la tranquilidad de un pequeño pueblo de 70 vecinos rodeado de campo, y donde la vida discurre sin mirar el reloj. En una vieja cochera agrícola, Iván ha montado un taller mecánico especializado en la reparación y mantenimiento de automóviles clásicos. Experiencia no le falta. Lleva toda la vida entre motores. Primero en su Madrid natal en el taller de su padre cerca de Las Ventas, y luego como mecánico en concesionarios de marcas tan exclusivas como Ferrari, Rolls-Royce, Lamborghini o Bugatti. En 2005 decidió abrir su propio taller de deportivos en Marbella y le iba muy bien. «Tenía muchos clientes, la mayoría constructores, pero llegó la crisis de 2008 y el ladrillo se fue al garete y yo detrás».

Recibió entonces una jugosa oferta para trabajar en la Ferrari de Dubái, y cuando estaba a punto de coger el avión, apareció un millonario inglés, residente en la Costa del Sol, que le planteó llevar el mantenimiento de su colección de bólidos y clásicos, entre ellos un Aston Martin, un Ferrari o un Phantom de 1931, con el que su dueño participó en el rally Pekín-París en el transcurso del cual rompió el embrague. «Me llamó desde Novosibirsk, en Siberia, y hasta allí me fui en su jet privado a cambiar la pieza». El británico no reparaba en gastos. «He estado trabajando doce años para él, pero el verano pasado decidió vender toda su colección. Fue entonces cuando mi mujer y yo pensamos en cambiar de aires y escaparnos a un pueblecito pequeño».

Y dieron con Visiedo, donde son los últimos en incorporarse a un censo que han 'rejuvenecido'. «Aquí la vida es estupenda. No hay agobios, puedes dejar el coche con las llaves puestas. Hay un supermercado y un bar. ¡Qué más quieres! Yo me levanto cuando me despierto lo que no significa que sea tarde, saco a los perros al campo y me voy al taller a trabajar que lo tengo a 50 metros de casa. A la una viene algún vecino que me dice 'Iván vamos al bar a tomar el vermú'. Pues venga vamos«.

De arriba abajo, algunas 'joyas' del millonario inglés para el que Iván trabajaba antes de instalarse en Visiedo; el taller mecánico que tenía en Marbella y que tuvo que cerrar por la crisis de 2008; y con el Alfa Romeo que está restaurando en la actualidad en este pueblo del Altiplano turolense. R. C.
Imagen principal - De arriba abajo, algunas 'joyas' del millonario inglés para el que Iván trabajaba antes de instalarse en Visiedo; el taller mecánico que tenía en Marbella y que tuvo que cerrar por la crisis de 2008; y con el Alfa Romeo que está restaurando en la actualidad en este pueblo del Altiplano turolense.
Imagen secundaria 1 - De arriba abajo, algunas 'joyas' del millonario inglés para el que Iván trabajaba antes de instalarse en Visiedo; el taller mecánico que tenía en Marbella y que tuvo que cerrar por la crisis de 2008; y con el Alfa Romeo que está restaurando en la actualidad en este pueblo del Altiplano turolense.
Imagen secundaria 2 - De arriba abajo, algunas 'joyas' del millonario inglés para el que Iván trabajaba antes de instalarse en Visiedo; el taller mecánico que tenía en Marbella y que tuvo que cerrar por la crisis de 2008; y con el Alfa Romeo que está restaurando en la actualidad en este pueblo del Altiplano turolense.

Iván y su pareja tenían ganas de desconectar del ruido, el trasiego y la vida «acelerada» de ciudades como Madrid y Marbella, donde han residido. «Mi mujer y yo tenemos 53 años, hemos salido todo lo que teníamos que salir y ahora buscamos tranquilidad. Y si un día nos queremos pegar un juerga tenemos Teruel a media hora y Valencia y Zaragoza a hora y media y Madrid a tres horas. Pero no echo en falta nada».

El matrimonio tiene una hija en Inglaterra que les ha hecho abuelos (jóvenes abuelos, habría que reseñar) dos veces, y sus nietos disfrutan en Visiedo tanto como en la playas de Marbella. «Esto es el paraíso para los niños; pueden andar con las bicis sin miedo al tráfico, y en verano tienen la piscina». Y el taller ya empieza a coger vuelo. Repara los vehículos de sus nuevos vecinos si se lo piden, pero su trabajo está enfocado a restaurar clásicos «desde el primer tornillo al último».

Ahora anda liado con un Alfa Romeo Spider de 1983 –un descapotable de su propiedad que quiere vender una vez lo tenga listo–, un AC Two Seater del año 37 y un Jaguar MK de 1957, que le ha llegado desmontado en cajas y que irá ensamblando tras limpiar cada pieza.

«Se han adaptado genial»

En el pueblo flipan con el trajín de tráilers cargados de cochazos, y su alcaldesa, Yolanda Ibáñez, está más que encantada con este inesperado motor para que Visiedo pise el acelerador económico y poblacional.

«Todos estamos muy contentos de que nos haya venido esta pareja, que ha dado vidica al pueblo. Son muy amables. Están con la gente mayor, con todo el mundo, y son muy majetes. Y el negocio es curioso, un taller de coches antiguos en el pueblo«, dice Yolanda, todavía sorprendida del nuevo negocio que ha tanta marcha está dando a sus paisanos. »Aquí en invierno estamos setenta vecinos y al principio nos preguntábamos si se adaptarían. Y se han adaptado genial. Ojala hubiera más gente como ellos que apueste por vivir en los pueblos«, apostilla la regidora.

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