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Milagros L. de Guereño
Lunes, 16 de octubre 2017, 07:33
En septiembre del año pasado, la española María Villar fue secuestrada y asesinada en Ciudad de México después de coger por error un taxi pirata al salir del trabajo. Justo doce meses después, la joven mexicana Mara Fernanda Castilla, de 19 años, corrió ... la misma suerte tras utilizar los servicios de Cabify, una red internacional de transporte privado supuestamente segura que se contrata a través de una aplicación para móvil. Al chófer le gustó aquella chica que había dejado su violento Veracruz natal para estudiar junto a su hermana en Puebla. La llevó a un motel, la mató y la arrojó a un camino envuelta en la sábana del establecimiento. Este asesinato, uno de los 1.297 feminicidios registrados en el país en lo que va de año, ha contribuido al éxito de Laudrive, una empresa de taxis conducidos por mujeres y solo para mujeres.
Luis Fernando Montes de Oca oyó comentar a varias taxistas de Uber que tenían miedo cuando llevaban hombres en sus vehículos. Y pensó que si hay vagones de metro solo para pasajeras, bien podía ofrecer transporte privado exclusivo para ellas. Así nació, el pasado mes de marzo, Laudrive. Sigue los pasos de Pink Taxi, que acabó fracasando en el Distrito Federal, según Montes de Oca, porque los vehículos eran pocos y difíciles de localizar. Ahora las nuevas tecnologías ayudan a conectar más fácilmente a usuarias y conductoras.
Un país violento Según estadísticas oficiales, entre 1990 y 2016 se produjeron 427.968 homicidios en México. De enero a julio de este año sumaron 16.152 mexicanos víctimas de la violencia.
2.555 femenicidios se produjeron en México en 2016. Este año, hasta octubre, se contabilizaron 1.297. El Estado de México concentra el mayor número de homicidios de mujeres. La mayoría de estas muertes quedan impunes. No es un problema exclusivo del país centroamericano: en América Latina se cometen 12 asesinatos de mujeres al día por razones de género.
El epicentro del crimen El Estado de Puebla, en el que fue secuestrada y asesinada hace un mes la joven Mara Fernanda Castilla tras coger un taxi de Cabify, concentra el mayor número de mujeres desaparecidas del país: 824. La causa se vincula a violencia de género y a la trata vinculada a la prostitución. En lo que va de año ha habido en este Estado 83 asesinatos de mujeres. El de Mara es uno de los 18 en los que se detuvo al autor.
600 taxis Laudrive, conducidos por mujeres, se han puesto en marcha en México en solo tres meses, con más de mil clientas.
Las ‘laudys’ ya son 600, pero al ritmo de crecimiento del negocio, el empresario confía en contar pronto con 3.000. Las hay de todas las edades, profesiones y condición social. Cuentan a su favor que dan confianza a su clientela. Para ser reclutadas, deben presentar un carné de conducir en vigor tipo A o B, no tener antecedentes penales y disponer de un vehículo propio en buen estado, sin golpes ni abolladuras, con aire acondicionado y airbag, y sin tuneados estrafalarios. Las conductoras son dueñas de su horario y suelen acceder a este trabajo para complementar la economía familiar, con un horario compatible con el cuidado de sus hijos.
«Laudrive es para cualquier mujer que quiera aumentar sus ingresos, que sepa manejar y tenga auto», explica el promotor de este negocio, rival de Uber y Cabify.
El servicio funciona mediante una aplicación móvil en México DF, pero ya ha comenzado el proceso de expansión a otras grandes ciudades mexicanas, como Monterrey, Puebla, Querétaro y Guadalajara, donde la compañía planea instalarse con 500 ‘laudys’. Para acceder al mismo hay que registrarse con datos personales completos y una tarjeta de crédito, pues, al igual que Uber, no se paga en efectivo.
Las tarifas combinan minutos y kilómetros, ya que en los frecuentes atascos en la capital mexicana un desplazamiento de unas pocas calles puede implicar una hora de carrera. La compañía se queda con un 20% de comisión.
Jacqueline, de 23 años, es una de las ‘laudys’. «Me acabo de graduar en la carrera en Arquitectura y estoy generando dinero manejando en mi tiempo libre, mientras encuentro trabajo», explica.
Para Carmen, viuda de 57 años con un hijo a su cargo, es cuestión de supervivencia: «Cuidé a mi esposo y mi mamá durante años y no trabajaba. Mi esposo era el sustento de la familia y, cuando murió, yo necesitaba encontrar trabajo urgentemente», señala.
A Yara, divorciada de 41 años, este trabajo le permite trabajar solo por las mañanas para poder pasar las tardes con sus dos hijos.
Las clientas ya superan el millar y se muestran satisfechas. «Nunca me he sentido insegura con un conductor hombre, pero es mucho más cómodo cuando viajas con una mujer», argumenta Audry. «Está súper, porque yo me siento más segura», apostilla Carol, otra usuaria.
Las viajeras se quejan solo de que, al haber aún pocos vehículos de la compañía y estar muy solicitados –en una urbe de casi 9 millones de habitantes– tardan mucho tiempo en recogerlas. Especialmente, de noche. «Ya probé Laudrive y lo recomiendo. El único ‘pero’ es que hay que pedirlo con mucho tiempo de anticipación porque son muy pocos», señala una tuitera. «Casi no hay autos de noche porque, ¿qué creen?, las mujeres que manejan también tienen miedo», asegura otra.
Las clientas deben acreditarse como asiduas –más de 20 servicios contratados– para poder viajar acompañadas de familiares varones de más de 12 años.
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