«Durante la pandemia, el sistema sanitario no estaba engrasado»

Diez años y una pandemia después, el Centro Estatal de Salud Pública comienza a ver la luz

En una idea cuya validez se ha visto corroborada por los hechos. Es necesario tener una agencia de salud pública potente que reúna todas las capacidades del Estado para ponerlas al servicio del conjunto, y no solo para pandemias o enfermedades agudas, sino también para enfermedades crónicas. El cáncer, el consumo de tabaco, la diabetes... son crisis serias con tragedias humanas brutales en términos cuantitativos, pero no son crónicas porque la relación entre el consumo y los efectos son distantes. Afectan al sistema de salud y un Estado sensato debe abordarlas con políticas sistémicas, con todas sus capacidades disponibles. Y todo eso necesita a trabajadores con capacidad de actuación y buena gobernanza, para convertir buenas ideas en políticas efectivas. Desde una agencia se puede contar con los mejores especialistas nacionales e internacionales, monitorizar las mejores ideas y presentarlas a la sociedad y trabajar por la seguridad sanitaria de los desafíos del siglo XXI, como el cambio climático y las pandemias. Todos los países están reconfigurando sus estructuras de salud pública para tener sistemas engrasados que reúnan a expertos en salud, pero también en física, en sociología o en leyes.

En esta pandemia, ¿se ha echado de menos la opinión de más expertos en la toma de decisiones?

El Ministerio de Sanidad tiene gente excelente, pero está descapitalizado. La pandemia va a una gran velocidad, es un tobogán, y ha sido muy difícil hasta establecer conexiones con los especialistas. No teníamos el sistema engrasado para realizar estas conexiones y ha habido que hacerlas a salto de mata, pero de alguna forma, sí ha funcionado la inteligencia colectiva, a través de la Comisión de Salud Pública, o de las ponencias, donde las opiniones de los expertos que asesoraban a las comunidades autónomas han llegado hasta el Ministerio de Sanidad. Mal que bien, el sistema institucional ha recogido esas opiniones, pero necesitamos una estructura sólida para no tener que recurrir únicamente al voluntario y a la intuición. En estas situaciones, todos debemos arrimar el hombro de forma organizada. Debemos tener las respuestas preparadas porque en las próximas crisis lo vamos a necesitar.

¿El Centro Estatal de Salud Pública será la solución?

–No teníamos la agencia que nos hacía falta y ahora parece que se va a conseguir porque además, todos los partidos están de acuerdo. Queremos que España aproveche sus conocimientos y contribuyamos de forma eficiente al bienestar. Los Gobiernos necesitan un apoyo técnico de alto nivel con entidades científicas que les den los elementos ya mascados. Ahora, escuchamos repetidamente que el Sistema Nacional de Salud tiene que avanzar, que hay que mejorar la Atención Primaria, la prevención... Pero nos quedamos en la retórica. Con una agencia podemos ir a lo concreto.

¿Y es posible que en España un centro estatal sea independiente del poder político?

–No solo hay problemas aquí. En Estados Unidos hemos visto que Gobiernos como el Trump han intentado ensombrecer las actividades de las agencias de salud o de medio ambiente. Nadie dijo que fuera fácil, por eso tenemos que preparar un sistema de cogobernanza en el que, por ejemplo, los nombramientos se hagan por capacidad y rindiendo cuentas. Hay mecanismos que ya están inventados y otros por inventar, pero hay que vencer reticencias.

¿A los políticos les interesa una agencia independiente?

Les debe interesar para que no haya otros poderes que mediaticen sus decisiones. Pongo un ejemplo: el ministro de Consumo, Alberto Garzón, afirmó que había que comer menos carne y cuando lo dijo, se encontró muy solo. Seguro que a él le hubiera gustado que una agencia corroborara con datos que efectivamente, hay que comer menos carne, eso es obvio. En determinados asuntos sobran emociones y falta debate sobre los beneficios y los problemas de las decisiones que deben tomarse. No podemos solucionarlo todo con cuatro bromas, necesitamos voces autorizadas en las que confiar contra las 'fake news'.

La función de la futura agencia será tomar las decisiones sanitarias del país?

–No. Las decisiones deben ser políticas porque son los políticos los que tienen la legitimidad democrática. Los expertos no tenemos que decir qué hacer, sino dar recomendaciones basadas en hechos científicos y técnicos. Porque también hay que tener cuidado con que las decisiones sólo se tomen desde criterios científicos. Los especialistas pueden decir que es necesario comprar un equipamiento o una vacuna, pero un político tiene que ver si eso nos puede llevar a endeudarnos de una manera no asumible. Si tuviéramos recursos ilimitados, no habría que elegir, pero para eso están los políticos, para contextualizar la información.

El Gobierno maneja el nombre de Fernando Simón como director del centro estatal.

–Es una persona muy preparada, igual que hay otras que también lo están. Lo mejor es establecer procedimientos de nombramientos que todos reconozcamos para elegir a los mejores tanto en el consejo de dirección como en todo el personal. Y muy importante, este centro debe tener su sede en algún lugar de la España vaciada.

¿Cómo valora la gestión de la pandemia en España

–Ha habido cosas mejorables, ha habido heterogeneidad en la respuesta por territorios, unos lo han hecho mejor que otros... Pero teniendo en cuenta la carencia de recursos previos, nuestro PIB y el 'shock' inicial, creo en conjunto la nota es de notable alto, si nos comparamos con otros países, como Reino Unido, donde se ignoró a su comunidad científica. Pero no debemos confiarnos, esto no ha terminado y todavía nos puede dar muchos disgustos.