Fernando Marín
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Fernando Marín
La Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) participa en el Congreso de Educación Médica que acoge Santander hasta el sábado. Fernando Marín, médico y vicepresidente de DMD, es uno de los ponentes invitados al congreso organizado por el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina, que ... celebra su decimosexta edición en la Facultad de Medicina de la Universidad de Cantabria. Marín (Granada, 1964) es licenciado en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid, máster en cuidados paliativos por la Universidad Autónoma y coordinador de la atención personalizada sobre decisiones al final de la vida que ofrece la asociación.
-¿Cuál es el aspecto principal a tratar en la mesa redonda?
- Desde que se aprobó la Ley de Eutanasia, en 2021, surgen dudas entre los médicos de cómo llevarla a la práctica. Queremos conversar en la mesa con los futuros médicos y médicas acerca de cómo se tramita una solicitud de eutanasia, cómo se hace el testamento vital en Cantabria y cómo llevar a cabo este proceso cuando un paciente solicita ayuda para morir porque la ley es muy garantista, tiene una serie de trámites y cada trámite tiene su peculiaridad, y de eso, es de lo que hablaremos.
- Uno de los objetivos de la asociación es reducir el tiempo de tramitación.
- Así es. Ya han pasado tres años desde la aprobación de la ley y desde la asociación seguimos reivindicando que casi un tercio de las personas solicitantes de eutanasia en España fallecen durante la tramitación de la prestación de ayuda para morir, porque en España los casos se resuelven en una media de 75 días, cuando no deberían demorarse más de 35. En el caso de Cantabria, la cifra se eleva. La mitad de los solicitantes fallecen antes de tener la aprobación, y por lo tanto fallecen con un sufrimiento extremo insoportable, lo que querían evitar.
- ¿Qué entiende por una muerte digna?
- Es morir como tú quieras. Si no es una muerte súbita y es una muerte que avisa, pues es aquella que tú has pensado o has decidido qué cosas quieres evitar y cómo te gustaría que pasara, dónde te gustaría estar, con quién y, si es posible, cuándo te gustaría morir.
- ¿Es una muerte a la carta?
- Sí, a la carta, porque sabemos que vamos a morir y, a cambio de esta certeza, también podemos permitirnos pensar sobre ello y pensar qué sería para nosotros finalizar bien y qué no. Es más fácil decir lo que no quieres: no quiero estar rodeada de tubos, no quiero estar sola, no quiero estar con demencia en una residencia, con pañal... En este caso, tú puedes elegir entre la vía oral, la autoadministración o la administración por parte de un profesional.
- ¿A quién debe dirigirse el paciente para solicitarlo?
- La prestación de ayuda para morir está en el catálogo de prestaciones del Sistema Nacional de Salud, y eso significa que es como solicitar cuidados paliativos o una rehabilitación o solicitar una segunda opinión ante un proceso de enfermedad. Es decir, que tú se lo pides al médico que tú quieras, con el que tengas confianza. Lo más habitual es que sea tu médico de cabecera, pero cada persona elige su médico responsable y cada médico decide si quiere ayudar o ser objetor de conciencia. Por los testimonios recogidos, diría que la mitad de los de los profesionales, cuando les piden ayuda para morir, dicen que sí. La mayoría de ellos es la primera vez que lo hacen. Entonces, tienen que enterarse de los trámites y tardan días, lo que retrasa el proceso. Un 10% te dice que no, radicalmente.
- ¿Con cuanta antelación se debe tramitar?
- Todavía la ley es desconocida, no hay experiencia y algunos profesionales no saben qué es lo que les están pidiendo y cómo se hace. Por eso les cuesta un tiempo tomar la decisión y esto paraliza los trámites. Entonces, en la mesa redonda vamos a tratar cómo tramitarlo. El paciente tiene un sufrimiento constante e insoportable. Puede que en el momento de solicitarlo no esté sufriendo mucho, pero es por si acaso en el futuro las cosas se tuercen para evitarse ese último mes más típicamente paliativo, en el cual el deterioro físico ya es muy evidente del enfermo terminal, con el adelgazamiento extremo que hemos visto mil veces en imágenes, e intentan anticiparse a ese deterioro extremo.
- ¿Los familiares tienen que estar al tanto de la decisión?
- La ley, como cualquier prestación es confidencial, como si yo me voy a hacer una vasectomía o una mujer interrumpe su embarazo. Tú tienes el derecho de no contárselo a nadie que tú no quieras que lo sepa. Tras la segunda solicitud de la firma de conocimiento informado, es cuando el médico pide permiso a la persona para comunicarse a los familiares que ella quiera.
- ¿Cómo es el procedimiento para solicitar la ayuda a morir?
- La ley establece una comisión de garantía y evaluación que nombra la Consejería de Sanidad del Gobierno de Cantabria, compuesto en su mitad de profesionales médicos, enfermería y psicología y otra mitad de juristas. Ellos son los que valoran a cada paciente. De las solicitudes, le tienen que dar el visto bueno verificando que es lo que dice la ley, que cumple los requisitos de sufrimiento extremo e irreversible, y es una decisión voluntaria y reflexiva. Si no es aprobada la primera solicitud, se puede hacer una segunda y entre ambas tiene que pasar un mínimo de quince días. Luego, existen diez días para que el médico o consultor haga su informe, que es un médico independiente de esta comisión. Si al final, el caso que lo ha solicitado tiene una muerte natural con sufrimiento extremo, algo ha fallado. No es culpa de esa persona ni de que lo haya decidido tarde sino de que el sistema no ha funcionado. Tenemos unos trámites burocráticos que se alargan demasiado.
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