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La ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Sara Aagesen, y su homólogo en la cartera de Cultura, Enrnest Urtasun, rubricaron ayer con un selfie ... su alegría por la culminación de unos de los proyectos más ambiciosos en materia de ahorro energético que han sido llevados a cabo en España: convertir un edificio del siglo XIX, Bien de Interés Cultural (BIC), en ejemplo a seguir en la aplicación de tecnologías de futuro para consumir la mínima electricidad posible y rebajar así las emisiones contaminantes. El protagonista ha sido el Teatro Real de Madrid que, como en la imagen, ha unido cultura y sostenibilidad para alumbrar una obra única en muchos sentidos.
La más singular de todas las intervenciones técnicas llevadas a cabo en los últimos años por la dirección del coliseo madrileño es la instalación de un suelo solar en la cubierta del edificio, que será visitable y que suma un nuevo mirador para Madrid a los espacios públicos del mismo.
Inaugurado oficialmente un día después del Día Mundial de la Eficiencia Energética, está compuesto por 2.198 baldosas fotovoltaicas que, extendidas a lo largo de 1.500 metros cuadrados en la azotea, generan 190 megavatios/hora de energía al año -lo que consumen de media 20 hogares-, funcionando como una enorme placa solar que minimiza su impacto visual, al integrarse perfectamente en el diseño arquitectónico del edificio.
«Este logro técnico lleno de valor simbólico», como destacó Aagesen durante el acto de inauguración con las autoridades, es fruto de la I+D desarrollada por una empresa española en materia de energía fotovoltaica. Onyxsolar tiene desde 2015 la patente mundial de estas baldosas solares ultrarresistentes -cada metro cuadrado soporta hasta 500 kilos- que además están pensadas para alojar eventos, ya que su tratamiento antideslizante ofrece la seguridad que estos exigen.
No hay otro edificio de las características del Real que tenga esta solución fotovoltaica, de hecho fueron los primeros en solicitar la instalación de una en España. El Museo de las Artes y las Ciencias de Valencia tiene otra terraza solar de estas características, pero de menor tamaño y un edificio moderno. El reto en el caso del Real era precisamente llevar a cabo estas obras sin alterar el valor histórico del edificio, protegido como BIC.
Esta cubierta solar transitable es la guinda de un proyecto de rehabilitación energética que comenzó en el año 2019 y que ha contado con otro tipo de actuaciones. A saber: iluminación eficiente led, la sustitución de equipos de producción de frío y calor por equipos de alto rendimiento con refrigerante de muy bajo potencial de calentamiento, sustitución de motobombas, ventiladores, análisis de calidad de aire, sustitución de caldera de preparación de agua caliente sanitaria por bomba de calor de alto rendimiento y el ajuste de la programación del sistema de climatización, entre otros.
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Con todo, el objetivo era convertirse en un edificio de consumo casi cero. Han logrado pasar de una calificación D a una A en consumo energético y, tal y como destacó el director general de la institución, Ignacio García-Belenguer, ha reducido este último a casi la mitad (un 48%). «Estábamos en un consumo de energía de 7 gigavatios hora al año -concretó- y ahora llegaremos a estar por debajo de 4 pero es que, además, hemos valorizado casi 1 gigavatio».
Esto último está relacionado con el sistema de créditos CAES, en el que también el Teatro Real marcó un hito. Este es un programa por el que, por cada actuación que demuestre un ahorro de energía determinado, se recupera parte de la inversión realizada para destinarla a nuevas reformas. La del Real, además, fue la única intervención singular que generó los primeros créditos en nuestro país.
Con todas las actuaciones realizadas hasta el momento, se ha conseguido evitar la emisión de 411 toneladas de CO2 a la atmósfera, lo mismo que la capacidad anual de absorción de 2.378 árboles.
El objetivo era ser el teatro más sostenible de España, título que ya se pueden atribuir, y no pierden el norte de llegar a ser uno de los más sostenibles de Europa y del mundo. El compromiso con la sostenibilidad, dijo Gregorio Marañón, presidente del Teatro Real, es a largo plazo «y sin vuelta atrás».
Este proyecto forma parte del Plan de Transición Energética de la Administración General del Estado, por el que el Gobierno quiere dar ejemplo de cómo adaptar el parque inmobiliario público a las exigencias de reducción de emisiones que impone la emergencia climática.
En este sentido, la vicepresidenta Aagesen erigió la obra del Real como «un ejemplo de cómo pasar a la acción en eficiencia energética y en energías renovables y de hacia donde debe navegar la sociedad» en un momento donde se quiere «desinformar sobre el cambio climático».
Las obras han sido posibles gracias a la subvención de los fondos Next Generation, que han aportado 5,3 millones de euros, una partida aprobada en 2022 y que se hizo efectiva en los presupuestos del año pasado.
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