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La nueva tarjeta sanitaria individual llegará pronto a las carteras y a los móviles de los ciudadanos. El Consejo de Ministros ha aprobado esta semana el real decreto que regula los soportes en los que debe estar disponible, los datos que debe incluir y ... las características para que sea accesible a las personas con discapacidad. Pero sobre todo, la norma regula las características técnicas de la banda magnética y el código QR para garantizar su lectura en todo el territorio nacional, lo que «facilitará la interoperabilidad y evitará barreras administrativas», explica el Ministerio de Sanidad.
El departamento de Mónica García apunta que el nuevo formato virtual «agilizará el desarrollo de servicios digitales entre los servicio de salud de las comunidades», de manera que se evitarán incompatibilidades, como que en una autonomía las tarjetas funcionen con chip y en otra, con banda magnética. En cualquier caso, la capacidad de que la información del paciente sea accesible desde otra autonomía estará también garantizada con el formato físico.
Acudir a la atención primaria (o a una farmacia) cuando uno no se encuentra en su autonomía no es la experiencia más agradable del mundo ni para los pacientes ni para los sanitarios. Si los sistemas informáticos de las comunidades en cuestión no son compatibles, si los Gobiernos regionales no tienen acuerdos bilaterales de salud o incluso, si los médicos no muestran un interés muy por encima de lo que exige la mera profesionalidad, el paciente puede salir frustrado de la consulta, lo que explica que muchos enfermos, cuando están de vacaciones, decidan retrasar su visita al doctor hasta regresar a casa.
Todas las comunidades deberán emitir sus nuevas tarjetas en el plazo de 18 meses, según estipula el real decreto, que permite que el titular tenga su identificación en soporte físico y virtual o solo en virtual. En el texto de la norma, Sanidad destaca que el formato virtual, similar a los abonos de transporte o a las tarjetas del banco que ya funcionan en los teléfonos inteligentes, «evitará la necesidad de llevar la tarjeta física para acceder a la atención sanitaria en cualquier centro del Sistema Nacional de Salud y disminuirá los costes asociados a la impresión y distribución de tarjetas físicas».
Este soporte incorporará «los datos básicos comunes», es decir, los que tendrán todas las tarjetas: un identificador de la autonomía en la que se ha emitido, rótulos de 'Sistema Nacional de Salud' y 'Tarjeta Sanitaria', un código de identificación personal asignado por la administración, los nombres y los apellidos del titular, un código de identificación personal único del Sistema Nacional de Salud y un código de identificación de la administración sanitaria emisora. Además, las comunidades podrán decidir si las tarjetas también incluyen el número de DNI del titular, su número de la seguridad social, el número de teléfono de atención de las urgencias sanitarias y una fotografía del usuario.
Además, el cambio de soporte busca también aumentar la accesibilidad para las personas con discapacidad y por ello, el texto del Ministerio de Sanidad dispone que «en el ángulo inferior derecho de todas las tarjetas sanitarias en soporte físico, se incluirán los caracteres en braille de las iniciales de tarjeta sanitaria individual para las personas con discapacidad visual»
En el decreto ley, el Ministerio de Sanidad subraya que «la tarjeta sanitaria clásica ya identifica al paciente en cualquier dispositivo del Sistema Nacional de Salud y en cualquier oficina de farmacia de España», pero la realidad es más compleja. Hasta ahora, la atención en Urgencias se ofrece sin problemas, pero no así, según los territorios, la atención primaria, donde los médicos necesitan conocer el historial del enfermo y no siempre tienen acceso a él. En un plazo de año y medio, este obstáculo puede estar subsanado.
«La tarjeta única es una reivindicación histórica que ha tardado demasiado tiempo en llegar. No tiene sentido que haya 17 tarjetas diferentes, y no una que sirva para todo el sistema nacional», asegura José Polo, presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). «La tarjeta sanitaria debe permitir a los médicos acceder a la historia clínica de los pacientes», insiste Polo, un hecho que durante años ha traído de cabeza a pacientes y profesionales.
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