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Santander
Jueves, 22 de julio 2021, 07:21
La nueva generación de médicos en España ha comenzado esta semana la residencia. Las consecuencias derivadas de la pandemia ha obligado a los nuevos MIR a adaptarse a una situación sin precedentes, tanto en el ámbito formativo como en el laboral. Una prolongación de los ... meses de estudio del examen por la tardanza del Ministerio de Sanidad en anunciar la fecha afectó a estos jóvenes que además, durante el año, terminaban de estudiar cuando empezaba el toque de queda. Inmersos en la quinta ola, la realidad a la que se enfrentan en sus comienzos dista mucho de la vivida por sus predecesores.
María Rodríguez, natural de Muriedas, siempre ha tenido muy clara su especialidad y el hospital en el que quería realizar la residencia. Al final lo ha conseguido: Psiquiatría en el Hospital Politécnico La Fe, en Valencia. Un ámbito de la sanidad que ha cobrado protagonismo de forma colateral con la pandemia y que la joven cántabra cree que se está empezando a visibilizar y desestigmatizar. Rodríguez considera que siempre ha estado muy arraigada la creencia de la medicina vocacional, sin embargo, asegura que no todos lo han tenido claro desde pequeños. «Mi vocación siempre ha sido ayudar a los demás y esta profesión es una herramienta para conseguirlo», confiesa. Durante esta etapa cree que se han vivido situaciones muy críticas en las que la gente lo ha pasado muy mal y se han sentido muy vulnerables. «Mientras estudiaba sentía impotencia de no poder hacer nada para mejorar la situación». Aun así, es consciente de que lo que estaba haciendo era una inversión de tiempo para conseguir su objetivo y en el futuro poder aportar su granito de arena. En cierto modo, agradece la visibilidad que ha proporcionado el covid-19 a los problemas de salud mental. «Afortunadamente la gente está buscando más salidas y ayudas que antes no se manifestaban». Ella tenía la academia preparadora del examen MIR en Bilbao pero puedo seguir todo el online y no perdía tiempo en ir y venir. Pero recuerda muy duro el invierno por las restricciones. «A mí me venía muy bien estudiar en la biblioteca para despejarme», afirma.
Javier Gil es santanderino y siempre ha querido dedicarse a la Pediatría. De hecho, es la especialidad que le ha tocado en el Hospital Universitario de Burgos. El covid no ha hecho que quiera cambiar de rama de la medicina pero conoce compañeros que se han decantado por otras como intensivos o anestesia al ver el papel que han jugado durante este año y medio. Reconoce que la pandemia no ha reforzado ni debilitado su vocación, pero ha entendido que «hay situaciones en las que los médicos servimos de gran utilidad». Gil lamenta que a pesar del reconocimiento que hubo durante la pandemia a los sanitarios todo eso hoy parece haberse olvidado. «No pretendemos ser héroes pero si ser respetados», asegura. También admite estar muy ilusionado por esta etapa que comienza, aunque con algo más de miedo. «La mayoría de los casos que se dan últimamente están relacionados con la gente joven y yo voy a tratar con niños». Además, asegura que se están empezando a detectar casos de bronquiolitis entre los más pequeños como consecuencia del virus y que en otras circunstancias no era común que se diera en los meses de verano. El estudio del MIR requiere una dedicación completa por parte de los estudiantes y, este año, los meses de formación se han prolongado como consecuencia de la tardanza por parte de Ministerio de Sanidad en anunciar la fecha de examen. Además, durante todo el curso, el toque de queda limitaba la vida social de los jóvenes que terminaban de estudiar a la hora a la que todo el mundo tenía que estar en casa. Gil considera que han perdido una parte de socialización importante.«Ha sido un año muy difícil, cuando terminaba de estudiar empezaba el toque de queda», relata.
«Nerviosa y expectante», así se siente Elena Urízar, una joven navarra que ya ha comenzado a trabajar en el Hospital de Valdecilla en Medicina Interna. Confiesa que de normal comenzar la residencia es complicado ya que es una situación diferente a la que nunca se han enfrentado y en estas circunstancias aún más. «Estamos dando un paso importante a nivel laboral y personal». El covid le ha servido para reflexionar sobre su profesión. «La pandemia también nos ha hecho darnos cuenta de la importancia de la sanidad pública, de que hay que apostar por ella». Urizar considera que, en el comienzo de la crisis sanitaria, se puso el foco mediático en los ámbitos más afectados por el covid. «La falta de material hizo que se respetara al sector sanitario en su conjunto, cosa que es de agradecer». Ahora cree que las UCI están menos saturadas, hay más material y el modo de actuar está más definido. Aunque, al mismo tiempo, dice que la sociedad está más saturada. «Para todos es difícil llegar al punto óptimo de responsabilidad, tanto personal como social, pero que todos erremos no quiere decir que no debamos seguir intentándolo». Además, no cree que el cambio para conseguirlo sea venerar a los sanitarios, si bien pide respeto. «Para ellos y para el resto de sectores». Este año ha sido complicado en todos los sentidos. Ella se mudó a Oviedo para vivir la experiencia completa y, además de estudiar, conocer gente en su misma situación. El toque de queda era a las diez de la noche y a esa hora ella terminaba de estudiar. «Muchas veces necesitaba salir y había momentos en los que no encontraba el hueco». Pese a las circunstancias, decidió orientarlo por el lado positivo. «Prefería pensar que de esta forma tenía más tiempo para los apuntes y así conseguir mi objetivo».
Francisco Navarro es de Solares pero se ha mudado a Granada para realizar la residencia en la especialidad que quería, Radiología. «Hemos vivido algo inédito, como ver al sistema sanitario contra las cuerdas», confiesa Navarro. Por eso, para él comenzar a trabajar en el Hospital Virgen de las Nieves en estas circunstancias resulta gratificante. Con todo lo que ha ocurrido estima que este «es el punto a partir del cual sientes que puedes empezar a aportar algo de verdad y dar a la sociedad todo lo aprendido durante tantos años». La pandemia no ha hecho que prefiera otra especialidad ya que desde hace bastante tiempo se había interesado por Radiología. También es cierto que el peso que esta parte de la medicina ha adquirido le motiva mucho. «Pienso que con mi trabajo voy a tener una función con la que podré ayudar a la gente». También dice empezar con «cierto optimismo» a pesar de la quinta ola en la que nos encontramos. «Va a ser algo más complejo de lo que esperábamos, pero entro con muchas ganas». La manera en la que afrontaron los sanitarios el inicio de esta etapa con los recursos existentes le parece algo admirable. Sin embargo, no está de acuerdo con la etiqueta de héroes que se les asignó. «De esta manera se están justificando unas condiciones laborales que no eran las más adecuadas».
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