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Víctor núñez jaime
Miércoles, 6 de septiembre 2017, 07:35
Después de dos semanas de vigilancia, los servicios secretos del Mossad israelí lograron capturar a Adolf Eichmann (1906-1962), el teniente coronel nazi responsable del transporte de los recluidos en los campos de concentración alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, que había huido a Buenos Aires ... (Argentina).
Ahí, la tarde del 11 de mayo de 1960, el militar bajó del autobús en el que solía volver a su casa después del trabajo y dos agentes lo subieron a un coche para llevárselo a Jerusalén con la intención de juzgarlo por genocidio (dos años más tarde fue condenado a la horca). Pero la labor de espionaje de aquellos días de otoño austral fue más fructífera para los agentes Rafi Eitan y Peter Malkin.
Un día, mientras seguían a Eichmann, se toparon con un hombre cuyo rostro les resultaba familiar. No tardaron en identificarlo: era Josef Mengele (1911-1979), uno de los médicos encargados de seleccionar a las víctimas que ejecutaban en las cámaras de gas y que realizó experimentos genéticos con algunos prisioneros.
«Nos dimos cuenta de que Mengele también estaba en Buenos Aires. Hallamos el piso donde vivía y empezamos a vigilarlo. Obviamente informamos al jefe de la agencia, Issar Harel, y nos dijo que podríamos aprovechar y actuar también contra Megele. Pero yo me opuse porque no quería llevar a cabo dos operaciones al mismo tiempo. Según mi experiencia, si llevas a cabo una e intentas otra, ambas se ponen en peligro», contó ayer Rafi Eitan a la radio pública israelí, después de que los servicios secretos hebreos hayan desclasificado los documentos sobre los esfuerzos por capturar al médico nazi. Eitan tiene ahora 90 años y durante la entrevista especificó que, de todas formas, en esa ocasión, «Mengele desapareció de pronto de su apartamento. Sus vecinos dijeron que volvería en una semana, pero justo en esa semana se anunció a todo el mundo la captura de Eichman y, quizá por eso, Mengele jamás volvió a su casa de Buenos Aires».
Con la ayuda de algunos de sus camaradas nazis, Josef Mengele se escapó a Argentina en julio de 1949, dispuesto a comenzar una nueva vida y ocultar su pasado como seleccionador de víctimas en el campo de exterminio de Auschwitz y de sus experimentos genéticos con humanos, sobre todo con gemelos, con la intención de mostrar la superioridad de la raza aria, una de las principales premisas del nazismo.
El Mossad volvió a localizar a Mengele a finales de 1962, en Brasil, donde trabajaba en una granja cerca de la ciudad de Sao Paulo. Esa vez, explicó el exagente Rafi Eitan, «la agencia no pudo llevar a cabo una operación para catapultarlo debido al escaso presupuesto con el que contaba y a que tenía otras prioridades.» El 7 de febrero de 1979, el doctor, conocido como ‘el ángel de la muerte’, fue a visitar a unos amigos a Bertioga, una localidad costera de la capital económica de Brasil, y mientras nadaba en el mar sufrió un infarto cerebral y se ahogó.
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