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No utiliza el tópico 'somos lo que comemos', pero certifica que «pequeños cambios en la alimentación pueden traer grandes beneficios a la salud». Es una de esas frases del fisioterapeuta y divulgador Xevi Verdaguer (Olot, 1975), que se han convertido en oratoria cotizada entre quienes ... quieren saber más de la llamada psiconeuroinmunología. «Esa nueva disciplina médica integradora en la que se trata al paciente desde un punto de vista global». Que atiende a los dos cerebros, el ya conocido y el que integra la red neuronal de los intestinos;que cuida la riqueza de la flora intestinal y los niveles hormonales, «fundamentales en el desarrollo de más molestias de las que creemos», explica el experto, autor del libro 'Transforma tu salud' (Grijalbo, 2017), que presenta esta tarde en el Ateneo (19.30 horas).
–Nerviosismo, estreñimiento, colon irritable, gases, migrañas, cansancio crónico, desequilibrios hormonales... Usted dice:«Mire primero en su intestino».
–Es una premisa que barajo. Debemos fijarnos en el intestino, cuidarlo, y probablemente desaparecerán muchas de nuestras preocupaciones.
–Se refiere a la importancia de cuidar la flora intestinal...
–Las bacterias intestinales son en los últimos tiempos las grandes protagonistas en estudios que tienen que ver con algunos males de los nombrados en la anterior cuestión. Se ha visto la conexión que existe entre esta flora y las redes neuronales que tienen que ver con el estado de ánimo de las personas. El sistema inmune tiene su vértice en esa riqueza de microorganismos... Estamos empezando a darnos cuenta de lo importantes que son.
–Se están comenzando a practicar transplantes de heces precisamente para enriquecer esas comunidades de bacterias.
–Hoy en día sabemos que ciertas bacterias del intestino aumentan la producción de los llamados Linfocitos T, que regulan ciertos aspectos de la inmunidad. Por eso el equilibrio de estas bacterias puede influir en la tendencia a tener virus, herpes, etc.
–¿Todo esto se puede regular con la alimentación?
–Es un frente importante, pero no solo se trabaja así. Hormonas como los estrógenos, por ejemplo, también influyen.
–Cuénteme...
–La microbiota no es solo un tema de alimentación. Hay mujeres que llevan una dieta correcta, con ingesta de frutas, legunbres, cereales y productos integrales y aún así tienen problemas. Y es que los estrógenos condicionan ciertas tendencias. Si no se eliminan bien, dan problemas de piel, musculares...
–¿Cómo se pude remediar?
–Es cuestión de frenar la reacción en cadena. Los estrógenos en el intestino provocan que aumente la hinstamina, involucrada en las respuestas locales del sistema inmunitario. ¿Para qué tomamos antihistamínicos? Pues para frenar la actividad de todo esto. Pero no deberíamos tomarlos si tuviésemos una buena salud intestinal.
«Están en el revestimiento interno de los tetra brik, en los tupperware, en las cremas, en los jabones...». Tienen parabenos, triclosan... «tóxicos que tienen la misma función que algunas hormonas como los estrógenos, y que nos pueden traer problemas». «No cuesta nada huir del plástico, sustituirlo por el cristal. Una cosa tan sencilla como beber agua de una botella de plástico que hemos tenido en el coche calentándose al sol, puede tener muchas de estas sustancias porque el calor las libera en el agua», explica Xevi Verdaguer.
–Entonces la clave es regular el nivel de estrógenos en sangre.
–Para eso convendría regular la aromatasa, la encima que fabrica los estrógenos. ¿Cómo lo conseguimos? Pues con vitamina D, que se adquiere al darnos la luz del sol, con té verde, champiñones, verduras crucíferas como el brócoli o las coles, etc. Por contra, la aromatasa se incrementa por culpa del azúcar, el estrés y los tóxicos ambientales.
–El estrés...
–Sí, claro.
–La salud del intestino influye en las emociones y éstas condicionan también la salud del intestino.
–Es que debemos verlo con una visión holística. Las bacterias que tenemos en el intestino son influidas también por los pensamientos, claro. Por eso ahora se comprende que un psicólogo trabaje con un inmunólogo para abordar ciertos males. Hay muchos estudios muy novedosos que encuentran una relación clara entre ciertos desequilibrios identificados en las comunidades de bacterias de los intestinos y el desarrollo de ciertas enfermedades como diabetes, sobrepeso... Incluso ovarios poliquísticos, alzheimer o parkinson.
–¿Se encuentra con muchos incrédulos?
–Lo cierto es que ahora es difícil aún, pero con el tiempo nos sucederá que nadie entenderá el trabajo de un psicólogo sin contar con el apoyo de alguien que descifre lo que pasa en el intestino;y lo mismo pasará con un cardiólogo o con un inmunólogo. Ninguno trabajará sin un equipo experto en microbiota.
–Conocedores todos de ese llamado segundo cerebro.
–A lo largo de mis años de experiencia he aprendido que técnicas como la hipnosis y el mindfulness son capaces de reducir en cantidades importantes las hormonas del estrés y con ello mejorar la respuesta inmune. Por ejemplo, se incrementa la producción de anticuerpos IgA, presente sobre todo en mucosas, en las lágrimas y la saliva. Por eso mi consejo es que cuando aparezcan problemas de estrés, lo mejor es trabajar desde la alimentación con probióticos y también con ejercicios de psicología.
–El ejercicio físico parece que también funciona en esto...
–Pero con cuidado. El ejercicio de mucha intensidad o de muy larga duración tiene efectos perniciosos sobre lo que hablamos. Puede acarrear problemas intestinales. A veces un maratoniano, por ejemplo, se retira vomitando, pues está claro que ha sufrido un desarreglo gastrointestinal. Sin embargo el ejercicio moderado tiene efectos protectores, está demostrado.
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