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Viernes, 4 de diciembre 2020, 12:03
El mercado español de telecomunicaciones es uno de los más activos del mundo. En 2019, más del 91% de los hogares del territorio nacional contaban ya con acceso a internet, de los cuales más del 99% usaban conexiones de banda ancha. Con este nivel de extensión de las conexiones, por encima de la media europea, es de esperar que el mercado esté cada vez más lleno de teleoperadoras que luchan por hacerse con la mayor cantidad posible de clientes.
Esta feroz competencia acaba resultando en mejores condiciones para el usuario, que tiene a su alcance una amplia oferta de servicios ajustados a todo tipo de necesidades. Sin embargo, también significa que un usuario sin grandes conocimientos en el tema se vea arrollado por una avalancha de gigas, megas, datos y otro tipo de servicios, llegando a no saber realmente qué está contratando ni cuánto necesita.
Para no caer en el error de acabar pagando tarifas muy caras con anchos de banda o servicios que no vas a utilizar, es muy importante saber cuáles son las grandes bases de todas las tarifas, y qué necesitas contratar sin malgastar tu dinero.
La velocidad de la conexión a internet en casa se mide por megas por segundo o Mbps, sin importar si utilizas ADSL o fibra óptica. Los megas reflejan la máxima velocidad de carga y descarga que tu conexión soporta, marcando así cuánto tiempo tardarán los archivos en movilizarse, cuántos dispositivos pueden acceder simultáneamente a internet o qué calidad de servicios de retransmisión o streaming es posible, entre otras cosas.
Las conexiones de ADSL ofrecen una velocidad de descarga de entre 10 Mbps y 35 Mbps. Se trata de una velocidad básica que tiende a ser suficiente para labores sencillas como consultar páginas web, enviar correos o usar servicios de streaming como Netflix en resoluciones bajas.
Además, la velocidad de conexión por ADSL no está garantizada, pues las características técnicas del cableado hacen que se pierda velocidad cuanto más lejos esté el hogar de la central, con lo que la velocidad real de conexión puede llegar a ser la mitad de la contratada.
También está la velocidad de carga de archivos, que es independiente de la de descarga, y en el caso del ADSL es siempre menor. Influye en cuando estamos enviando información en lugar de recibirla, como al adjuntar un archivo en un mail.
La fibra óptica es una tecnología mucho más moderna y resulta, en todos los sentidos, superior al ADSL. La conexión es más estable, sufriendo de menos interrupciones, y su rango de velocidades va desde los 50 Mbps a las altísimas velocidades de hasta 1Gbps, es decir, 1024 Mbps, que algunas pocas operadoras como Virgin telco ofrecen. Además, la fibra óptica posibilita la existencia de conexiones simétricas, con la misma velocidad de carga y de descarga de archivos.
Pero, entre 50 Mbps y 1024 Mbps la diferencia es enorme y, evidentemente, esto se traduce también en una tarifa de mayor precio. Limitarse a contratar por defecto la mayor velocidad no es necesario en la gran mayoría de los casos, puesto que la fibra óptica media o incluso la más básica serán más que suficientes para muchos perfiles de usuario, y no notarían la diferencia con una velocidad mayor pese a estar pagando más de lo que necesitan.
Estos son los factores principales a tener en cuenta a la hora de elegir velocidad:
Dispositivos conectados simultáneamente
Cada aparato que se conecta a la vez a la red consume su propio ancho de banda, incluso si está haciendo lo mismo que otros. Así, un hogar en que solo haya un ordenador y un móvil conectados a la red tendrá un consumo mucho menor que otro con dos ordenadores, una smart tv, una videoconsola, tres líneas móviles y una tablet, por poner un ejemplo.
Necesidades de velocidad
Un gamer competitivo jugando online a algunos juegos necesita de una latencia muy baja, para lo cual es necesaria una velocidad alta. Un profesional audiovisual puede necesitar descargar y enviar de forma habitual archivos de gran volumen, por lo que, si no quiere soportar largas esperas, también necesitará de una buena velocidad. Un streamer, o un hogar en que se reproduzcan habitualmente servicios como Netflix o Amazon Prime Video en alta resolución y en varios dispositivos a la vez, también requerirá de mayor velocidad.
Algunos ejemplos
Estos son los requisitos de velocidad aproximados para algunos de los servicios o actividades más comunes:
Consultar páginas con imágenes o contenido audiovisual: 6 Mbps
Videollamadas con uno o pocos participantes: 10 Mbps
Ver Netflix en SD: 3 Mbps
Ver Netflix en HD: 5 Mbps
Ver Netflix en 4K: 25 Mbps
Ten en cuenta que estos consumos son aproximados, e independientes para cada dispositivo conectado. Si hay varios, necesitarás sumar sus consumos para hacerte una idea de la velocidad que necesitas.
Un giga, o Gb, son 1024 megas. Sin embargo, en las tarifas de telecomunicaciones, los megas y los gigas se refieren casi siempre a dos cosas distintas. Mientras que los megas son en realidad los Mbps de velocidad de conexión, los gigas se refieren habitualmente al tráfico de datos que tenemos al mes en nuestras líneas móviles.
Cuando tu móvil no está conectado a ninguna red de wifi, sigues pudiendo conectarte a internet y hacer todo tipo de actividades si tienes contratados datos móviles. Sin embargo, estos datos no son infinitos: la tarifa marca cuál es su límite. Una vez superado este valor, depende de la compañía en concreto la medida que se tome. Pueden restringir la velocidad, cobrar un suplemento o una combinación de ambas. Algunas incluso permiten acumular datos sobrantes de un mes para el siguiente.
Dependiendo del uso que des al móvil, unos pocos Gb pueden ser más que suficientes, mientras que otros usuarios pueden encontrarse con que, aún con una tarifa amplia, sus datos nunca aguantan hasta fin de mes.
De forma parecida a como ocurre con la velocidad, depende totalmente de nuestra actividad. Si solo utilizas los datos de tu móvil para consultar algunas web, mandar correos o usar servicios de mensajería como WhatsApp, las tarifas más básicas de 6 o 10 Gb serán más que suficientes. Podrías necesitar incluso menos. Un devorador de series y películas en el móvil, un gamer de móvil o un adicto a las redes sociales que suba gran cantidad de fotos y videos, necesitarán mucho más.
Algunas operadoras ofrecen servicios de Gb ilimitados, en algún ámbito en concreto o generales, como Virgin telco. Incluso en estos casos, aunque los datos disponibles son mucho mayores, hay que prestar atención a las condiciones concretas, pues tienden a tener algún tipo de limitación o techo de datos, que la compañía tiene que establecer para prevenir abusos.
Si tienes dudas de cuántos datos necesitas, todos los teléfonos actuales permiten consultar el historial de tráfico de datos usados. Ahí puedes hacerte una idea bastante aproximada de qué uso das a tus gigas, y aumentar o reducir tu tarifa según convenga.
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Ana del Castillo
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