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J. Luis Alvarez
Madrid
Viernes, 1 de septiembre 2017, 09:44
«Desde aquí se ve todo». Eso es lo primero que dicen el piloto y el operador del radar Pegasus cuando un pasajero se sube por primera vez en un helicóptero de la DirecciónGeneral de Tráfico(DGT). Y es verdad. Todo parece un tablero por donde se mueven los coches, unos más deprisa que otros. Y eso se percibe a simple vista, sin emplear radares.
Por este motivo, el departamento que dirige Gregorio Serrano va a reforzar la regulación, vigilancia y el control del tráfico desde el aire. Hasta ahora, la DGT contaba con una flota de helicópteros que, desde sus bases, dan cobertura a toda la península, pero que al caer la noche tienen que estar en tierra al carecer de sistemas de navegación nocturna.
La alternativa era la incorporación de aeronaves de ala fija, tales como son los drones y las avionetas. Ambos aparatos sí están preparados para el vuelo nocturno y, en el caso de los aparatos teledirigidos, su mantenimiento es muchísimo más barato.
Los técnicos de Tráfico llevan tiempo trabajando en el proyecto del uso de drones, pero se les ha adelantado la avioneta, que fue ayer presentada. Se trata de un sencillo aparato bimotor dotado de cámaras y conectado en tiempo real a tierra, para ofrecer al centro de control toda la información sobre el estado de la circulación y, a buen seguro que en un futuro no muy lejano, se le incorporará un Pegasus.
La aeronave está estos días realizando vuelos de pruebas en la isla de Gran Canaria para determinar de manera real su potencial y aplicación de los medios aéreos disponibles para la observación desde el aire del tráfico y «la detección de determinadas infracciones», según explican desde la DGT.
La aeronave elegida para la realización de estas pruebas, denominada MRI, reúne una serie de características que «la habilitan como una opción de vigilancia de tránsito viario potencialmente efectiva, ya que dispone de un rango de velocidades de operación compatibles con las velocidades de tráfico, autonomía y alcance elevado y posibilidad de embarque de sistemas de captación de imágenes, entre otras».
Los actuales helicópteros de la DGT –buena parte de ellos serán renovados porque están próximos a finalizar su ciclo operativo– cuentan con un radio de acción de unos 200 kilómetros desde su base, distancia que duplicará con facilidad una avioneta como la que se emplea en las pruebas.
Según Gregorio Serrano, con la incorporación de avionetas y drones a la DGT, se «ampliará la actual cobertura de vigilancia área del tráfico en carretera para determinados operativos y para el control de conductas de riesgo». Pero además, supondrán, según dijo, «importantes mejoras en la seguridad vial y en la racionalización del gasto, ya que se utilizará cada medio aéreo según el tipo de operación de que se trate».
Mientras tanto y a la espera del despliegue aéreo, los pilotos de la DGT quieren dejar claro que son funcionarios y no guardias civiles, como muchos conductores les atribuyen por error.
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