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Sin descanso. Desde que tomó posesión, hace algo más de un mes, los días del obispo son puro ajetreo, con mañanas de reuniones y entrevistas, y visitas a las parroquias por toda la provincia mientras se pone al día sobre la situación de la Diócesis.

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Sin descanso. Desde que tomó posesión, hace algo más de un mes, los días del obispo son puro ajetreo, con mañanas de reuniones y entrevistas, y visitas a las parroquias por toda la provincia mientras se pone al día sobre la situación de la Diócesis. Daniel Pedriza

«Soy normal, no tengo superpoderes»

José Ahumada | Santander

Arturo Ros, un obispo con «vocación de cura de pueblo», se enfrenta cada día a una agenda interminable. «¡Hay tantas cosas que ver!»

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