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Los nefrólogos españoles cada vez encuentran más razones médicas y sociales para aconsejar a los pacientes que sufren una enfermedad renal crónica que en vez ... de desplazarse constantemente al hospital para recibir las sesiones de hemodiálisis aprovechen la posibilidad que actualmente tienen en buena parte de las ocasiones de someterse a este procedimiento terapéutico en sus propias casas.
La última de las ventajas de apostar por la técnica terapéutica domiciliaria la ha aportado una investigación realizada por especialistas del Servicio de Nefrología del Hospital Lucus Agusti de Lugo y por una psicóloga de la Universidad de Santiago, cuyos resultados fueron bendecidos por la Sociedad Española de Nefrología (SEN) durante su 54 congreso, donde fue presentado el trabajo.
La investigación concluye que los pacientes que utilizan alguna de las técnicas de tratamiento renal sustitutivo (las que reemplazan la función depurativa de los riñones dañados) en su domicilio padecen menos trastornos emocionales derivados de la enfermedad que sus iguales que reciben la hemodiálisis en los hospitales e incluso que quienes han podido corregir su fallo renal crónico con un trasplante de riñón.
En concreto, el estudio concluye que quienes siguen el tratamiento en sus casas presentan menos niveles de ansiedad y depresión que quienes optaron por terapias hospitalarios o por la sustitución del órgano. No es un dato menor si se tiene en cuenta que, como demuestran otros estudios previos, los enfermos renales crónicos padecen este tipo de trastornos psicológicos con elevada frecuencia, un hecho que no solo condiciona su calidad de vida sino que además suele jugar en contra de la eficacia del tratamiento renal sustitutivo que recibe, una terapia indispensable para su vida.
Para llegar a estos resultados, los investigadores analizaron a 181 pacientes que llevaban un mínimo de tres meses sometidos a algún tratamiento renal sustitutivo y compararon la distinta prevalencia en ellos de la sintomatología depresiva y ansiosa según recibiesen la terapia domiciliaria, hospitalaria o estuviesen trasplantados. En el trabajo y la comparación también tuvieron en cuenta la evolución de sus variables clínicas y de otras de tipo sociodemográfico como la edad, el sexo, el estado civil o los niveles de estudios y socioeconómicos.
Sometieron a los 181 a una entrevista con la psicóloga para comprobar cuántos tenían un diagnóstico de depresión y, de forma independiente, se les sometió también una escala técnica de evaluación del grado de depresión y a otra del nivel de ansiedad. Encontraron diferencias «significativas» en la frecuencia y niveles de estas patologías mentales según el tipo de terapia recibida.
Los autores concluyen que los pacientes con procedimiento domiciliario presentan menor afectación emocional de ambas clases al compararlos con los que reciben hemodiálisis hospitalaria, pero también menores niveles de ansiedad que la población trasplantada, aunque los que habían recibido el nuevo riñón tienen menor cantidad de otras dolencias médicas asociadas.
Estos especialistas calculan que en la actualidad solo el 17% de los enfermos renales crónicos españoles que inician terapia sustitutiva lo hacen en su domicilio. El porcentaje poco a poco va a más, pero aún lo consideran «insuficiente» dados los «claros» beneficios que conlleva para la mejora de la calidad de vida y de algunos aspectos clínicos de los pacientes que precisan diálisis. Consideran que las técnicas domiciliarias son «más flexibles y personalizadas» que las terapias hospitalarias y que mejoran la autonomía del enfermo, al tiempo que le ahorran desplazamientos al hospital o a centros de diálisis, «reduciendo el estrés y la fatiga, así como la carga física y emocional». Estas ventajas son importantes si se tiene en cuenta que el grueso de los 67.000 enfermos renales crónicos con necesidad de terapia sustitutiva que hay en España tienen más de 65 años y buena parte de ellos más de 75.
El presidente de la SEN, Emilio Sánchez, defiende que «las autoridades sanitarias deberían apostar más firmemente por estas técnicas que facilitan el tratamiento renal sustitutivo en un entorno cercano y familiar, con beneficios muy notables para los pacientes, pero también para el sistema sanitario, ya que son más sostenible e incluso tiene un menor impacto ambiental en comparación con la hemodiálisis en hospital».
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Ana del Castillo
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