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Erradicar el consumo de tabaco es algo que los gobiernos de casi todo el mundo se han propuesto en las últimas décadas, desde que se conocen claramente sus nocivos efectos para la salud. La estrategia ha sido ir prohibiendo su consumo en diferentes ámbitos. Es ... un avance geográfico que se topa siempre con el rechazo de fumadores que esgrimen su libertad para drogarse, aunque sea a costa de la salud de quienes les rodean. En España, el campo de batalla ahora está en la terraza de los bares, pero otros países vetan ya su consumo incluso en la vía pública o el vehículo privado.
Reino Unido, donde se estima que 76.000 ciudadanos mueren a consecuencia del consumo de tabaco, apuesta por una fórmula diferente: prohibir la venta de todos los productos relacionados con el tabaco a los nacidos después del 1 de enero de 2009. O sea, si la propuesta de ley presentada esta semana es aceptada, todos los que ahora tienen menos de 15 años no podrán comprar tabaco legalmente en Inglaterra y Gales. Nunca. Hoy es imposible porque son menores, pero tampoco podrán hacerlo cuando tengan 40 años porque la edad legal para adquirir esta sustancia irá creciendo con ellos desde 2027: cada doce meses, un año más.
También será ilegal que alguien de mayor edad adquiera cigarrillos y vapeadores para dárselos a los nacidos después de 2009, como sucede actualmente con los menores. Todos los que se salten esta normativa serán multados en función de los castigos estipulados en el nivel 4 de la legislación inglesa (2.500 libras esterlinas) y del nivel 3 en la de Gales (1.000 libras).
El objetivo es crear la primera 'generación sin humos' de la historia, evitar que quienes hoy tienen 15 años adquieran el hábito de fumar. «Si queremos construir un futuro mejor, debemos ocuparnos de la principal causa prevenible de mala salud, discapacidad y muerte: el tabaquismo», justificó el primer ministro Rishi Sunak.
La Ley del Tabaco y el Vapeo también regulará ese último de forma más estricta. Porque uno de cada cinco británicos menores ha probado el vapeo. Para evitar que su número continúe creciendo -se ha triplicado en los últimos tres años-, el Gobierno podrá restringir los sabores y la forma en la que se publicita. Además, todo producto que incluya nicotina tendrá que estar también fuera de la vista de los menores en los comercios.
Pero el Ejecutivo asegura que no busca «criminalizar el consumo de tabaco», ya que quienes actualmente pueden acceder legalmente a esta sustancia podrán seguir haciéndolo hasta que mueran. Tampoco se perseguirá ni se multará a quienes fumen, independientemente de la edad que tengan.
1,7 millones de fumadores
dejarán de serlo si se aprueba la ley, según el cálculo del Gobierno.
Según los cálculos del Gobierno, la medida reducirá el número de fumadores en 1,7 millones para 2075. Eso supone que se evitarán 115.000 casos de enfermedades cardiovasculares y respiratorias, entre las que destacan los infartos y el cáncer. Y se traducirá, en un ahorro para la sanidad pública estimado en varios miles de millones de libras esterlinas, aunque los dirigentes no han detallado la cifra. Se estima que el tabaquismo cuesta en torno a 17.000 millones al año, 6,9 céntimos por cada libra recaudada en impuestos.
«Teniendo en cuenta que sabemos desde hace décadas que el tabaco mata, es inaceptable que siga cobrándose tantas vidas», sostiene la doctora Charmaine Griffiths, directora de la British Health Foundation. «Hacen falta medidas contundentes para solucionar este problema que afecta sobre todo a las clases más desfavorecidas, por lo que aplaudimos la atrevida iniciativa del Gobierno», sentencia.
17.000 millones de libras esterlinas
cuesta el consumo de tabaco en Reino Unido cada año a las arcas del Estado.
Aunque el debate de la ley aún no tiene fecha, todo apunta a que será aprobada. Por un lado, porque los laboristas están a favor de ello; por otro, porque los conservadores no tendrán que ceñirse a la política del partido y podrán votar en conciencia. Y muchos están de acuerdo. No obstante, la exprimera ministra Liz Truss, ya mostró su desacuerdo con lo que considera un avance para el «estado niñera que da alas a quienes quieren cercenar las libertades». Su correligionario, Boris Johnson, se ha pronunciado en las mismas líneas pero con su habitual estilo: «Esto provocará un 'apartheid del tabaco'. Es una chaladura». Por su parte, Nueva Zelanda, que fue pionera proponiendo una legislación similar, la acabó descartando.
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