El orgasmo tiene su ciencia

Aunque más de uno esperaría que fuese al contrario, la realidad es que las mujeres tienen una actitud más positiva hacia la masturbación que los hombres, además de experimentar orgasmos más intensos, lo que favorece una mayor carga orgásmica también en sus relaciones sexuales con otras personas. Esto se traduce, por lo general, en experiencias más satisfactorias. Así lo ha revelado el último estudio realizado por el Laboratorio de Sexología Humana (LabSex) de la Universidad de Granada, 'Deseo sexual solitario: su relación con la experiencia subjetiva del orgasmo y la excitación sexual en el contexto de la masturbación en la población española', publicado en la revista científica 'Healthcare'.

LabSex, ubicado en el Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la UGR, en el campus de Cartuja, lleva desde 2019 trabajando con el tema de la masturbación. En esta ocasión, la investigación –financiada por el ministerio y que engloba múltiples tesis doctorales– ha permitido descifrar algunas claves del deseo sexual, así como las diferencias que existen entre la experiencia de las mujeres y la de los hombres. El responsable del proyecto es Juan Carlos Sierra, catedrático de Evaluación Psicológica y Sexualidad Humana, que dirige el equipo formado por Óscar Cervilla, Eva Jiménez-Antón, Ana Álvarez-Muelas, Pablo Mangas y Reina Granados.

Juntos han trabajado para conocer más a fondo tres líneas específicas: la actitud hacia la masturbación, la experiencia subjetiva del orgasmo en la masturbación en solitario y la relación que hay entre esta experiencia y la excitación sexual. Es la primera vez en España que un laboratorio analiza el orgasmo de forma subjetiva: cómo lo vive cada persona. Hasta ahora, solo se había estudiado en el ámbito de las relaciones sexuales. «La masturbación se considera una conducta un tanto tabú o de segundo orden a pesar de que suele ser nuestro primer aprendizaje en la vida sexual», apunta el doctor Sierra.

Sus compañeros han realizado un primer estudio con 2.406 adultos de la población general española que, a través de un listado de 25 adjetivos, han descrito su último orgasmo valorando cuatro dimensiones: sensorial, afectiva, íntima y de recompensa. De esa muestra, 41 jóvenes de entre 18 y 35 años se han sometido a una segunda prueba en las instalaciones de LabSex, donde se ha registrado su respuesta genital: erección en el caso de los hombres y amplitud de pulso vaginal en las mujeres.

En una jaula de Faraday, aislada eléctricamente, los sujetos han sido expuestos a una serie de vídeos de contenido sexual explícito, de personas masturbándose o manteniendo relaciones sexuales. Se ha tenido en cuenta la orientación sexual de cada uno y su nivel de excitación se ha medido mediante sensores: un pletismógrafo (una especie de goma que los hombres deben colocar alrededor del pene) y un fotopletismógrafo (parecido a un tampón que se introduce en la vagina).

Su desinfección requiere horas; hay un protocolo higiénico muy exhaustivo, por lo que el proceso es bastante largo. Además, resulta especialmente invasivo para las mujeres, por lo que suele ofrecerse remuneración.

Una de las principales conclusiones de este estudio es que los hombres tienen una actitud más negativa hacia la masturbación en solitario que las mujeres, aunque en general es positiva en ambos sexos y prácticamente en todas las edades. «Si tengo una actitud negativa, entiendo que lo practicaré menos, pero los datos dicen que los hombres se masturban con más frecuencia en todas las edades, aunque va cayendo con el tiempo», señala el doctor Sierra. No obstante, aunque se masturban más a menudo, esta investigación aclara que lo hacen «para compensar un déficit o problemas en sus relaciones sexuales».

En cuanto a la experiencia subjetiva del orgasmo, es multidimensional, tanto en las relaciones sexuales como en la masturbación en solitario. Esto ha llevado a LabSex a relacionar los dos tipos de orgasmos. Así, las personas que tienen orgasmos más intensos en la masturbación en solitario lo experimentan también con mayor intensidad en sus relaciones sexuales y, además, de una manera más satisfactoria, sobre todo, las mujeres. Para ellas, es «una relación positiva, significativa y alta»; masturbarse implica llegar al clímax con mayor facilidad con otras personas y que sus relaciones sean mucho más placenteras.

Por contra, se podría decir que los hombres consideran la masturbación como «una conducta sexual secundaria» y que la practican cuando se sienten «insatisfechos» en sus relaciones sexuales. «Para las mujeres, la masturbación en solitario es una experiencia complementaria, mientras que para los hombres es compensatoria», apunta el catedrático. Eso sí, en el caso del sexo femenino existe cierta disociación entre la intensidad con la que experimentan el orgasmo y su nivel real de excitación: «Los cuestionarios indican sensación de mayor excitación que la registrada en el laboratorio».

El objetivo ahora es replicar este estudio en personas homosexuales y, además, validarlo mediante el uso de unas gafas de realidad virtual, ya que «producirá mayor excitación que un vídeo en una pantalla». Aunque hay expertos que han estudiado aspectos similares, nadie cuenta con un espacio y recursos específicos para su investigación como el Laboratorio de Sexología Humana de la UGR, el octavo del mundo en producción científica por detrás de Canadá y Estados Unidos y empatado con Holanda en Europa.

Pionero en España, guarda un fuerte compromiso por la transmisión de conocimiento en temas a menudo considerados tabú, como la masturbación, «una experiencia sexual que es salud».

• Temas
• Sexo