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«Quiero hijos, pero no ahora»
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«Quiero hijos, pero no ahora»

La realidad de las mujeres cántabras hace que retrasen la maternidad. Congelar óvulos antes de los 35 años es la clave para conseguirlo

R.C.

Santander

Viernes, 12 de mayo 2023

Estudiar en la universidad, la especialización, un año fuera, empezar a trabajar haciendo un gran esfuerzo por demostrar su valía… es la experiencia de Raquel y de tantas otras. Esta ingeniera cántabra de 34 años tiene pareja y ambos quieren tener descendencia, pero como ella misma dice «no es el momento, he invertido mucho tiempo y esfuerzo para labrarme una carrera profesional y no puedo parar ahora, dentro de unos años será más fácil criarlos, será mejor para ellos y para nosotros».

Por ello, han decidido congelar unos óvulos para poder hacerlo cuando sea oportuno. El proceso de congelación de óvulos cada vez es más sencillo y ofrece más garantías. Es importante tener en cuenta, eso sí, que hay que hacerlo dentro de unos plazos. La congelación debe ser antes de los 35 años y la fecundación antes de los 50 para que sea eficaz y seguro.

Más de la mitad de las mujeres que congelan no tienen pareja (56%), un 37% tienen pareja pero no es el momento de ser madres y el 7% tienen pareja femenina

El proceso, que cuesta 2.500 euros aprox., comienza con un tratamiento hormonal de unos 10 días. Al final del tratamiento los síntomas son similares a los de una regla, con algo de pesadez y «te sientes hinchada», comenta Raquel. Al acabar el tratamiento, se hace la extracción de los ovocitos con sedación para que la mujer no tenga molestias.

Congelación de los óvulos

Una vez extraídos, los óvulos se llevan al laboratorio rápidamente para mantenerlos estables porque son grandes células, muy delicadas, que deben estar siempre a 37 grados de temperatura y necesitan ser tratados con precisión y velocidad.

El equipo de UR CEFIVA dirigido por el doctor Pedro de la Fuente.

Expertos en este proceso son los profesionales del centro de fecundación UR CEFIVA, en Oviedo. Allí tienen su laboratorio, como nos cuenta su directora Pilar Nieto, embrióloga: «los óvulos extraídos se dejan en un incubador y a las 38 horas se empiezan a «desnudar», es decir, hacemos un cribado para detectar los que están maduros para poder congelarlos». Según nos indica su compañera Inma Barros, «se busca congelar entre 12 o 20 ovocitos para garantizar un mayor porcentaje de éxito».

La clave está en la edad

El éxito de este proceso no es la cantidad sino la calidad y esto está directamente relacionado con la edad de la mujer. Antes de los 35 años, el proceso ofrece probabilidades de funcionar muy altas; después la congelación es fácil pero la fecundación se complica mucho más y las tasas de éxito bajan.

El 82% de las mujeres que congelan óvulos tienen menos de 38 años. Un 17% tienen entre 38 y 42 años

Lo habitual es que las mujeres se den cuenta de esta necesidad cuando ya están en el límite o ya ha pasado el momento de vitrificar sus óvulos. Como explica el doctor Pedro de la Fuente «a los 42 años ya no es tiempo de congelar si no de tener ya un bebé». La información es fundamental en este sentido y el doctor en este sentido da una pista «toda mujer de más de 25 o 30 años debería pedirle a su ginecólogo datos sobre su reserva ovárica» porque si esos datos son bajos y quiere ser madre, tendrá que planificar en congelar o tener un hijo antes de que sea demasiado tarde.

Los doctores Pedro de la Fuente y Julio C. Quintana en la clínica UR CEFIVA de Oviedo

Las razones para congelar

Las motivos de carácter social, como el caso de Raquel, por cuestiones laborales o por querer tener una casa antes de tener los niños, etc. son más del 70% de los casos que se encuentran en Cefiva para retrasar la maternidad.

El 70% de las mujeres que congelan sus óvulos lo hacen por razones sociales, un 16% por cáncer, el 8% por exceso de óvulos, un 3,5% por motivos religiosos y un 1% por cambio de sexo.

Otra razón, ya solo el 16%, son mujeres que acuden porque se tienen que someter a procesos de quimioterapia que pueden afectar a la fertilidad. Es importante que la mujer que se encuentra en un proceso de cáncer sea consciente de que puede superarlo y ser madre después.

La profesión influye en la decisión

No cabe duda de que la carrera profesional es una gran motivación para recurrir a la vitrificación de los óvulos. En este sentido es llamativo como las mujeres que trabajan en el sector sanitario son las que más hacen uso de este proceso. Más de una cuarta parte son médicas, enfermeras o farmacéuticas. Su conocimiento del proceso y disponer de la información es clave para que acudan con mayor proporción, además de la exigencia propia de sus carreras profesionales. Otra cuarta parte la conforman mujeres ingenieras, empresarias o mandos intermedios. Un 17% son profesoras y otro tanto son administrativas. También destacan con un 11% policías, guardias civiles y militares que necesitan posponer la maternidad.

El director de la clínica UR CEFIVA, Dr. Pedro de la Fuente con las embriólogas Pilar Nieto e Inma Barros.

Seguimiento del proceso

Según establece la ley, una vez concluida la vitrificación, la clínica llama una vez al año a las mujeres que congelan óvulos para preguntar qué planes la mujer respecto a la maternidad. El mantenimiento de los óvulos tiene un coste de 100 euros al año. Aunque a nivel legal no hay un límite para hacer la inseminación del óvulo, la clínica UR CEFIVA ha marcado en 50 años el tope para que la mujer no corra riesgos.

La durabilidad de los óvulos congelados está demostrada, se realiza su preservación en nitrógeno líquido desde 2008 y según la embrióloga Pilar Nieto aún «no se ha notado ningún cambio en los óvulos». Según indica, la técnica se ha refinado tanto que si el óvulo congelado «cumple con las condiciones de calidad que decíamos antes, no tiene apenas diferencias con las fecundaciones en óvulos frescos».

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