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La escalada belicista en Europa y Oriente Medio, con la respiración contenida desde la invasión rusa de Ucrania y el agravamiento del conflicto armado entre Israel y Palestina, ha supuesto para el mundo occidental 'el retorno de la guerra', que además de un hecho irrefutable ... es el título de la conferencia que hoy va a ofrecer en el Ateneo de Santander (19.30 horas) Federico Aznar Fernández-Montesinos, que es capitán de Fragata, doctor en Ciencias Políticas y otra excepcional propuesta del Clúster de la Industria de Defensa en Cantabria.
-'El retorno de la guerra'... ¿A cuál de todas se refiere?
-A la guerra como hecho social y como acto político.
-¿Qué mensaje viene a dejar en Santander?
-Que la guerra se encuentra en clara relación con la geopolítica. Que es la alteración abrupta y sangrienta del orden vigente. Y que, aunque queramos, no vamos a poder sustraernos a las dinámicas en que está inmerso el mundo, como ya dejó claro la pandemia del covid-19.
-Usted es experto en cultura, civilización y religión islámica y en las relaciones entre España y el Norte de África.
-Sí.
-¿Cómo diría que son ahora mismo esas relaciones?
-Ahora y siempre, complejas. Piense que Marruecos y Argelia son dos países que mantienen sus fronteras cerradas, un caso único junto al de Corea del Norte y Corea del Sur.
-Hay quien cree que esos lazos, se mantienen porque como países fronterizos que son están obligados a mantener una entente cordiale.
-Eso no es así. De hecho, el entorno próximo de seguridad europeo alcanza hasta el Sahel. No. España está interesada no solo en la estabilidad de la región sino en su desarrollo. Hay 1.000 empresas españolas en Marruecos. Y unos atentados yihadistas perpetrados en Argelia en 2012 afectaron gravemente al suministro de gas a España y a Italia. Y a mayor desarrollo, mayor comercio y más estabilidad.
-¿Qué papel juegan en esa estabilidad las buenas relaciones de ambas Casas Reales, la española y la alauita?
-Su Majestad, el Rey, es un activo para la diplomacia española. Su papel está perfectamente definido en la Constitución, y para el desempeño de sus deberes suma el hecho de ser la personificación de una institución histórica y con un pasado muy relevante junto a la experiencia y el conocimiento de los decisores que proporcionan los largos años de ejercicio de su función constitucional.
-El comandante del patrullero Isla Pinto, Miguel Ángel López, advirtió recientemente de que «tanto en Ceuta como en Melilla debemos recordarle a Marruecos que España sigue siendo dueña de ambas ciudades y que estas tienen aguas territoriales con una suerte de derechos que se tienen que respetar». ¿Suscribe estas palabras?
-Ceuta y Melilla son dos ciudades españolas y que se sienten así desde hace siglos. De hecho, Ceuta antes que española fue portuguesa aún desde antes de que los otomanos liderados por Solimán el Magnífico conquistasen Constantinopla a Constantino IX. Y Melilla no le anda a la zaga. El 4% del territorio turco pertenece a Europa. Los palacios nazarís de Granada no tienen nada que envidiar a los de Fez y Meknes. En Torre Pacheco (Murcia) hay proporcionalmente más población magrebí que en Ceuta o en Melilla. E Isla Pinto es una isla frente al puerto de Mahón que fue base naval británica.
-¿Qué quiere decir?
-Quiero decir que hay que reconciliarse con la realidad y con una Historia siempre cargada de matices y contradicciones. Además, los sueños imperiales no tienen sitio ni sentido en la era de la globalización.
-¿África es el gran peligro para España?
-El gran peligro es la ignorancia. África es la gran oportunidad.
-Usted es autor de cinco libros, el primero de ellos titulado 'Entender la guerra en el Siglo XXI'. ¿En verdad se puede entender la guerra en el Siglo XXI?
-A la naturaleza se la explica, al hombre se le comprende. El drama de las guerras es que tienen sentido, pero un sentido político. Como dijo el general Clausewitz, en el sentido de que toda guerra es «continuación de las relaciones políticas... por otros medios». Es esa la manera de entenderlas, desde la política. Ni social, ni militar ni religiosamente... ni mucho menos humanamente son entendibles.
-¿Qué final augura al conflicto entre Israel y Palestina?
-Gestionar un atentado terrorista es muy difícil y más aún uno tan criminal como el que tuvo que soportar Israel a finales de 2023. La espiral acción reacción la utiliza el terrorismo porque funciona, priva de la iniciativa y somete a quien la sufre a los tiempos del terrorista. Dicho lo cual, no creo que la situación final vaya a ser muy diferente a la inicial, salvo en el número de muertos y heridos que este conflicto ha provocado.
-¿Y cómo se resolverá la invasión rusa de Ucrania?
-Con un acuerdo tácito entre las dos partes.
-¿Vamos a vivir siempre en esa zona gris que existe entre la guerra y la paz?
-Siempre hemos vivido en ella, no hay nada nuevo. La zona gris es el espacio que hay entre las actuaciones de buena fe y el uso de la violencia. Son actuaciones «no pacíficas» y estas se producen cuando se pugna por algo y no se quiere romper completamente por ello con otro país y que es lo que implicaría una guerra.
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