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P. Amo y Marina Zamora
Sábado, 6 de mayo 2023, 00:06
España acabó el invierno con una sequía de larga duración y marzo se despidió como el segundo más cálido y con menos lluvias de este siglo, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Con las reservas y las temperaturas experimentando una escalada inhabitual para un mes de abril, todo apunta a un agravamiento de la sequía meteorológica de larga duración que comenzó en la Península Ibérica a finales de 2022.
El último informe del Servicio Climático Copernicus de la UE reveló hace unos días que las temperaturas en Europa aumentaron el año pasado el doble de la media mundial. Junto a un descenso de las precipitaciones, eso provocó que la sequía avanzase por todo el continente, registrando los segundos índices de humedad más bajos de los últimos cincuenta años y una disminución del caudal en el 63% de los ríos europeos. Esta situación ha disparado las alarmas, lo que ha incrementado en todo el continente las tareas de vigilancia y monitorización con distintos métodos de las sequías, que se clasifican en distintos tipos en función de su naturaleza y sus efectos.
Se está en sequía meteorológica cuando se produce una escasez continuada de las precipitaciones. Es la sequía que da origen a los restantes tipos de sequía y normalmente suele afectar a zonas de gran extensión.
Es aquella con déficit de humedad en la zona radicular para satisfacer las necesidad de un cultivo en un lugar en una época determinada. En zonas de cultivos de secano va ligada a la sequía meteorológica con un pequeño desfase temporal dependiente de la capacidad de retención de humedad del suelo. En zonas de regadío va ligada a la sequía hidrológica.
Es aquella relacionada con periodos de caudales circulantes por los cursos de agua o de volúmenes de agua por debajo de lo normal.
Ocurre cuando la escasez de agua empieza a afectar a las actividades humanas. Periodos de sequía mayor de un año.
Aquellos episodios en los que un déficit de disponibilidad de agua ocasiona un deterioro del ecosistema y/o de sus servicios.
Se caracterizan porque comienzan repentinamente, evolucionan muy rápido y producen daños graves en los cultivos. Se intensifican rápidamente en escalas de tiempo de semanas a meses debido a otros factores como las altas temperaturas, la baja humedad, los fuertes vientos y los cielos despejados. De 5 días a un mes.
AUX STEP FOR JS
Las sequías flash son diferentes a las meteorológicas tradicionales, que afectan a grandes territorios y se producen de forma progresiva. Por el contrario, estas sequías repentinas se caracterizan por un rápido desarrollo e intensificación, lo que dificulta la alerta temprana y el seguimiento. Pueden aparecer y alcanzar su pico máximo en cuestión de días o semanas.
La escasez de lluvias es un elemento imprescindible pero el detonante se produce cuando la atmósfera, por una ola de calor o la aparición de vientos secos, demanda y no obtiene la humedad que en condiciones normales se evapora del suelo y transpiran las plantas. Ese intercambio de humedad entre la atmósfera y la vegetación del suelo se rompe, produciéndose una sequía veloz e intensa.
En condiciones de normalidad, el agua de lluvia riega los suelos y penetra en las plantas.
Mediante un proceso llamado evapotranspiración, la tierra y las plantas aportan la hidratación que demanda la atmósfera.
Si se produce una ola de calor y aparecen vientos secos, la demanda de agua de la atmósfera se dispara y el suelo sufre una rápida sequedad que produce la muerte por estrés de la vegetación.
AUX STEP FOR JS
La España húmeda, que no sufre un déficit endémico de agua como la cuenca del Segura, empieza a sentir las secuelas del calentamiento global. Sobre todo con la recurrencia de las llamadas sequías flash, que aparecen repentinamente, se desarrollan con mucha rapidez y producen daños devastadores en las cosechas. Son frecuentes en Galicia y otras zonas del noroeste, hasta el punto de representar el 40% de las estudiadas en España entre 1961 y 2018, concluyó un estudio del Instituto Pirenaico de Ecología. Debido a que aparecen prácticamente de improviso y se intensifican aceleradamente, a menudo pillan desprevenidos a los agricultores y las autoridades, que en muchas ocasiones no tienen ni tiempo de reacción ni recursos para mitigar los daños.
Científicos del Instituto Pirenaico de Ecología, adscrito al CSIC, han desarrollado un sistema de seguimiento casi en tiempo real de las sequías repentinas en toda España, basado en el llamado Índice Estandarizado de Precipitación y Evapotranspiración (SPEI). ¿Cómo funciona el sistema? Los datos meteorológicos diarios (precipitación, temperatura máxima y mínima del aire, humedad relativa, duración de la insolación y velocidad del viento) se registran desde la red de estaciones meteorológicas de la Aemet.
Esos datos son sometidos a un control de calidad, se agregan semanalmente y se interpolan para obtener conjuntos de datos cuadriculados para cada variable meteorológica, que se utilizan para calcular el Indice de Evapotranspiración de Precipitación Estandarizado (SPEI). El sistema ofrece información de las condiciones de sequía con una alta resolución (1,1 km por 1,1 km) y frecuencia temporal (semanal). Gracias a este sistema, los científicos españoles del CSIC han podido analizar las sequías repentinas aparecidas desde 1961 hasta nuestros días.
Los científicos del CSIC han constatado que esas sequías repentinas son más frecuentes en los territorios más húmedos de la Península Ibérica, fundamentalmente en Galicia y otras zonas del noroeste. En los últimos años han aparecido múltiples estudios que apuntan a una mayor frecuencia de este tipo de devastadoras sequías en todo el planeta a causa del cambio climático.
El CSIC y la Aemet colaboran en la utilización de este monitor de la sequía meteorológica que permite en tiempo real obtener información de las condiciones en cada punto del territorio, lo que permite determinar si esas se atenúan o por contrario se agudizan. Esta información es clave para poder anticipar medidas que ayuden a pronosticar y en algún caso mitigar los efectos en los cultivos, zonas de pasto, ríos y embalses.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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