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Un joven piloto en una carrera de motociclismo en Las Mestas, en Gijón Joaquín Bilbao
Niños a todo gas

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La muerte de Andreas Pérez a los 14 años abre el debate sobre la precocidad en la competición. «La seguridad ha mejorado, pero este sigue siendo un deporte de riesgo», recuerda el expiloto Álvaro Molina

INÉS GALLASTEGUI

Viernes, 15 de junio 2018, 07:29

Con la ley en la mano, un adolescente de 14 años no puede votar, ni trabajar, ni mantener relaciones sexuales consentidas o casarse, ni ingresar ... en prisión por haber cometido un delito, ni conducir un coche o una moto. Bueno, no puede conducir una moto, pero sí pilotarla a 250 kilómetros por hora. Y dejarse la vida en ello. La trágica muerte de Andreas Pérez, el joven piloto del equipo Reale Avintia que sufrió un accidente cuando participaba el domingo en una prueba del Mundial Junior en Montmeló, reabre un debate triste e incómodo. ¿Por qué esta sociedad que sobreprotege a los menores propicia, al mismo tiempo, su participación en actividades tan peligrosas? «La sociedad quiere campeones y para ser campeones tienen que empezar de niños», recuerda el psicólogo Javier Urra, primer Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, que considera hipócrita culpabilizar a unos padres por haber inculcado a un niño la pasión por la velocidad al mismo tiempo que se idolatra a campeones que, como Marc Márquez, Jorge Lorenzo o Fernando Alonso, rodaron por primera vez poco después de aprender a andar.

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