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marta g. rumoroso
Jueves, 25 de febrero 2016, 09:25
Sobran las palabras en una sociedad que acusa el problema, tan grave y a la vez delicado, de la violencia de género. Cuando se aborda este tema la primera cuestión que se trata es la de la protección a las víctimas. ¿De qué manera se puede ayudar a las personas que se ven envueltas en estas circunstancias? Hasta la fecha las medidas que se han llevado a la práctica han resultado, a la vista de los hechos, insuficientes.
Los estudiantes del Centro Puente I que participan en esta edición del programa STARTinnova, junto con el apoyo de su empresa mentora, Grupo Clave, le han dado vueltas a esta cuestión en un intento de aportar su granito de arena para responder esta pregunta. Precisamente, el tamaño de ese granito de arena puede servir de metáfora para hacer referente al tamaño del mecanismo que han diseñado como intento para ofrecer protección a las víctimas de la violencia de género.
Tecnología 'invisible'
Se trata de una sofisticada tecnología que busca pasar desaparcebida, por lo que su tamaño resulta una parte fundamental que asegure el éxito de su misión. El minúscolo dispositivo va insertado en cualquier tipo de accesorio de joyería que lleva puesto la víctima, de tal manera que nadie lo identificase o asociase a otra función que no fuese ornamental.
Con este acabado final sería más fácil que la usuaria pudiera activarlo sin levantar sospechas. Su accionamiento resulta sencillo. Basta con apretarlo tres veces consecutivas para que la conectividad vía bluetooth con el móvil se traduzca en una llamada automática a la Policía alertando del aviso de peligro de la víctima, y de su localización exacta. Esta llamada al igual que las que se realizan al número 016 no deja rastro ni aparece en la factura telefónica. En el momento en que se realice, el agresor no será consciente de que se esté produciendo ya que el móvil no emitirá ninguna señal y mantendrá la estética de la pantalla oscura o apagada, que indican que el terminal no está operativo, cuando en realidad sí lo está.
El funcionamiento del mecanismo requiere de la instalación previa de una aplicación (App) gratuita que también han diseñado los jóvenes emprendedores. Según sus cálculos la distancia máxima que puede haber entre la víctima y el móvil para que éste funcione será de 100 metros.
El dispositivo debido a su tamaño podrá estar integrado en cualquier pieza de bisutería desde una pulsera hasta un colgante. De esta forma pasará inadvertido. Los jóvenes han descartado presentarlo adherido a un modelo concreto puesto que entonces se divulgaría su misión, echando por tierra su utilidad.
Los estudiantes han detectado que para combatir con el problema de la violencia de género había que ir un paso más allá de las pulseras controladas que llevan los agresores, que alertan de la proximidad al domicilio de la víctima pero que tiene una funcionabilidad con bastantes lagunas.
Su idea innovadora pretende servir de ayuda, intentando ofrecer una protección ante el miedo del matrato. Las destinatarias de esta propuesta son personas, con pareja o ex-pareja, que sufren o han sufrido maltrato, o tienen miedo de sufrirlo en cualquier momento en cualquiera de sus expresiones: físicas, psicológicas, etc., afectando a todas las edades, sexos, razas, y clases sociales.
En esta sociedad hay muchas cuestiones que demandan atención. Los alumnos del Centro Puente I han aprovechado la oportunidad que les ha dado STARTinnova para emprender, pasando de las palabras a los hechos. El valor de su iniciativa ha merecido estar en la final de esta tercera edición del programa.
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