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Jueves, 27 de febrero 2020
En su realidad paralela, Donald Trump volvió el miércoles de su viaje a la India y decidió tomar el control de la situación con el coronavirus, que ha provocado lo que más teme: el desplome de los mercados. Para el hombre que acuñó el término ... del 'fake news», la mejor defensa siempre es negar la evidencia. Y en este caso, además, poner al frente al vicepresidente Mike Pence, nuevo zar contra el virus que, a su juicio, no llegará a Estados Unidos.
Así pues, «la infección parece haber remitido en los últimos días», concluyó el presidente estadounidense, que dijo haberse enterado recientemente del número de muertes que deja cada año una gripe normal en el país, entre 25.000 y 69.000. «¿Te lo puedes crees? ¡La gripe!». Tan familiarizado como está con el tema, aseveró que EE UU no corre ningún riesgo de sufrir la nueva epidemia, «gracias a todo lo que hemos hecho», aclaró. Pero a esa misma hora las autoridades sanitarias anunciaron el primer caso de contagio sin que la víctima, una mujer californiana, haya salido del país o recuerde contacto con algún viajero. El Gobierno californiano estima, de hecho, que podría ser el principio de un «contagio comunitario», que indicaría más gente infectada de la que se ha detectado.
«Estamos en un nivel muy bajo de riesgo», insistió Trump. «A medida que se mejoran (los 15 infectados, la mayoría procedentes de un crucero), los quitamos de la lista y pronto estaremos en uno o dos casos», afirmó triunfante. De todas formas, por si le fallara el cálculo, «la vacuna se está desarrollando muy rápidamente».
Por contra, el Centro para el Control de Infecciones (CDC, por sus siglas en inglés), había advertido horas antes de que la implantación del virus en EE UU resulta inevitable. «La única cuestión es cuándo». Precisó, asimismo, que a la vacuna en la que se está trabajando le quedan al menos ocho meses, admitió el doctor Tony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias e Infecciones.
Pese a ello, Trump insiste: dice haber encargado «un montón de mascarillas» que no va a necesitar, solo por estar preparado. «De verdad, no creo que lleguemos a eso ni de lejos, nuestras fronteras están muy controladas», quiso destacar.
Mientras, en el Congreso estadounidense la portavoz Nancy Pelosi señaló que no es momento de hacer política cuando hay vidas en juego. Sin embargo, por la misma razón le dijo sin ambages al vicepresidente Pence que no le considera la persona adecuada para liderar la lucha del país frente al COVID-19, dado su historial con el tratamiento del sida mientras fue gobernador de Indiana.
Lo que más preocupa a Trump ahora es la evolución de los mercados en año electoral, de cuyo batacazo culpó a la mala actuación de los demócratas en los debates. Prueba de su verdadera inquietud es que haya añadido al equipo de Pence al secretario del Tesoro Steve Mnuchin y al director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca Larry Kudlow. Lo único tranquilizador es el nombramiento de la embajadora Debbie Birx como coordinadora, debido a su experiencia en la epidemia del HIV con tres gobiernos anteriores. «¡Estamos listos para cualquier cosa!», afirmó Pence este jueves en la Conferencia de Acción Política Conservadora.
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